Es noticia
Charles Fletcher Lummis, el historiador que intentó resolver el enigma de la colonización española
  1. Alma, Corazón, Vida
'THE SPANISH PIONEERS'

Charles Fletcher Lummis, el historiador que intentó resolver el enigma de la colonización española

Repasamos la vida y obra de este hispanista que defendió los derechos de los amerindios hasta su último aliento y cuyos elogios a la colonización a veces rozan la elegía heroica

Foto: Foto: Wikipedia.
Foto: Wikipedia.

La memoria es como una red: uno la encuentra llena de peces al sacarla del arroyo, pero a través de ella pasaron cientos de litros de agua sin dejar rastro.

Oliver Wendell Holmes.

Aunque solo seamos una breve huella en el tiempo, esta puede ser indeleble y hacer que la humanidad pueda señalar ese hecho como un hito y generaciones posteriores estén orgullosas de ello. Bien decía Demócrito que el azar era la constante en esta tierra tan extraña, y fuera la accidentalidad o el azar, la existencia del imperio español y su presencia durante más de cuatro siglos a lo largo y ancho del orbe sin llegar a tener las longevas dimensiones temporales del tándem Roma–Bizancio, si superaron por su vasta extensión territorial las de estos últimos.

El historiador e hispanista (premio Princesa de Asturias) John Elliot, un grande de España a pesar de su ascendencia británica, sostuvo en sus clases como cátedro, conferencias, artículos y ensayos que (sic) …”ni la historia de España se entiende sin América, ni la de América sin España". Elliot marca una clara línea divisoria entre la gestión inglesa de los asuntos americanos y la que hizo la Corona española en situaciones similares. Más allá de que los ingleses llegaron con un retraso de un siglo largo (la fundación de Jamestown hacia 1607 y más tarde de la replicada Plymouth en 1620), cerca de medio millón de españoles ya habitaban el continente del oeste, cuatro universidades mixtas e interraciales funcionaban a pleno rendimiento (y otras seis tenían puestas sus piedras pilares), el mestizaje iba a la velocidad de la luz y la primera globalización era ya un hecho, si incluimos el Tornaviaje de Urdaneta y la fusión territorial con nuestros hermanos portugueses.

Lummis defendió a los amerindios y luchó por reivindicar la influencia cultural española

El territorio inicial que la Corona de Castilla integró en sus haberes iba a conocer uno de los más grandes genocidios promovidos por el ser humano; los valores y concepción de las relaciones con terceros no tenían mucho recorrido entre los patrones de la moral anglosajona, de aquel tiempo, más dada al todo vale. Es más que probable que la integración a través del mestizaje practicada por los peninsulares pase a la historia como una referencia de las cosas bien hechas con independencia de las circunstancias que pudieran haberse derivado durante los enfrentamientos iniciales de la epopeya americana.

Un antropólogo de campo

Charles Fletcher Lummis fue probablemente, además de un reconocido periodista, un historiador hispanista miembro de la universidad que más premios Nobel, hasta hoy 169, ha proporcionado a la historia del conocimiento: Harvard. Defensor de los amerindios y de la influencia cultural española en territorio de América del Norte, luchó con denuedo por reivindicar estos dos hechos hasta su último aliento. No es que se trate de demostrar algo obvio sino más bien evitar que lo evidente cayera en el olvido. Lummis era esencialmente un antropólogo de campo y no ponía en valor algo que el no pudiera verificar personalmente. Sus elogios a la colonización española a veces rozan la elegía heroica sin que por ellos su trabajo se vea distorsionado por su pasión.

En su deambular por las enormes latitudes del vasto oeste hizo amistades con más de una veintena de tribus y pueblos llegando a la conclusión de que las culturas heredadas por los autóctonos no eran otra cosa que el fruto del monumental trabajo ejercido por multitud de misioneros españoles, por el increíble fray Junípero de la Serra, la extraordinaria odisea de Cabeza de Vaca y otros adelantados. Huelga decir que los ingleses primero y los británicos más tarde jugaban en otra liga o iban con motor Diesel.

