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¿Por qué tus padres parecen más mayores en las fotos en las que tenían tu misma edad?
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¿Por qué tus padres parecen más mayores en las fotos en las que tenían tu misma edad?

Hubo una vez en que las prendas o accesorios podían usarse desde la juventud hasta bien entrada la edad adulta, lo de la crema solar quedaba si acaso para el verano y acudir al dentista era solo para ricos

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Decía Karina que cualquier tiempo pasado nos parece mejor, y en cuestión de moda rápida así lo parece. Que si estampados psicodélicos, pantalones de campanas o gafas muy grandes… Bienvenidos, otra vez, a los setenta. Aquellos años que muchos de nosotros nunca vivimos se convierten a veces en un pasado muy presente. Sin embargo, cualquier tiempo pasado no siempre fue mejor. Basta con tomar una fotografía de antaño y observar los rostros de la gente.

Por supuesto que, como nosotros, a veces fueron felices, y a veces no, muchas veces lo fueron muy poco, y como se suele decir, desde luego tenían muchas menos posibilidades que en la actualidad. Observando aquellos rostros lejanos, siempre la misma duda: ¿Por qué parecen tan mayores?

Foto: Una mujer llevando el curioso invento de Isabella Gilbert. (Wikimedia commons)

Aquellos rostros lejanos pueden ser los de tus propios padres o abuelos, o cualquier otro familiar que tengas cerca. Tan extraño e intrincado resulta mirarle a los ojos y observar que los mismos existieron hace, pongamos, 50 años. Más aún, cuando ya entonces aparentaban muchos más años de los que tenían. Resulta que, esta curiosa distorsión tiene muchas explicaciones que, como ya estarás intuyendo, van del plano psicosocial al más puramente científico.

La estética de la moda

Para empezar, hablando precisamente de moda, cabe apuntar que existe un factor clave en todo este asunto: la moda, por más que en la actualidad se intente replicar, era bien distinta. Y en las distinciones entran patrones y talles diferentes a los que suelen darse hoy. Aquellos vestidos estupendos que lucían las actrices de Hollywood, o las faldas mismas que tu abuela solía vestir en sus veinte, constituían una clara determinación de edad.

placeholder Una joven italiana posa en un jardín en la década de 1940. (iStock)
Una joven italiana posa en un jardín en la década de 1940. (iStock)

Mientras algunas piezas (y algunas épocas o, incluso, movimientos) se ponen, nunca mejor dicho, de moda, lo cierto es que solemos mirar al pasado como un lugar obsoleto, y muchos de sus estilos suelen asociarse con personas mayores. Desde entonces, la moda (en pelo y cuerpo) se ha dinamizado a ritmos en los que las colecciones cambian varias veces al año, y durante todo el año aparecen nuevas prendas, siempre a montones, por todas partes.

placeholder Imágenes de principios de la década de 1940. (iStock)
Imágenes de principios de la década de 1940. (iStock)

Esto difiere bastante con aquel pasado que intentamos mirar, pues entonces eran prendas o accesorios que podían usarse desde la juventud hasta bien entrada la edad adulta. Todo esto constituye un marco de imagen, un borde que sostiene la idea de que los veinte de antes, en apariencia, no eran los veinte de ahora.

Todo lo que ha cambiado

Además de la moda, los avances sociales en cuanto a la salud son sin duda otro punto significativo. En este sentido, los principales factores que han influido en los cambios en el envejecimiento aparente entre generaciones han sido la popularización de la protección solar y otros cuidados dermatológicos, así como el cuidado dental y el uso de ortodoncia. Como explica la periodista Crystal Martin en The New York Times, existe una conexión directa entre el estado de nuestros dientes y el óvalo del rostro que los cubre. Nuestras mejillas y labios se apoyan en nuestros dientes y, de la misma forma, en nuestra mandíbula, por eso la ausencia de dientes o los dientes dañados cambian la forma del óvalo del rostro: las mejillas se vuelven flácidas sin un soporte, y nuestros labios se vuelven más delgados por el mismo motivo.

