De leyes antifeos a sanguijuelas: cosas que eran (bastante) normales hace 100 años

Decía Karina que cualquier tiempo pasado nos parece mejor. En general, por cosas de nuestra propia psique, tendemos a endulzar los recuerdos, olvidar lo malo e incluso sentir nostalgia por aquello que nunca vivimos. Idealizamos el pasado, en definitiva, y por ello mucha gente siente una extraña nostalgia por todo aquello que se fue y nunca volverá. O, de manera equivocada, sobreestimamos lo que fue y pensamos que la vida ahora es mucho peor que antes (cuando lo más probable es que, en realidad, siempre haya sido tirando a mala).

Y prueba de ello es lo que hemos cambiado y los avances tecnológicos o médicos. Siendo sinceros, quizá romantices el Medievo, pero tendrías papeletas de morir por culpa de la peste bubónica, un dolor de muelas o una cuchillada. Tampoco debía ser especialmente divertido dormir en una cama llena de chinches antes de la llegada de la luz eléctrica. O pasearte por una ciudad con un sistema sanitario precario antes de la llegada de la penicilina. Eso sin contar las cosas que se veían normales hace 100 años y que ahora nos parecerán auténticas idas de olla. Quizá en 100 años a la gente le parezca una locura que nos pasáramos ocho horas en una oficina mirando una pantalla, quién sabe.

Leyes antifeos

Lo que oyes (mejor dicho, lo que lees). Según explicaba en una ocasión 'The Chicago Tribune', en 1881 un concejal de la ciudad describió a los mendigos como "obstrucciones callejeras humanas", consiguiendo con el tiempo impulsar una ordenanza que prohibía a cualquier persona enferma, mutilada o deformada de alguna manera el simple hecho de permanecer a la vista. Los mendigos, ciegos y sordos estaban incluidos en el pack.

Por el delito de no ser agradable a la vista los mendigos (que al final fueron los mayores perjudicados) tenían que pagar entre uno y 50 dólares de multa

Aunque la primera 'Ugly Law' se implementó en San Francisco un poco antes (en 1867), otras ciudades de Estados Unidos siguieron su ejemplo, como la citada Chicago o Cleeveland. Por el delito de no ser agradable a la vista los mendigos (que al final fueron los mayores perjudicados) tenían que pagar entre uno y 50 dólares de multa.

Fotografiar a tus muertos

La primera composición de una persona muerta está fechada en agosto de 1839 con la aparición del daguerrotipo, inventado en París por Louis Daguerre. Sirvió para democratizar la fotografía, pues los retratos habían sido históricamente 'cosa de ricos' y con su invento las familias con menos recursos pudieron también inmortalizar sus imágenes. Pronto, los fotógrafos profesionales comenzaron a ofrecer sus servicios y a acudir a los domicilios para fotografiar a aquellos familiares que habían pasado a mejor vida.

Este tipo de fotografías post mortem podían hacerse de distintas maneras: o bien fingiendo estar vivo (se les fotografiaba con los ojos abiertos), simulando estar dormido (por lo general se hacía con los niños, como si fueran a despertar de un dulce sueño) o sin simular nada, en el lecho de muerte o el féretro. Conforme avanzaba el tiempo, las prácticas mejoraron y algunas fueron cercanas incluso al fotoperiodismo.

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Marta Medina

Sombras chinescas y linternas mágicas

A día de hoy es fácil entretenerse, con ese ordenador portátil que llevamos permanentemente con nosotros. Hace 100 años, las cosas eran un poco diferentes. En el caso de las sombras chinescas, parece que datan de cuando los hombres vivían en las cavernas. En algunos lugares de Asia han sido extremadamente populares durante muchos siglos (el teatro de sombras de Java, China o Malasia, por poner algunos ejemplos), y en Europa comenzaron a tener fama a partir del siglo XVIII, especialmente en Francia, revalorizándose en el siglo siguiente gracias a los cabarets. A España llegaron un poco más tarde.

La linterna mágica (precursora del cine) consistía en una cámara oscura con un juego de lentes y un soporte corredizo en el que se colocaban transparencias pintadas sobre placas de vidrio

Después las cosas evolucionaron un poco y llegó la linterna mágica, precursor del cine. Era un artefacto que consistía en una cámara oscura con un juego de lentes y un soporte corredizo en el que se colocaban transparencias pintadas sobre placas de vidrio. Las imágenes se iluminaban con una lámpara de aceite (no había luz eléctrica), y el humo salía por una chimenea.

Sanguijuelas y otros tratamientos médicos

Hoy en día nos parece una locura, pero las sangrías se usaron en medicina durante más de 2.000 años (hasta finales del siglo XIX). Ya fueran hechas por un médico o con sanguijuelas, se basaban en la idea de que la sangre y otros fluidos corporales se consideraban 'humores' que debían permanecer en equilibrio adecuado para poder mantener la salud. No fue la única locura, el mercurio se usaba para tratar la sífilis y otros como el arsénico, yodo o plomo se utilizaban para curar la gangrena.

La edad de oro de la eugenesia

Hasta la caída del nazismo con el final de la Segunda Guerra Mundial, la eugenesia (literalmente buen nacimiento) como disciplina cuyo fin es modificar la herencia genética de las personas para mejorar una raza o la especie humana, aplicando leyes biológicas y técnicas de la genética avanzadas, tuvo mucha fama. Pretendían intervenir en aquellos rasgos hereditarios no deseados para que así nacieran personas más sanas, fuertes e inteligentes.

Aunque desde la época de Platón ya se planteaban estas teorías, proliferaron con el darwinismo social y, obviamente, con el nazismo

¿Te suena? Aunque desde la época de Platón ya se planteaban estas teorías, proliferaron con el darwinismo social y, obviamente, con el nazismo. Muchas personas famosas apoyaron la disciplina, como Graham Bell, y aunque suene increíble se pusieron en práctica movimientos eugenésicos en algunos países como en Estados Unidos, donde se prohibieron matrimonios con los débiles mentales e incluso se esterilizó a muchas personas.