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Cuando las personas que no existen parecen más reales que la gente de verdad
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Cuando las personas que no existen parecen más reales que la gente de verdad

Estas falsificaciones se están comenzando a convertir en algo cotidiano, por lo que debemos empezar a ser más conscientes de cómo se utilizan en marketing, publicidad y redes sociales

Foto: Fuente: iStock.
Fuente: iStock.

Si vives en la Tierra, te habrás percatado que en los últimos tiempos han proliferado las imágenes generadas con Inteligencia Artificial. Algunas crean rostros, otras situaciones y otras cosas aún más perturbadoras. Pero lo cierto es que, aunque creas que deberías formar parte de la Inteligencia Estadounidense porque eres un crack analizando rostros, la investigación ha demostrado que muchas personas no saben distinguir entre las caras reales y las generadas por ordenador.

Esto es particularmente problemático ahora que los sistemas informáticos pueden crear fotografías de aspecto realista de personas que no existen.

Según informa 'Science Alert', hace poco un perfil falso de LinkedIn con una imagen de perfil generada por IA fue noticia porque logró engañar a varios funcionarios estadounidenses y otras personas influyentes en la plataforma, por ejemplo. Los expertos en contrainteligencia incluso dicen que los espías crean rutinariamente perfiles fantasmas con esas imágenes en redes.

Estas falsificaciones se están comenzando a convertir en algo cotidiano, por lo que debemos empezar a ser más conscientes de cómo se utilizan en marketing, publicidad y redes sociales. Las imágenes también se utilizan con fines maliciosos, como propaganda política, espionaje y guerra de información. Hacerlos implica algo llamado red neuronal profunda, un sistema informático que imita la forma en que aprende el cerebro. Esto se "entrena" al exponerlo a conjuntos de datos cada vez más grandes de caras reales.

Las imágenes también se utilizan con fines maliciosos, como propaganda política, espionaje y guerra de información

De hecho, dos redes neuronales profundas se enfrentan entre sí, compitiendo para producir las imágenes más realistas. Como resultado, los productos finales se denominan imágenes GAN, donde GAN significa Generative Adversarial Networks. El proceso genera imágenes novedosas que son estadísticamente indistinguibles de las imágenes de entrenamiento.

Y varios estudios han demostrado que no distinguir estos rostros artificiales de los reales tiene implicaciones para nuestro comportamiento cuando estamos en internet. La investigación señalada en 'Science Alert' sugiere que las imágenes falsas pueden erosionar nuestra confianza en los demás y cambiar profundamente la forma en que nos comunicamos en línea. De hecho, el estudio descubrió algo sorprendente: la gente percibe los rostros generados de forma artificial como incluso más reales que las fotos de gente real, aunque no se sabe por qué sucede esto (pero destaca los avances recientes en la tecnología).

Y hay otro vínculo interesante: las caras que se calificaron como menos atractivas también se calificaron como más reales. Quizá porque se consideran más típicas. En un segundo experimento que formó parte del estudio, vieron que era más probable que las personas confiaran en la información transmitida por rostros que previamente habían considerado reales, incluso si se generaron artificialmente.

Era más probable que las personas confiaran en la información transmitida por rostros que previamente habían considerado reales, incluso si se generaron artificialmente

No es sorprendente que las personas confíen más en las caras que creen que son reales. Pero descubrieron que la confianza se erosionó una vez que se informó a las personas sobre la posible presencia de rostros artificiales en las interacciones en línea. Luego mostraron niveles más bajos de confianza, en general, independientemente de si las caras eran reales o no. Este resultado podría considerarse útil de alguna manera, porque hizo que las personas sospecharan más.

La transición a un mundo donde lo que es real es indistinguible de lo que no lo es también podría cambiar el panorama cultural de ser veraz a ser posiblemente artificial y engañoso. Si comenzamos a cuestionarnos la veracidad de lo que vemos, es posible que debamos volver a desplegar nuestro esfuerzo mental desde el procesamiento de los mensajes mismos hasta el procesamiento de la identidad del mensajero. Es decir, podría obligarnos a pensar de manera diferente.

Está claro es que de cara al futuro las personas deberán ser más críticas al evaluar las caras digitales

En psicología se usa el término llamado "monitoreo de la realidad" para identificar correctamente si algo proviene del mundo externo o de nuestro cerebro. El avance de las tecnologías que pueden producir caras, imágenes y videollamadas falsas, pero altamente realistas, significa que el monitoreo de la realidad debe basarse en información distinta de nuestros propios juicios y también exigirá otras discusiones, como si la humanidad aún puede permitirse el lujo de optar por la verdad por defecto.

Lo que está claro es que de cara al futuro las personas deberán ser más críticas al evaluar las caras digitales. La próxima frontera para esta área debería ser algoritmos mejorados para detectar caras digitales falsas.

Si vives en la Tierra, te habrás percatado que en los últimos tiempos han proliferado las imágenes generadas con Inteligencia Artificial. Algunas crean rostros, otras situaciones y otras cosas aún más perturbadoras. Pero lo cierto es que, aunque creas que deberías formar parte de la Inteligencia Estadounidense porque eres un crack analizando rostros, la investigación ha demostrado que muchas personas no saben distinguir entre las caras reales y las generadas por ordenador.

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