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El amor no es ciego, somos nosotros quienes no vemos tres en un burro
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CONSTRUYENDO LA INTIMIDAD

El amor no es ciego, somos nosotros quienes no vemos tres en un burro

En realidad, una relación duradera es aquella que tiene muy buena vista y en la que se profesan muchas palabras. Hoy repasamos algunos mitos sobre el amor romántico y sus procesos

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Cuando pensamos en el amor romántico tendemos a revestirlo de un montón de atributos abstractos. "Magia", "conexión" o "feeling" son algunas de ellas. Como es tan difícil describir lo que sentimos con palabras, recurrimos a metáforas y frases hechas para poner un poco de racionalidad en medio de tanta emotividad. "El amor es ciego" decimos, quizá para dar a entender que no importa el momento en el que surja o el tipo de personalidades entre las que florece ese sentimiento. Siempre se impondrá, más aún cuando no lo esperamos. Y a partir de ahí, será más fácil o más difícil, pero en todo caso aparecerá, dejándonos nerviosos y perplejos.

Hace ya unos cuantos años, un psicólogo estadounidense llamado Arthur Aron publicó un estudio que pretendía esclarecer si de verdad la filiación romántica podía surgir en dos sujetos de manera fortuita. Él y su equipo de investigación reunieron a cientos de sujetos anónimos de época universitaria para que respondieran a 36 preguntas que a medida que respondían iban volviéndose más personales. Después, les emparejaron con desconocidos para ver si compartían ciertos detalles sobre sí mismos que habían revelado en la encuesta. Así, los investigadores descubrieron que, de algún modo, todos podemos crear ciertos espacios y tiempos de intimidad con personas que no conocemos, lo que puede derivar en un precoz enamoramiento que más que ver con el físico tiene que ver con una forma parecida de ver e interpretar las experiencias vitales.

"Los vínculos más profundos y duraderos se construyen sobre la base de una similitud real entre los sujetos, que aparecen después de un tiempo"

Años más tarde, como cuenta la psicóloga Tyler Jamison en un reciente artículo publicado en Psychology Today, el periódico New York Times recogió algunas de las preguntas de Aron y las vendió como "la herramienta para enamorar a cualquiera". Tampoco se basaba en un conjunto de consejos cutres para ligar dignos de un hitch estafador, sino que ahondaba en la idea de que el amor romántico surge cuando dos sujetos comienzan a compartir con más o menos reservas detalles sobre su mundo interior. "La intimidad está ahí para nosotros si somos capaces de hacer las preguntas adecuadas", concluye Jamison.

Buenos amantes, buenos entrevistadores

Por tanto, según la teoría de la psicóloga, ¿el amor aparece solo si somos buenos entrevistadores? Evidentemente, no. Hay más detalles que importan, como el contexto personal de cada uno, lo muy alejados o cercanos que estén respecto a sus expectativas o las experiencias previas de cada uno de los sujetos, ya que como han demostrado otros estudios las relaciones pasadas y los traumas personales influyen de manera determinante en los nuevos romances que podamos cosechar. Pero lo curioso es que cuando nos gusta alguien, más allá de la atracción física, tendemos a idealizarlo en cierto modo, lo que contribuye a atribuir rasgos de su personalidad que no están ahí y que iremos descubriendo poco a poco.

El amor no es ciego ni aparece de forma mágica, el amor también es una decisión racional, y por ello debe entenderse y comunicarse

"Los vínculos más profundos y duraderos se construyen sobre la base de una similitud real entre los sujetos, que suele aparecer después de un tiempo", asevera Jamison. Pero obviamente, a medida que pasa el tiempo, esta similitud tiende a refutarse, ya sea porque ha habido un error inicial a la hora de valorar el parecido o porque, como es ley de vida, la gente cambia poco a poco a partir de las experiencias que atraviesa.

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Entonces, este podría ser la mayor prueba de fuego de toda relación: cómo te adaptas a los defectos del otro, a esa lista de cosas malas que vas descubriendo progresivamente de su personalidad y que no casan con las tuyas. Además, en esta fase de la relación por norma general la atracción física ya ha menguado, lo que derivará en un análisis crítico de costes de oportunidad en el que habrá que tomar la decisión de continuar o ir cada uno por su lado.

El amor es racional y tiene buena vista

Por tanto, si has tenido la suerte de conocer a alguien recientemente y vives con ilusión este comienzo de año, ante todo prudencia. El mejor consejo pasaría por saber disfrutar del momento, pero tampoco hacerse demasiadas ilusiones con las expectativas. El amor no es ciego ni aparece de forma mágica, el amor también es una decisión racional, y por ello debe entenderse, comunicarse y expresarse con palabras. Aunque al principio todo parezca un cuento de hadas, la realidad terminará por caer por su propio peso, y con ella las negociaciones, los reproches o las discusiones. Estas no tienen por qué ser negativas, ya que si de verdad hay algo más que una atracción física o una compatibilidad de personalidades, los dos querréis seguir apostando por la relación a pesar de no ser tan parecidos ni perfectos.

Cuando pensamos en el amor romántico tendemos a revestirlo de un montón de atributos abstractos. "Magia", "conexión" o "feeling" son algunas de ellas. Como es tan difícil describir lo que sentimos con palabras, recurrimos a metáforas y frases hechas para poner un poco de racionalidad en medio de tanta emotividad. "El amor es ciego" decimos, quizá para dar a entender que no importa el momento en el que surja o el tipo de personalidades entre las que florece ese sentimiento. Siempre se impondrá, más aún cuando no lo esperamos. Y a partir de ahí, será más fácil o más difícil, pero en todo caso aparecerá, dejándonos nerviosos y perplejos.

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