¿A dónde van a parar los desechos de los baños de los aviones?
Aunque la tecnología construida para hacerlo posible es cada vez más avanzada, cuando volamos no son pocas las preguntas que nos hacemos a lo largo del trayecto, y esta es una de las más singulares
Volar sigue siendo en la actualidad todo un acontecimiento para muchas personas, no solo porque la frecuencia con la que lo hacen sea muy baja (sí, más gente de la que te crees ni siquiera se ha subido a un avión) sino porque el aire no deja de ser un escenario ajeno en su naturaleza para los seres humanos.
Aunque la tecnología construida para hacerlo posible es cada vez más avanzada, cuando volamos no son pocas las preguntas que nos hacemos a lo largo del trayecto. Suelen tener que ver con la seguridad, evidentemente, aunque también con la comodidad o incluso con la comida. Sin embargo, otro enigma aparece, sobre todo cuando no nos queda más remedio que acudir al baño en pleno vuelo: ¿A dónde irán a parar los desechos que caen por el váter?
La cuestión se presta bastante a especulaciones, como ya estarás pensando. Puede que la respuesta te resulte clara, pero llegados a este punto, dejemos claro qué es leyenda y cómo, exactamente, sucede este curioso proceso a cientos de metros de altitud.
La técnica del vacío
Para empezar, existen dos tipos de inodoros: el químico y el basado en la técnica del vacío. El primero fue el habitual hasta hace algunas décadas (lo que caía cuando tirabas de la cisterna no era agua, sino una solución llamada Racasán, caracterizada por su color azul oscuro y formada por formaldehído, que se encargaba de desinfectar a fondo cualquier resto). Hoy en día se usa el inodoro de vacío.
Como explican desde TMAS Aviación, un espacio de divulgación aeronáutica, el baño de un avión actual utiliza un generador de vacío o bien la propia presión diferencial entre el interior y el exterior del avión para arrastrar los desechos a un depósito general. Al pulsar la cisterna, el agua que sale arrastra los desechos y el vacío se encarga de trasladarlos a un depósito general. Es decir, las heces de todos los baños de una aeronave acaban juntas de forma centralizada en un tanque de aguas residuales. ¿Y cómo llegan a él? Mediante un sistema de tuberías que conecta todos los inodoros a dicho tanque.
En este sentido, apuntan desde la Asociación Amigos del Museo del Aire, en un Airbus A-380 el sistema de inodoro se divide en cuatro subsistemas independientes: cada subsistema tiene su propio depósito de residuos. Los tanques para los principales lavabos de cubierta y galeras tienen una capacidad de 675 litros cada uno. Los tanques para los lavabos de la cubierta superior tienen una capacidad de 373 litros cada uno. En el caso del modelo Boeing 787, otro modelo de avión comercial muy actual, está provisto de un solo depósito de 1268 litros de capacidad.
El momento de la limpieza
La principal ventaja de este tipo de váter es el ahorro de peso en relación con los antiguos que solo usaban la mencionada solución química, ya que no tiene las grandes cantidades de líquido que necesita aquellos necesitaban, apuntan desde TMAS. Sin embargo, también tiene algunos inconvenientes: es más propenso a averiarse y son más complicados de arreglar. Además, su limpieza no es tan efectiva.
¿Que cómo se limpian y vacían? Una vez que el avión está en tierra. En otras palabras, los pilotos no tienen absolutamente ningún acceso a él, no hay ningún botón en la cabina que les otorgue a estos el poder de lanzar pro los cielos los desechos de los pasajeros. Es por esto que los segundos no pueden usar el baño de un avión mientras permanece en la pista, ya que en esos momentos se desprende de la máquina el depósito por el personal del aeropuerto dedicado a ello. Además, el reabastecimiento de combustible se realiza a menudo cerca de los baños, porque suelen estar ubicados en la parte trasera.
Solo hay un tipo de residuo que sí se expulsa al exterior: el agua de las cocinas y de los lavabos. Esta agua no se acumula y es expulsada directamente al exterior a través de unos mástiles de drenaje que se pueden ver en la panza del avión y que contiene la palabra HOT.
Volar sigue siendo en la actualidad todo un acontecimiento para muchas personas, no solo porque la frecuencia con la que lo hacen sea muy baja (sí, más gente de la que te crees ni siquiera se ha subido a un avión) sino porque el aire no deja de ser un escenario ajeno en su naturaleza para los seres humanos.
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