placeholder Un hombre posa a finales de la década de 1970. (iStock)
Un hombre posa a finales de la década de 1970. (iStock)

En este sentido, la concepción de la estética física ha marcado grandes cambios en pocas décadas. Si nos remontamos un poco más en el tiempo, hace un siglo, una persona de 50 años ya se consideraba mayor. En la actualidad, a ese tramo de la vida de se le conoce como "mediana edad". No importan las canas ni las arrugas, es más, vivimos bajo un paradigma que al tiempo que resalta otros aspectos estéticos del cumplir años, trata de reducir todo lo posible estas características: tintes, cremas antiarrugas, tratamientos de cirugía y otros tantos "remedios" contra la edad, especialmente para el caso de las mujeres.

placeholder Una mujer posa en la década de 1980. (iStock)
Una mujer posa en la década de 1980. (iStock)

Por supuesto, también hay mucho que decir sobre las drásticas mejoras en la atención médica, incluida la atención universal en muchos países, mejores niveles de vida y un mayor conocimiento de la nutrición. Cada nueva generación está inundada de una serie de formas diferentes de mantenerse saludable y joven, así como de estudios científicos que brindan la evidencia necesaria para tomar tales decisiones. No son pocas las investigaciones recientes que han llegado a la conclusión de que el envejecimiento biológico en los últimos años ha sido más lento.

Los avances médicos

Un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad del Sur de California y la Universidad de Yale, publicado en la revista Demography, ha demostrado con cifras que, de media, la población estadounidense se hace mayor más tarde que hace dos décadas. Para ello, analizaron dos conjuntos de datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición del país, uno recopilado entre 1988 y 1994, y el otro entre 2007 y 2010. Usando indicadores como la función del metabolismo, la inflamación y la función de los órganos, junto con medidas como los niveles de hemoglobina y colesterol total, calcularon la edad biológica de las personas en cada conjunto de datos y la compararon con la edad cronológica. En el grupo más reciente, la edad biológica fue generalmente menor para los mismos grupos de edad. La diferencia entre los dos períodos de tiempo fue mayor en los adultos mayores.

placeholder Tres chicas posan a finales de la década de 1930. (iStock)
Tres chicas posan a finales de la década de 1930. (iStock)

Convive, sin embargo, con esta juventud más extendida una forma de infancia, tal vez, más corta. Hasta la fecha, al menos, los expertos en esta etapa de la vida señalan que la tecnología tiene mucho que ver en que los niños y niñas cada vez resulten adultos más pronto. Bien arraigado en el marketing, el concepto de 'KGOY' o "niños que se hacen mayores más jóvenes", sostiene que los niños son más inteligentes que en generaciones anteriores.

Por supuesto, esto es debido a que las oportunidades para su desarrollo son por lo general mucho más numerosas y amplias, tienen la posibilidad de conocer un marco social más extenso en el que ubicarse a través de Internet. Pero también, estos niños tienen una mayor conciencia de marca, por lo que los productos deben anunciarse a los niños en lugar de a sus padres, asegura Katie Bishop en un artículo para la BBC.

Esta teoría existe desde comienzos de siglo, en el año 2000. Desde entonces, los expertos han intentado probar la muerte prematura de la infancia al señalar causas que van desde la edad en que obtienen un teléfono móvil inteligente hasta el hecho de que los niños ahora ven más formatos de televisión que antes habrían sido concebidos para adultos. Todo esto queda cubierto por un halo peligroso de presión: los adolescentes, y especialmente las chicas, resultan cada vez más presionadas a pensar en su apariencia debido a una mayor exposición a los ideales de belleza en las redes sociales.

Decía Karina que cualquier tiempo pasado nos parece mejor, y en cuestión de moda rápida así lo parece. Que si estampados psicodélicos, pantalones de campanas o gafas muy grandes… Bienvenidos, otra vez, a los setenta. Aquellos años que muchos de nosotros nunca vivimos se convierten a veces en un pasado muy presente. Sin embargo, cualquier tiempo pasado no siempre fue mejor. Basta con tomar una fotografía de antaño y observar los rostros de la gente.

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