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Las palomas y los ordenadores se parecen mucho más de lo que crees, según un gran estudio
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Las palomas y los ordenadores se parecen mucho más de lo que crees, según un gran estudio

Una paloma no es un ordenador, y un ordenador no es una paloma; vale, pero no debemos subestimar las dotes de aquellas a las que ya nuestros antepasados adiestraron para transportar mensajes

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Una paloma no es un ordenador, y un ordenador no es una paloma; vale, pero si tenemos en cuenta las dotes de aquellas a las que una vez nuestros antepasados adiestraron para llevar de un lado a otro mensajes entre humanos, tampoco difieren mucho de esas máquinas que han acelerado el paradigma mismo de la comunicación. Pero, teniendo esto en cuenta, ¿es que pueden tener algo que ver estas aves con un montón de cables y pequeños dispositivos que hacen posible eso que llamamos Internet?

Pues resulta que sí, una paloma y un ordenador tienen mucho más en común de lo que parece. En un nuevo estudio, psicólogos de la Universidad de Iowa lo han demostrado. Para ello, examinaron el funcionamiento del cerebro de un grupo de dichas aves y cómo la "fuerza bruta" del aprendizaje estas comparte similitudes con la inteligencia artificial. El estudio, publicado el pasado mes de febrero en la revista Current Biology, tiene por título "Resolviendo la paradoja del aprendizaje asociativo por categoría de aprendizaje en palomas".

Foto: Las inteligencias artificiales necesitan dormir para aprender más (Owen Beard para Unsplash)

Los ordenadores emplean la misma metodología básica que el cerebro de estos animales, sostienen los investigadores, a las que se les puede "enseñar" cómo identificar patrones y objetos fácilmente reconocibles por las personas. En otras palabras, equiparan el enfoque repetitivo de prueba y error de las palomas con el que hace posible la llamada inteligencia artificial.

¿Cómo lo hacen?

Por supuesto, debido a su enorme memoria y poder de almacenamiento, sobra decir que los ordenadores ya superan con creces cualquier cosa que el cerebro de la paloma pueda conjurar. Pero el parecido es, cuanto menos, curioso.

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Para comprobarlo, primero dieron a las palomas pruebas de categorización complejas que el pensamiento de alto nivel, como el uso de la lógica o el razonamiento, no ayudaría a resolver. En cambio, las palomas sí pudieron memorizar suficientes escenarios en aquella prueba, alcanzando una precisión de casi el 70% de aciertos. Resulta que este proceso básico de hacer asociaciones, considerada una técnica de pensamiento de nivel inferior, es el mismo entre las palomas que participan en exámenes científicos y los últimos avances de la IA.

"Escuchas todo el tiempo sobre las maravillas de la IA, todas las cosas asombrosas que puede hacer", dice Ed Wasserman, profesor Stuit de Psicología Experimental en el Departamento de Ciencias Psicológicas y Cerebrales de Iowa y uno de los autores del estudio. "Puede vencer a las personas que juegan al ajedrez, o en cualquier videojuego, para el caso. Puede vencernos en todo tipo de cosas. ¿Cómo lo hace? ¿Es inteligente? No, está usando el mismo sistema o un sistema equivalente al que está usando la paloma aquí".

Una prueba "diabólicamente difícil"

De esta forma, el equipo de este trabajo quiso ir más allá, así que buscaron descifrar dos tipos de aprendizaje: uno, el aprendizaje declarativo, se basa en el ejercicio de la razón en función de un conjunto de reglas o estrategias, un llamado nivel superior de aprendizaje atribuido principalmente a las personas. El otro, el aprendizaje asociativo, se centra en reconocer y establecer conexiones entre objetos o patrones, como, por ejemplo, "azul cielo" y "mojado por el agua".

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Numerosas especies de animales utilizan el segundo, pero se cree que solo unas pocas, entre ellas los delfines y los chimpancés, son capaces de guiarse por un aprendizaje declarativo. Sin embargo, la IA está de moda, con ordenadores, robots, sistemas de vigilancia y muchas otras tecnologías que aparentemente "piensan" como humanos. Pero, ¿es ese realmente el caso, o la IA es simplemente un producto de ingeniosos aportes humanos? Las propias palomas pueden respondernos a esto.

El equipo de Wasserman ideó una prueba "diabólicamente difícil", como él la llama, para averiguarlo: A cada paloma de prueba se le mostró un estímulo y tuvo que decidir, picoteando un botón a la derecha o a la izquierda, a qué categoría pertenecía ese estímulo. Las categorías incluyeron ancho de línea, ángulo de línea, anillos concéntricos y anillos seccionados. Una respuesta correcta produjo una bolita sabrosa; una respuesta incorrecta no produjo nada. Lo que hizo que la prueba fuera tan exigente, destaca su autor, es su arbitrariedad: ninguna regla o lógica ayudaría a descifrar la tarea.

Maestras de la inteligencia

"Estos estímulos son especiales. No se parecen entre sí y nunca se repiten", apunta Wasserman, quien lleva estudiando la inteligencia de las palomas cinco décadas. "Tienes que memorizar los estímulos individuales o las regiones desde donde ocurren los estímulos para poder realizar la tarea".

"Las palomas son como maestras de IA. Están usando un algoritmo biológico, mientras que un ordenador está usando un algoritmo artificial que le dieron los humanos"

Cada una de las cuatro palomas de prueba comenzó respondiendo correctamente aproximadamente la mitad de las veces. Pero después de cientos de pruebas, el cuarteto finalmente aumentó su puntaje a un promedio del 68% correcto. "Las palomas son como maestras de IA", sostiene Wasserman. "Están usando un algoritmo biológico, el que les dio la naturaleza, mientras que un ordenador está usando un algoritmo artificial que le dieron los humanos".

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El denominador común es que tanto la IA como las palomas emplean el aprendizaje asociativo y, sin embargo, ese pensamiento de nivel básico es lo que permitió que las palomas alcanzaran una puntuación exitosa. Si las personas hicieran la misma prueba, explica, obtendrían una puntuación baja y probablemente se darían por vencidas.

"El objetivo era ver hasta qué punto un mecanismo asociativo simple era capaz de resolver una tarea que nos preocuparía, ya que las personas dependen en gran medida de las reglas o estrategias", agrega Wasserman. "En este caso, esas reglas se interpondrían en el camino del aprendizaje. La paloma nunca pasa por ese proceso. No tiene ese proceso de pensamiento de alto nivel. Pero no se interpone en el camino de su aprendizaje. De hecho, en cierto modo lo facilita". En este sentido, este experto ve una paradoja en cómo se entiende el aprendizaje asociativo: "La gente está cautivada por la IA que hace cosas asombrosas utilizando un algoritmo de aprendizaje muy parecido a la paloma", dice, "pero cuando se habla sobre el aprendizaje asociativo en humanos y animales, se descarta como rígido y poco sofisticado". Ya es hora de corregirnos.

Una paloma no es un ordenador, y un ordenador no es una paloma; vale, pero si tenemos en cuenta las dotes de aquellas a las que una vez nuestros antepasados adiestraron para llevar de un lado a otro mensajes entre humanos, tampoco difieren mucho de esas máquinas que han acelerado el paradigma mismo de la comunicación. Pero, teniendo esto en cuenta, ¿es que pueden tener algo que ver estas aves con un montón de cables y pequeños dispositivos que hacen posible eso que llamamos Internet?

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