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La gasolina no dura para siempre: por qué el mayor aliado contra los zombis es un timo
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La gasolina no dura para siempre: por qué el mayor aliado contra los zombis es un timo

Este material de tanta importancia geoestratégica (y en las películas apocalípticas), en realidad tiene una vida mucho más corta de lo que pensamos. Todo debido a los hidrocarburos que la componen

Foto: Foto: iStock.
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En toda buena película apocalíptica o de terror que se precie, siempre hay un arma que marca la diferencia y prende la mecha (y nunca mejor dicho) contra todo zombi, vampiro o monstruo alienígena: la gasolina. En las más recientes ficciones, como El Colapso o The Last of Us, vemos a los protagonistas que se pelean por este bien tan preciado, ya sea para defenderse como para alimentar el automóvil, incluso meses después de que la catástrofe suceda. Sin embargo, estas narraciones fallan al no tener un detalle científico presente: la gasolina, como cualquier producto, tiene fecha de caducidad. Y si es así, pierde sus cualidades y propiedades progresivamente, lo que quiere decir que su vida útil disminuye.

Así lo ratifica un artículo publicado en la revista Popular Mechanics, el cual cifra en unos pocos meses la esperanza de vida del combustible. Dependiendo de dónde se almacene, la gasolina aguantará más o menos, pero en todo caso tarde o temprano empezará a desprender un olor nauseabundo y a dejar de servir como combustible. "Si se deja a su suerte en el depósito del propio vehículo, tardará cuatro semanas en malograrse", asegura Matt Crisara, periodista del medio anteriormente citado. "Con un almacenamiento adecuado, puede tardar entre tres y seis meses, si está en buenas condiciones". ¿Por qué tan poco tiempo? En primer lugar, habría que definir bien lo que es la gasolina, que no es más que un producto del petróleo crudo, su materia prima.

El etanol hace que "la gasolina empiece a absorber vapor de agua presente en el aire, lo que acaba corroyéndola"

Como tal, la gasolina es una mezcla de hidrocarburos de distinta masa y peso, los cuales se queman para producir energía. En primer lugar, durante el proceso de fabricación se retiran los más pesados, para después mejorar su potencial de combustión con parafinas (alcanos), olefinas (alquenos) y los alcanos cíclicos (naftenos), a la par que se eliminan las impurezas en el proceso de refinado, como el azufre. Asimismo, se agregan otras sustancias que mejoran la mezcla, como el etanol y otros antioxidantes, con el objetivo de aumentar su esperanza de vida útil, algo que resultará contraproducente después.

Corrosión y oxidación

"La gasolina moderna tiene que actuar como lubricante, además de como combustible, y también tener propiedades antioxidantes y anticongelantes para ayudar a que el motor funcione como debe", recalca Crisara. El problema de que no sea tan duradera, precisamente está en el etanol, una sustancia que altera y acorta los tiempos de oxidación, evaporación y absorción del agua.

Muchos de los hidrocarburos que contiene, los más "ligeros", como se les suele llamar, terminan evaporándose con suma facilidad

El etanol hace que "la gasolina empiece a absorber vapor de agua presente en el aire, lo que acaba corroyéndola", asegura Richard Stanley, ingeniero químico, en declaraciones recogidas por IFL Science. Entonces, ¿por qué se añade si tan mal efecto causa a la mezcla? El etanol reduce la contaminación del aire y a la par ayuda a conservar mejor la gasolina, pero a su vez tiende a atraer agua con suma facilidad. Por ello, el etanol a cantidades elevadas resta el poder antioxidante de la gasolina y hace que se oxide más rápidamente.

Cuando el coche tiene aterosclerosis

Por otro lado, las olefinas son muy oxidativas: reaccionan rápidamente al oxígeno presente en el aire, solidificando la gasolina y creando una especie de película similar a una goma de plástico que puede acabar atascando el motor del coche si se deja a su suerte. "Es como la aterosclerosis de los automóviles", asegura por su parte James Speight, consultor ambiental y experto en petróleo.

Foto: Una ilustración del siglo XIX del pozo petrolífero de Oil Creek. (iStock)

Sin embargo, esta no es la única razón por la que la gasolina termina degradándose. Muchos de los hidrocarburos que contiene, los más "ligeros", como se les llama, terminan evaporándose con suma facilidad. "Estos son los responsables de que el motor se encienda, de ahí que si la gasolina está vieja puedes tener dificultades para encender el coche", asegura William Northrop, profesor de ingeniería mecánica en la Universidad de Minnesota.

"La gasolina es como el vino", compara Stanley, "una vez que la sacas de la botella, comienza a echarse a perder". Por tanto, si eres un poco 'prepper' y estás pensando en el próximo colapso de la civilización, lo mejor que puedes hacer es evitar que tenga contacto con el aire, con el agua o que esté en unas condiciones atmosféricas demasiado cálidas, como aconseja Northrop. "La gasolina es muy volátil", concluye Speight por su parte. "No vale la pena almacenarla en grandes cantidades, solo puede dar problemas".

En toda buena película apocalíptica o de terror que se precie, siempre hay un arma que marca la diferencia y prende la mecha (y nunca mejor dicho) contra todo zombi, vampiro o monstruo alienígena: la gasolina. En las más recientes ficciones, como El Colapso o The Last of Us, vemos a los protagonistas que se pelean por este bien tan preciado, ya sea para defenderse como para alimentar el automóvil, incluso meses después de que la catástrofe suceda. Sin embargo, estas narraciones fallan al no tener un detalle científico presente: la gasolina, como cualquier producto, tiene fecha de caducidad. Y si es así, pierde sus cualidades y propiedades progresivamente, lo que quiere decir que su vida útil disminuye.

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