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Acelerar el ritmo en momentos cotidianos ayuda a la salud de las personas sedentarias
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Un poco de ejercicio diario

Acelerar el ritmo en momentos cotidianos ayuda a la salud de las personas sedentarias

Cada vez necesitamos menos salir de casa, movernos por casa, mover cualquier parte de nuestro cuerpo de la cama o el sofá, pero cada vez lo necesitamos más

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La lluvia, la humedad y el frío no favorecen el gusto por hacer ejercicio. Un gusto que, seamos sinceros, no necesita demasiadas excusas para frenarse a sí mismo. Evitar hacer deporte es, en sí mismo, un deporte, y los expertos no dejan de avisar del peligro de esto en una sociedad inserta en un sistema cada vez más complaciente del sedentarismo.

Cada vez necesitamos menos salir de casa, movernos por casa, mover cualquier parte de nuestro cuerpo de la cama o el sofá, y cada vez lo necesitamos más. Un nuevo experimento llevado a cabo en aproximadamente 25.000 adultos que no hacen ejercicio en su tiempo libre, ha supuesto la radiografía definitiva de las causas, pero sobre todo de las consecuencias que tiene esto.

Foto: ¿Llevas una vida sedentaria? Compénsalo con esta cantidad de ejercicio al día (iStock)

Es cierto que cuanto más tiempo llevemos sin ejercitarnos, más cuesta tomar esta práctica como rutina, sea cual sea la forma en que decidamos tomarla. Sin embargo, ni la lluvia, ni la humedad, ni el frío son motivos para no empezar a ello.

Actividades cotidianas

Los resultados de dicho estudio apuntan que hacer que las actividades cotidianas sean más intensas durante unos minutos, como acelerar brevemente el ritmo durante la caminata diaria a la frutería, en el paseo con tu mascota o en cualquier recado pendiente, podría ofrecer a las personas sedentarias algunos de los beneficios para la salud que disfrutan quienes suelen practicar ejercicio.

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Su autor principal es el epidemiólogo de la Universidad de Sydney Emmanuel Stamatakis. Junto con otros compañeros, Stamakis analizó un subconjunto de registros del Biobanco del Reino Unido, una base de datos biomédica que contiene información sobre la salud de medio millón de personas en Reino Unido. Para poder hacerlo, los participantes del estudio que no hacían ejercicio tuvieron que portar dispositivos de seguimiento de movimiento durante una semana.

Publicada recientemente en la revista Nature Medicine, la investigación recoge que aquellos voluntarios analizados que incorporaron tres ráfagas de actividad intensa de uno a dos minutos por día vieron una reducción de casi un 40% en el riesgo de muerte por cualquier causa en comparación con aquellos cuyos días no incluyeron dicha actividad. El riesgo de muerte por cáncer también se redujo en casi un 40%, y el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular se redujo casi en un 50%.

Más mujeres sedentarias

Durante una media de siete años de seguimiento, para aquellos cuyos días incluyeron tres o cuatro ráfagas de actividad, la tasa de mortalidad fue de 4,2 muertes por cualquier causa por cada 1000 personas en un año. Mientras tanto, en aquellos sin ráfagas de actividad, fue de 10,4 muertes por cada 1.000 personas durante un año. Cabe apuntar que, según los datos manejados por este equipo de investigadores, más de la mitad de aquellos participantes sedentarios resultaron ser mujeres con una media de edad de 62 años.

Si bien no se han identificado parámetros que resulten en estas diferencias, la realidad recogida podría tener que ver con la realidad misma de muchas mujeres aún en la actualidad. Siguen siendo ellas a menudo las que permanecen en casa.

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Los investigadores buscaban ráfagas de actividad vigorosa que cumplieran con una definición determinada en un estudio de laboratorio, que incluía alcanzar al menos el 77% de la frecuencia cardíaca máxima y al menos el 64% del consumo máximo de oxígeno. En la vida real, las señales de que alguien ha alcanzado el nivel de intensidad necesario son "un aumento en la frecuencia cardíaca y sensación de falta de aire" en los primeros 15 a 30 segundos de una actividad, asegura Stamatakis.

En este sentido, las actividades diarias regulares ofrecen varias oportunidades para estos estallidos vigorosos, como sostiene el experto: "La más simple es maximizar el ritmo de la caminata durante uno o dos minutos durante cualquier caminata regular". Otras opciones, dice, incluyen llevar las bolsas de supermercado al coche o subir las escaleras. "Los mayores beneficios para la salud de la población se lograrán al encontrar formas de hacer que las personas menos activas físicamente se muevan un poco más".

La lluvia, la humedad y el frío no favorecen el gusto por hacer ejercicio. Un gusto que, seamos sinceros, no necesita demasiadas excusas para frenarse a sí mismo. Evitar hacer deporte es, en sí mismo, un deporte, y los expertos no dejan de avisar del peligro de esto en una sociedad inserta en un sistema cada vez más complaciente del sedentarismo.

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