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Malika: la mutación de la inocencia en una corsaria de armas tomar
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Malika: la mutación de la inocencia en una corsaria de armas tomar

Huérfana y mala como un demonio, Malika murió como vivió, al límite. Tuvo años de gloria, pero vida breve. Se cree que no llegó a peinar canas. Jamás se doblegó y amó y luchó como una heroína

Foto: Ilustración del interior de la Alhambra (Fuente: iStock)
Ilustración del interior de la Alhambra (Fuente: iStock)

"El infierno está vacío. Todos los demonios están aquí".

William Shakespeare (1564 -1616)

Está demostrado que la verdad no es requerida ni interesa en una sociedad alienada. Las manipulaciones históricas suelen rozar la osadía o el insulto directo a la razón: el Caso Maine en Cuba, las armas químicas en Irak, el ataque a “traición” a Pearl Harbour, el premio Nobel Churchill como un inocente genocida, los vikingos como unos piratas muy majos que violaban y asesinaban a destajo y un larguísimo etc. de aseveraciones que matarían de risa hasta a una desdentada abuela centenaria.

A veces, cuanto intentamos ponernos a pensar sobre la naturaleza de la realidad, no nos da el presupuesto para Biodraminas. Todas estas milongas sobre lo que estimamos real, no dejan de parecerse a una pequeña linterna alumbrando una cavidad enorme en la que nuestra insignificancia (si es que el ego está domesticado), queda puesta de relieve. Pensándolo bien (un acto complicado por la enorme desorientación inducida y la inconsistencia de una educación aparentemente útil), hasta el más curtido entra en barrena con estas zarandajas.

Foto: Ejército de tierra español (Fuente: iStock)

Un barbudo que deambuló por estos pagos hace 2400 años ya dijo aquella célebre frase de “solo sé que no se nada “, y tan desorientado como vivió se fue de este extraño lugar sin llegar a ninguna certeza, pues pensaba que no debía de dejar legado alguno para la posteridad, ya que cada uno debe de tener su propio espacio de mejora, observando siempre y escuchando con espíritu crítico. Por cierto, este enorme pensador se fue con cierta desgana al otro lado de la Estigia, ya que otros que tenían poco fondo neuronal y una azotea más despoblada que la superficie de Marte le insinuaron que sobraba. Aquel torrente de talento se llamaba Sócrates.

La verdad tiene muchas aristas, al igual que el concepto del bien y del mal. La relatividad de un objeto cilíndrico proyectado contra una superficie demuestra que el sujeto parlante que somos no está muy lejos de la variedad de formas que se traducen tras su exposición a la luz (la del objeto claro, porque la del sujeto tiene tendencia a evitarla, ya que todo lo que suponga sabiduría o iluminación pone en alerta al animal humano). Sin embargo, en el caso del objeto, su geometría siempre es la misma. Según la Caverna de Platón parece que andamos un pelín descarriados. Lo cierto es que si se quiere, se puede profundizar en los sótanos del alma y bucear hasta las mas bajas pasiones y ahí quizás encontremos respuestas, que no razones. La ignorancia sin curiosidad es la peor peste posible.

Al parecer, casi todas las religiones han estado jugando al escondite con el tema de la culpa y el pecado, pero tal vez los únicos vacunados contra zarandajas sean los ateos y los budistas, que lo tiene bastante clarito. Lo de la fe está muy bien, pero para un ratito. Y que nadie crea que con esta teología de andar por casa intento faltar el respeto a nadie. Al revés, siento admiración por las gentes que se aferran con convicción a una solución tan evidente e indiscutible, tan aparentemente incuestionable que no se apean de ella ni, aunque haya un choque de trenes. Eso sí, pocas personas he conocido con la serenidad suficiente como para embarcar hacia el mundo de las sombras plácidamente. Por lo general, la tendencia está más cerca del telele tipo 9.9 en la Escala Richter.

"Malika era una criaturita a la que unos malvados le habían quitado el calor de sus seres queridos"

Somos un orfanato ambulante en medio del cosmos y además sin padrinos. Vamos, que lo llevamos claro. Y tras este desvarío que guarda relación con lo que a continuación refiero, vamos al grano.