Foto: Cabeza de Vaca, un explorador inmortal y un héroe español sepultado por el olvido Opinión

En su amplia bibliografía destaca el famoso y esclarecedor The Spanish Pioneers (1893). Lummis absuelve a los colonizadores españoles de actos de crueldad difundidos en formato de calumnias repetidas hasta la saciedad por los modélicos y puritanos blancos supremacistas descendientes de las cuadernas del Mayflower. Señala el constante compromiso de los españoles para con los nativos americanos en oposición al dado a los indios por los colonos anglosajones y posteriormente por los sucesivos gobiernos de los Estados Unidos.

placeholder 'The Spanish Pioneers', traducida al español, publicada en 1930.
'The Spanish Pioneers', traducida al español, publicada en 1930.

Con independencia de las creencias religiosas de cada uno, y sin ánimo de jugar a apologeta e intentando buscar un fulcro equidistante, una vez cerrado el capítulo inicial de guerra abierta contra los Mexicas o los Incas, el espíritu humanitario se fue sedimentando ya fuera, tal vez por las expeditivas Leyes de Indias o tal vez por los valores inherentes a la doctrina cristiana o por una simbiosis de ambas. Esto no es óbice para dejar fuera de la ecuación a aquellas voces que difieren de los criterios de los historiadores hispanistas y sostienen que las cosas ocurrieron de otra manera. Escuchar opiniones divergentes siempre es constructivo. La legislación española era con diferencia abrumadora, incomparablemente más benévola con los autóctonos.

Foto: El historiador británico John H. Elliott. (EFE)

Sin ir más lejos, la primera imprenta transatlántica se instaló en 1575 en la Ciudad de México, después de un siglo apareció otra en la América anglosajona, fue declarada como un hito histórico. La Biblia india de Elliot, sin embargo, siendo un logro monumental, no tuvo ninguna trascendencia no fuera a ser que hubiera que reconocer algunas incómodas verdades. Las posiciones de Lummis calarían profundamente en una pléyade de historiadores del siglo XX, sobre todo en la larga saga de hispanistas ingleses, paradójicamente, descendientes de aquellos que inicialmente arremetieron a través de la Leyenda Negra y que hoy son firmes defensores de aquellos valores que en su momento descalificaron tan vehementemente.

Lamentablemente la hostilidad de los gobiernos estadounidenses con respecto a la comunidad hispana y la falta de promoción de nuestro idioma común deja bastante que desear

Para 1902, la revista fundacional que originalmente se llamó El Alisal, pasaría a llamarse Out West y más tarde, en los albores del siglo XX, The Land of Sunshine. Jack London (Colmillo Blanco, La llamada de lo salvaje, etc.) era un columnista habitual y el primer Roosevelt, Teddy, un lector voraz de los artículos de Lummis. Su cometido definiría los valores culturales del oeste de la nación en oposición a los de los estirados inquilinos del este. Lummis siempre se posicionó con el rigor científico e información muy contrastada, en el trabajo de campo, entrevistas a los indígenas, y probablemente una admiración, por aquellos héroes que, en contra de adversidades sin cuento, lograron promover y aglutinar elementos identitarios y culturales a través de un idioma hoy asentado en la voz de cerca de 1.000.000.000 de hispano parlantes entre lengua materna y secundaria.

Lamentablemente la hostilidad de los diferentes gobiernos estadounidenses con respecto a la comunidad hispana y la falta de promoción desde los estamentos federales de nuestro idioma común deja bastante que desear. Menos mal que hay un retrato del adusto Bernardo Gálvez en el Senado (no hay que olvidar que la ayuda militar española en la Guerra de Independencia de los EE. UU fue determinante para la emancipación de las colonias) en alerta vigilante y repartiendo collejas entre estos desmemoriados.

España, un enigma grandioso.

La memoria es como una red: uno la encuentra llena de peces al sacarla del arroyo, pero a través de ella pasaron cientos de litros de agua sin dejar rastro.

Historia de España Historia
El redactor recomienda