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Cuando en Francia se puso de moda llevar el pelo de los guillotinados
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Cuando en Francia se puso de moda llevar el pelo de los guillotinados

Como prueba de que se puede frivolizar hasta en los tiempos más duros, durante el Terror los peinados fueron, cuando menos, moralmente cuestionables

Foto: Madame Fouler, condesa de Relingue.
Madame Fouler, condesa de Relingue.

La llegada de la Revolución Francesa cambió los paradigmas políticos y provocó el paso de la Edad Moderna a la Contemporánea. Además, derrocó un reino y constató conceptos tan importantes hoy en día como los derechos universales o la democracia. Quizá el día a día de la gente durante aquellos años no cambió mucho, ni se produjeron muchas mejoras en cuanto a su calidad de vida, pero ateniéndonos a algo un poco más frívolo, aunque también parte de nuestra idiosincrasia y sal de nuestros días, la moda sí lo hizo.

Es algo natural, teniendo en cuenta que se adapta irremediablemente a los tiempos. Los sombreros, obligatorios antes de las guerras del siglo XX, se vieron desplazados porque en tiempos de carestía no eran algo particularmente cómodo. Las mujeres son, probablemente, las que más cambios han visto en su vestimenta a lo largo de los siglos, y el corsé, la falda trabada, el miriñaque, los pantalones o las flappers dan buena cuenta de ello. Es normal, por lo tanto, que una época tan importante en cuanto a cambios sociales como fue la Revolución Francesa, también sufriera variaciones en la moda.

Era muy corto (a la altura de donde rajaba la guillotina) y más largo por delante, desigual y cepillado en todas direcciones

Pendientes de guillotina (que representaban el gorro frigio y eran sinónimo de la libertad), que demostraban que las mujeres se 'apuntaban' a la causa (La escritora Olympe de Gouges redactó el 5 de septiembre de 1791 uno de los primeros documentos históricos que propone la emancipación femenina: La Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana), faldas tricolores, joyas que llevaban presuntos trozos de la Bastilla... pero, como sucedió en los años 20 con el pelo a lo garçon, el verdadero protagonista fue el peinado.

placeholder (iStock).
(iStock).

El pelo de la mujer siempre ha sido un símbolo. En la deriva de la historia se ha llevado generalmente largo, como un emblema de feminidad y erotismo, casi como algo místico. Los momentos en los que se ha cortado tenía un significado de emancipación y libertad. De hecho, en lugares en los que esta última brilla por su ausencia, como en Corea del Norte, las peluquerías ofrecen pocos cortes de pelo disponibles, como sí de esta manera abogaran por la homogeneidad del individuo. Por ello mismo, es curioso que en pleno siglo XVIII, cuando los peinados eran tan concretos y se encontraban tan asentados, llegara un corte de pelo auténticamente revolucionario (nunca mejor dicho).

Foto: Camille Desmoulins hablando al pueblo. (iStock)

El peinado se conocía como 'Titus' y algunas mujeres francesas comenzaron a llevarlo en los últimos coletazos de esa Revolución que se suponía iba a cambiar todo: entre el Directorio y el Terror aproximadamente. Los verdugos cortaban el pelo a la altura del cuello a los condenados a muerte con la sola idea de que la guillotina funcionase bien. Pronto, las parisinas lo imitaron a su manera: muy corto a la altura del cuello y más largo por delante, desigual y cepillado en todas direcciones. Muy modernos, sin duda, pues usaban pomadas perfumadas para definirlos y que parecieran despeinados. Lo llamaban también 'el peinado de la víctima'.

placeholder  Retreato de Madame Arnault de Grose por Louis Léopold Boilly.
Retreato de Madame Arnault de Grose por Louis Léopold Boilly.

Una de las personas más famosas en apuntarse a la moda fue la increíble señora Tallien (nacida como Teresa Cabarrús en Carabanchel Alto), que tuvo una vida apasionante y, según cuenta la leyenda, utilizaba su propio cabello (mechón a mechón) para pasar cada día un billete de forma clandestina a su marido, que se encontraba encarcelado. Además de los pendientes antes mencionados, también se llevaban gargantillas que simbolizaban el lugar donde la guillotina golpeaba a la víctima o cintas color escarlata que representaban la sangre. La locura se apoderó de todo el mundo, pues incluso durante un tiempo estuvo de moda que en los sitios cercanos a la plaza donde se podía comer ofrecieran platos con el nombre de la persona que había sido ejecutada aquel día.

También se llevaban gargantillas que simbolizaban el lugar donde la guillotina golpeaba a la víctima o cintas color escarlata que representaban la sangre

El nombre de 'Titus' provenía de los mismísimos romanos, que llevaban un peinado bastante similar, por lo que la denominación en realidad venía a señalar al emperador Tito. De todas formas, el peinado no perduró mucho tiempo, convirtiéndose en una mota de polvo en el extenso universo del pelo. Algunas damas se dejaron retratar incluso con este escandaloso corte, que al fin y al cabo demuestra cómo acabamos frivolizando y tendemos a disociar incluso en los momentos más duros y crueles de la historia.

La llegada de la Revolución Francesa cambió los paradigmas políticos y provocó el paso de la Edad Moderna a la Contemporánea. Además, derrocó un reino y constató conceptos tan importantes hoy en día como los derechos universales o la democracia. Quizá el día a día de la gente durante aquellos años no cambió mucho, ni se produjeron muchas mejoras en cuanto a su calidad de vida, pero ateniéndonos a algo un poco más frívolo, aunque también parte de nuestra idiosincrasia y sal de nuestros días, la moda sí lo hizo.

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