Huérfana y mala como un demonio, según sus detractores, los que se juzgan bien a sí mismos y peor a los demás suelen ser los buenos, Malika, era una criaturita a la que, unos malvados que habían emboscado a su familia en las cercanías de Granada, le habían quitado el calor de sus seres queridos para desplumarlos con la coartada de que pensaban diferente.

Circulaba el siglo XIV por su amanecer en las tierras de Al Ándalus y había 'movida'. A pesar del largo asedio al que Jaime II de Aragón había sometido a la fortaleza de Almería (cerca de medio año), la ciudad aguantó el envite. Muchos de los habitantes huyeron por la Gran Puerta del Sur, pero la familia de la pequeña Malika fue asesinada sin más, delante de los ojos de la criatura que, a la sazón, no tenía más de cuatro años. Los cristianos que componían la hueste depredadora, además de una ínfima paga, cobraban en especie, y el todo vale estaba en su agenda. En una pequeña alquería de Sierra Alhamilla, todas las partidas que habían conseguido huir de la ciudad fueron emboscadas y pasadas por las armas. Los ojos de aquella niña vieron impotentes como quedo desnuda de afectos y protección en un instante. Eran aquellos salteadores imbuidos en la fe, la animalidad en la plenitud de la impunidad. Afortunadamente, como eran buenos cristianos, no mataron a la criatura.

Foto: Vikingos en las Rías Vaixas. (Wikipedia)

El abuelo de Malika era un rico comerciante, aficionado a asaltar cocas y esquifes cristianos a tiempo parcial, además de un prominente esclavista. Ibn-Fadl, así se llamaba el anciano. Desde Al-Ándalus hasta Siria, su imperio era esencialmente marítimo y el Mediterráneo era como el patio trasero de su casa. Su nieta, Malika, era la administradora del cotarro y gobernanta de los intereses de la flota del provecto marino. Pero en el año de 1329 la peste, que ya apuntaba maneras, iniciaba su histórica matanza con un aviso preliminar. La nieta quedó nuevamente huérfana y el astral del abuelo probablemente se fundiera con otras energías más elevadas.

Convertida en corsaria por defecto y costumbre, Malika básicamente tenía reputación de temeraria. Tal es a así que su flotilla de bajeles causaba pavor desde Monte Hacho y Gibraltar hasta la relativamente cercana Oran y el enorme mar de Alborán, o lo que es lo mismo, el Mediterráneo occidental. La República de Pechina, pujante emporio militar con bastante autonomía en la época del emirato, y califato de Córdoba, se había establecido en el golfo de Almería y aunque atados en corto por los cordobeses primero y los nazaríes después, tuvieron una gran autonomía, pagando peaje claro.

"Murió como vivió, al límite; jamás se doblegó y amó y luchó como una heroína"

Malika tuvo años de gloria, pero vida breve. Se cree que no llegó a peinar canas. En Alejandría había abonado el rescate de una esclava importada de Siria a la que se dedicó en cuerpo y alma, quizás el único amor que pudo compartir en este árido lugar a la vez que terapia ante los horrores vividos. Si bien es cierto que en sus correrías marítimas no dejaba títere con cabeza, también es cierto que a aquellos que se rendían sin luchar solo los hacía esclavos. Que maja. Los demás eran lastrados en grupos de a tres y enviados al fondo del mar. Manías.

Años más tarde, en un lance accidental, la flota de Malika sucumbió íntegramente en un asalto inesperado con cambio de roles. Moreau de Perelló, un almirante catalán al servicio de la Corona de Aragón, con unas naos de nuevo cuño derivadas de una evolución de las cocas aragonesas, le echó el guante sin previo aviso cuando iba cargada tras un saqueo efectuado por las costas de Tortosa. El expolio fue tal que los rápidos esquifes de la flotilla corsaria llegaban a embarcar agua en algunos momentos. Huelga decir que aquellas naves de fácil maniobra con esa sobrecarga habían quedado inválidas. Ningún corsario sobrevivió en aquella refriega.

Malika murió como vivió, al límite; jamás se doblegó y amó y luchó como una heroína. Su infantil inocencia mutó en una terapia de choque, y ella y su esclava alejandrina, la única cura para olvidar o mitigar las duras imágenes de su infancia, pasaron a mejor vida.

"El infierno está vacío. Todos los demonios están aquí".

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