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El tamaño sí importa: las personas bajas viven más años, según varios estudios
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El tamaño sí importa: las personas bajas viven más años, según varios estudios

Ahora entenderás por qué los residentes de Okinawa, una isla frente a la costa de Japón, han tenido históricamente la esperanza de vida más larga del mundo, con una altura media de poco más de 1,50 metros

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A veces, la estatura es sinónimo de complejo, especialmente para las personas consideradas bajas. Por supuesto, el estigma relacionado con ella se construye en base a diversos factores y construcciones sociales, obteniendo un discurso con el que medir se convierte en limitar.

Poco a poco, estos discursos van perdiendo fuerza, se debilitan ante la realidad misma: ¿Qué más da medir más o menos? Bueno, tal vez el tamaño sea relevante, o eso dice la ciencia, y resulta que no hacia arriba, sino más bien tirando para abajo. Si te paras a pensarlo bien, las personas bajas tienen menos cuerpo, menos espacio que cubrir, y por tanto menos células. Entonces, si tienen menos células también entre estas hay menos probabilidades de que se desarrollen aquellas más débiles o propensas a enfermarse o incluso esas que consideramos "células malas". La conclusión: Podrán vivir más que las personas altas.

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Parece una lógica bastante superficial, nunca mejor dicho, pero resulta que existen estudios recientes que la avalan. Según estos estudios, hay una relación entre una mayor estatura y un menor promedio de vida. En un trabajo realizado en 2012 con datos sobre hombres que sirvieron en la milicia italiana, los investigadores encontraron que llegados a los 70 años se esperaba que los hombres más altos vivieran dos años menos que aquellos que tenían una menor estatura.

Diversos estudios

En concreto, sus autores Luisa Salaris, Michel Poulain y Thomas T. Samaras encontraron que aquellos participantes que medían menos de 1,61 metros vivían más que los que medían más de esa media. Dicho estudio analizó también las tasas de mortalidad de los hombres nacidos entre 1866 y 1915 en el mismo pueblo italiano.

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Años después, en 2017, otro estudio analizó la estatura y la esperanza de vida de 3.901 jugadores de baloncesto vivos y fallecidos que jugaron entre 1946 y 2010. Aquellos deportistas mayores tenían de media una altura de aproximadamente 1,97, metros. Los resultados fueron cuanto menos curiosos: coincidió que aquellos que murieron más jóvenes eran también los más altos entre sus compañeros (comparando entre el 5% más alto y el 5% más bajo).

No obstante, sus autores Srdjan Lemez, Nick Wattie y Joseph Baker encontraron que los nacidos entre 1941 y 1950 fueron una excepción a sus hallazgos. Junto a este detalle, cabe subrayar que los dos estudios mencionados tienen varias limitaciones. Así, en el primero no se consideraron variables como el peso, por ejemplo, y para el segundo los autores reconocieron que había más variables que tienen un factor clave si se trata de determinar la longevidad, como el estilo de vida de cada persona.

¿Menos riesgo de cáncer?

Sin embargo, dejaron abierta una puerta hacia un cambio de mirada desde lo científico hacia lo social y viceversa. En ella se adentraron más tarde otros estudios, que han sido revisados por el Fondo de Investigación Mundial para el Cáncer y el Instituto Estadounidense de Investigación para el Cáncer. Ambas instituciones han determinado que la estatura está relacionada con el riesgo de cáncer en diversas partes del cuerpo.

Se conoce que el crecimiento de células puede ser una causa de una mayor estatura, así que esto significa que a la vez hay una mayor producción de células. Con ello, la razón de la estatura y un mayor riesgo de padecer algún tipo de cáncer, señala otro trabajo, parece tener que ver con ese crecimiento de hormonas, el cual "afecta en la regulación del crecimiento celular".

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"Conforme las personas envejecen, el reemplazo de células podría no estar disponible para reparar tejido y el daño de órganos en las personas más altas", explican al respecto desde la revista Healthline. De igual forma, otros estudios han hablado sobre el genotipo FOX03 y su relación con la altura y la longevidad. Un estudio realizado en estadounidenses de ascendencia japonesa encontró que el gen FOX03 era más común en los hombres más bajos, y que ese gen les otorgaba una cierta “protección genética”. Se trata de un gen clave en la regulación de la producción de insulina, lo cual a su vez causa menor riesgo de enfermedades como diabetes.

Todo esto podría explicar por qué los residentes de Okinawa, una isla frente a la costa de Japón, han tenido históricamente la esperanza de vida más larga del mundo (78 años para los hombres y hasta 88 en mujeres) y un 40% menos de riesgo de enfermedad cardíaca y cáncer, así como el mayor número de centenarios per cápita. ¿La altura media en este lugar? Poco más de 1,50 metros.

A veces, la estatura es sinónimo de complejo, especialmente para las personas consideradas bajas. Por supuesto, el estigma relacionado con ella se construye en base a diversos factores y construcciones sociales, obteniendo un discurso con el que medir se convierte en limitar.

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