Es noticia
¿Podremos ver algún día el futuro? Algunas personas opinan que se puede ya
  1. Alma, Corazón, Vida
'conócete a ti mismo'

¿Podremos ver algún día el futuro? Algunas personas opinan que se puede ya

Eso de conocer nuestro destino (y el de la humanidad) suena muy esotérico, pero, ¿y sí todo se tratase en realidad de probabilidades estadísticas?

Foto: Una tarotista. (iStock)
Una tarotista. (iStock)

"Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el Universo y los dioses". Todo aquel viajero que visitase el Oráculo de Delfos y pasase sobre el Templo de Apolo, podía leer esa misteriosa frase antes de entrar a conocer su profecía. Antes de hablar con los dioses, uno debía entenderse a sí mismo, y para ello debía mirar en su interior antes de alzar la vista hacia el mundo. Delfos es quizá el más famoso, pero solo es un retazo de aquello que ha obsesionado al ser humano desde los albores: conocer su destino.

Ya sea leyendo el horóscopo en suplementos de dudosa calidad o interpretando las cartas del Tarot, esa obsesión por conocer lo que el futuro nos depara sigue estando vigente hoy en día, incluso en una sociedad tecnológicamente avanzada y secularizada como la nuestra. Siempre hay cierto miedo a conocerlo, por si lo que va a llegar es funesto, pero la curiosidad nos puede.

No en vano hay que recordar la profecía que el oráculo le hizo a Creso, último rey de Lidia: "Si cruzas el río Halys, destruirás un gran imperio". Entonces el rey, animado, envió sus ejércitos contra los persas, con desastroso resultado. Porque como Delfos le había indicado de manera ambigua sin duda, pero certera, el imperio destinado a desaparecer era el suyo propio.

El oráculo advirtió a Creso, último rey de Lidia, que si cruzaba el río Halys destruiría un imperio. Así fue, pero el ejército que se destruyó fue el suyo

Las predicciones son así, y ya te adviertan de que no derroches o de que tengas cuidado con los idus de marzo. Su gracia reside en la confianza ciega que les des. El problema está en una variable que no conocemos: ¿está nuestra vida regida por el libre albedrío o todos los eventos que sucederán son inmutables y no podemos luchar contra ellos? Es, probablemente, una de las cuestiones que más ha obsesionado al ser humano también desde los albores de la historia, y mucho se ha escrito al respecto. Pero, ¿y si para hablar de eventos futuros nos basáramos en las leyes de la probabilidad?

Eso es lo que postula Warren Hatch, que se denomina a sí mismo 'superpronosticador' en un reciente artículo publicado en 'BBC': "Estamos descubriendo que podemos cuantificar cuáles son las probabilidades de que suceda algo en el futuro con mucha más precisión de lo que podíamos imaginar". Lo que quiere decir es que, con práctica suficiente, todos podemos convertirnos en 'superpronosticadores' como él los llama, y tomar las mejores decisiones de cara al futuro. Básicamente, para que no nos suceda como a Creso y veamos nuestro imperio desaparecer por culpa de los persas.

"Cuando le preguntan a alguien si ganará Trump o Biden, piensa a título individual en ellos, pero lo que realmente se debe pensar es cuántas veces se han reelegido presidentes en la historia"

Para ello, el proyecto conocido como 'The Good Judgement Project' (el Proyecto del Buen Juicio) tiene mucho que decir. Se trata de una organización creada por Philip E. Tetlock, Barbara Mellers y Don Moore (todos profesores de la Universidad de Pensilvania), dedicada a "aprovechar la sabiduría de la multitud para pronosticar eventos mundiales". Las predicciones se puntúan utilizando las llamadas puntuaciones de Brier, y desde que comenzó en 2011 los resultados han mostrado que funciona eso de aprovechar una combinación de estadísticas, psicología e interacción entre los 'pronosticadores'.

En el caso de Hatch, tras leer a Tetlock e interesarse en el tema, se enteró de que la Inteligencia de Estados Unidos buscaba gente que fuera particularmente buena prediciendo eventos mundiales. Para ello, les realizaron distintos test, "se puntuaban distintas cosas", explica. "Por ejemplo, que fuéramos buenos reconociendo patrones que se repiten o que tuviéramos una mente abierta. Todo ello sirve a la hora de predecir quién va a ganar las próximas elecciones o quién ganará el Mundial. Cuando le preguntan a alguien si ganará Trump o Biden, suele pensar a título individual en cada uno de ellos, pero lo que realmente se debe pensar es cuántas veces se han reelegido presidentes en la historia de Estados Unidos". Estadística y probabilidades.

"Utilizamos la probabilidad para conocer el tiempo o en los deportes. ¿Por qué no llevarlo a otras áreas y establecer en números qué probabilidad tiene Putin de atacar Ucrania o ganar la guerra?"

"Utilizamos la probabilidad a menudo, para conocer el tiempo atmosférico o en los deportes. ¿Por qué no llevarlo a otras áreas y establecer en números qué probabilidad tiene Putin de atacar Ucrania o ganar la guerra?", indica. De hecho, le da una vuelta a la parábola del zorro y el erizo, que explica que el primero sabía muchas cosas mientras que el segundo mucho de una sola cosa. Así, cuando llegó un cazador, el primero no supo cómo actuar porque no sabía por cuál decisión decantarse, frente al erizo que se subió a un árbol. Para Hatch, sin embargo, el zorro representa la apertura de mente y la capacidad de entender que el mundo no es limitado sino cambiante y que no podemos dejarnos llevar por una única manera de interpretar las cosas.

Su idea es que en este mundo de incertidumbre en el que las máquinas cada vez estén más avanzadas para hacer trabajos manuales de los que nos ocupamos ahora nosotros, los seres humanos aprendamos a tomar las mejores decisiones a nivel global (lo que sería la sabiduría de la multi interpretar las cosas.tud). Puede sonar esotérico, pero se trata solo de probabilidades estadísticas. Conócete a ti mismo para desentrañar la verdad del Universo.

"Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el Universo y los dioses". Todo aquel viajero que visitase el Oráculo de Delfos y pasase sobre el Templo de Apolo, podía leer esa misteriosa frase antes de entrar a conocer su profecía. Antes de hablar con los dioses, uno debía entenderse a sí mismo, y para ello debía mirar en su interior antes de alzar la vista hacia el mundo. Delfos es quizá el más famoso, pero solo es un retazo de aquello que ha obsesionado al ser humano desde los albores: conocer su destino.

Noticias Curiosas
El redactor recomienda