Es noticia
No, no puedes con todo: 4 formas en las que ayudar a otros podría estar perjudicándote
  1. Alma, Corazón, Vida
Primero: uno mismo

No, no puedes con todo: 4 formas en las que ayudar a otros podría estar perjudicándote

Que sí, que compartir es vivir, y que también significa compartirse a uno mismo y estar presente en los peores momentos, pero ser un 'superayudante' también puede hacerte daño

Foto: (iStock)
(iStock)

Se suele decir aquello de "consejos vendo, pero para mí no tengo" cuando alguien ofrece para los demás la ayuda que no se ofrece a sí mismo. Ahora que la salud mental está más en la conversación social que nunca, es hora de revertir estos dichos, porque de eso se trata: la salud mental empieza en la nuestra propia.

Si eres de esas personas, te reconocerás fácil: ¿Antepones las necesidades de los demás a las tuyas, hasta el punto de que parece que nunca tienes tiempo para ti? ¿Se te olvida que contigo también pasas tiempo y que, de hecho, eres la persona con la que más tiempo vas a pasar en la vida? ¿Tratas a los demás con la paciencia y el cariño con los que no te tratas a ti cuando algún asunto se pone feo y estás triste o enfadado y te regañas por ello sin buscar otros caminos? Eres de esas personas.

Foto: Mejor que no. (iStock)

Lo llaman ser un 'superayudante', y sea como sea lo más importante es que podría estar haciéndote daño… Que sí, que compartir es vivir, y que compartir también significa compartirse a uno mismo, estar presente en los peores momentos de amigos y familiares, apoyarse, escucharse. Esto se trata de encontrar un equilibrio entre lo que te rodea y lo que te compone.

Cuidarnos para cuidar

Algunos de nosotros somos mejores ayudando a los demás que cuidando de nosotros mismos, o eso hemos aprendido a creer: las personas susceptibles al 'síndrome del superayudante', que recoge una conducta por la que las personas se sienten obligadas a ayudar a otros, pero no se ocupan de sus propias necesidades.

placeholder (iStock)
(iStock)

Puedes ser tú como puede ser cualquiera, claro, aunque si de un espacio poblado por ellos se tratase, habría que buscar en las profesiones asistenciales, es decir, en escuelas, residencias de ancianos y hospitales. Pero esta inercia también está presente en una oficina cualquiera, en una quedada entre amigos, a través de un teléfono.

Llegados a este punto toca decirlo: por amable que sea querer apoyar siempre a los demás, otro viejo dicho lo deja claro, porque "no se puede verter nada de una taza vacía". De hecho, puedes no sentirte vacío, pero estar vaciándote a medida que verbalizar para otros lo que no verbalizas para ti. Un gesto, una palabra, una decisión. Antes de que esa sensación de vacío invada tu vida (créenos si te decimos que no predice nada bueno), es importante detectar los signos de ser un superayudante. Estos son, según explican Jess Baker y Rod Vincent en la revista Happiful, las cuatro consecuencias adversas más comunes para que puedas empezar a ponerles conciencia.

El cansancio tiene motivos

placeholder (iStock)
(iStock)

Muchos ayudantes innatos se quedan sin energía al final del día, o al final de un rato prestando esta especie de servicios no remunerados, es decir, la ayuda constante que ofrecen a cambio de nada. El problema es que lo dan por sentado. Como si estar cansado todo el tiempo, no encontrar un hueco para sí, dormir mal y vivir con tensión muscular o dolores de cabeza constantes fuera normal. Pregúntate por qué te sientes irritable o simplemente agobiado.

Para empezar, con esta pregunta ya estarás enfocándote en ti, y si de paso buscas responderte con sinceridad, la primera tarea ya estaría hecha. La segunda, claro, sería asumir dicha respuesta, sea la que sea, también con sinceridad y ponerse en marcha si toca cambiarla.

A punto de explotar

placeholder (iStock)
(iStock)

¿Te sientes siempre al límite de algo que ni siquiera reconoces, como un globo a punto de explotar en cualquier momento? Es fácil decir que no quieres nada a cambio de ayudar, porque el altruísmo está muy bien, pero la realidad es que es difícil, y no siempre necesario o sano. Como mínimo, mereces agradecimiento y reconocimiento. ¿Te has parado a reflexionar sobre cuánto haces por los demás?

La autocrítica del ayudante

placeholder (iStock)
(iStock)

Es irónico que aquellos que son tan buenos para cuidar a los demás a menudo sean menos amables consigo mismos. La autocrítica de los ayudantes normalmente opera en dos niveles. ¿Te criticas a ti mismo por no ayudar lo suficiente (culpa del ayudante)? ¿Te criticas a ti mismo por experimentar los otros tres impactos adversos del 'síndrome del superayudante': por sentirte agotado, resentido o explotado?

Si te encuentras en un punto en el que le resulta difícil cuidar de sus propias necesidades, debes dar un paso atrás. Como todos los demás, hay momentos en los que necesita consuelo, descanso, tranquilidad, sustento o tiempo para usted mismo. Y si no expresas tus necesidades, ¿cómo puede alguien más saber cómo cuidarte cuando estás luchando?

Cuando te ocultas

placeholder (iStock)
(iStock)

Si nunca expresas ninguna necesidad, entonces es fácil (y conveniente también) que otras personas actúen como si no las tuvieras, para aprovechar tu ayuda. Si da la impresión de que no quiere nada a cambio, a menudo no obtendrá nada a cambio. Por eso es importante analizar detenidamente si algunas de las personas a las que está ayudando lo están explotando. ¿Realmente necesitan ayuda? ¿Necesitan tu ayuda?

Se suele decir aquello de "consejos vendo, pero para mí no tengo" cuando alguien ofrece para los demás la ayuda que no se ofrece a sí mismo. Ahora que la salud mental está más en la conversación social que nunca, es hora de revertir estos dichos, porque de eso se trata: la salud mental empieza en la nuestra propia.

Salud mental Social
El redactor recomienda