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Los católicos no saben contar: el lío con el número de papas que se llamaron Juan
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Los católicos no saben contar: el lío con el número de papas que se llamaron Juan

En comparación a los reyes, la inmensísima cantidad (y la poca variedad de nombres) entre los papas a lo largo de la historia ha provocado que contemos más de la cuenta y que consideremos pontífices a gente que ni existió

Foto: El último Juan, el XXIII, el 'Papa Bueno'.
El último Juan, el XXIII, el 'Papa Bueno'.

En general, en las religiones (especialmente en el Judaísmo y el Cristianismo), la contabilidad de ciertas cosas no goza de la máxima de las precisiones. Tengamos en cuenta la Biblia, por ejemplo. En particular el Antiguo Testamento. Si nos remontamos a aquellos tiempos en los que prácticamente todos y cada uno de los españoles dimos catequesis, podremos recordar pequeños extractos del mismo Génesis donde se detalla la descendencia de Adán y Eva con números con ausencia total de coherencia alguna: "Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años; y murió" (Génesis 5:5), o el mismo Matusalén, que fueron "novecientos ochenta y dos años; y murió" (génesis 5:27).

A casi un milenio por generación, la fecha de nacimiento del primer hombre, según la Biblia, se sitúa (dependiendo de a quién le preguntemos) entre el 445.391 antes de Cristo y el 4028 antes de Cristo (diferentes versiones, credos y teólogos toman diferentes medidas). Sea como sea, el hecho de que hace casi medio millón de años un ser humano viviese casi 1.000 años suena un poco descabellado, y podemos suponer que, tal vez, una carencia en la precisión o errores en la traducción e interpretación de textos antiguos (o directamente la imaginación de quien lo escribió), pueden ser los culpables del despropósito numérico de estos primeros libros.

Teodorico, enfadado por la tibieza de Juan I, encarceló al papa en Rávena y lo torturó, a modo de castigo, hasta su muerte

La parte buena es que, realmente, esto no altera lo más mínimo la fe cristiana o judía. La cantidad de años que vivieron estas personas no cambia sus actos, tanto mortales como divinos, ni sus enseñanzas. El problema real con la aritmética llega cuando, en los últimos 1.100 años, varios papas, representantes de Dios en la Tierra, eran incapaces de contar hasta 21 de forma fiable.

¿Y esto por qué? Pues debido, principalmente, a errores de interpretación de escritos históricos, la contabilización como papas de diversos antipapas, los numerosos cismas en la Iglesia y el desconocimiento de quiénes habían sido los papas anteriores.

placeholder Ilustración del papa Juan I.
Ilustración del papa Juan I.

La historia comienza con Juan I quien, en el año 523, se convirtió en el 53º papa de la Iglesia católica. Su mandato, por desgracia, fue terrible, dado que el Rey ostrogodo Teodorico el Grande (regente de Hispania entre el 511 y el 526), lo mandó a Constantinopla a negociar con el emperador bizantino Justino I el cese de las persecuciones contra los arrianos. Debido a su fracaso, Teodorico, enfadado por la tibieza de Juan I, encarceló al papa en Rávena y lo torturó, a modo de castigo, hasta su muerte el 18 de mayo de 526.

Puede que Juan I no fuera un gran negociador, pero tanto él como los siguientes 13 Juanes mantuvieron un orden lógico, hasta la muerte de Juan XIV, quien, por cierto, también murió encarcelado por el antipapa Bonifacio VII (a quien las descripciones de la época catalogaban como "un monstruo"), debido al hambre o a un envenenamiento.

placeholder El antipapa Bonifacio VII, el 'monstruo' que mató a Juan XIV.
El antipapa Bonifacio VII, el 'monstruo' que mató a Juan XIV.

Pero hasta aquí llegan las buenas noticias (aritméticas, claro). Los historiadores católicos del siglo XI se hicieron un tremendo lío al estudiar el registro oficial de la vida de los papas, el Liber Pontificalis, en la parte concerniente al mandato de Juan XIV, al que también se le contabilizaban, de forma apartada, los meses en que el papa legítimo estuvo preso por el antipapa Bonifacio VII. Según lo veían ellos, había un papa Juan XIV bis (que nunca existió), pero que, a pesar de ello, contabilizaron como Juan XIV bis, el papa inexistente.

Esto hizo que, durante siglos, el siguiente Juan, que debería haber sido el XV, fuera conocido como el decimosexto. Para más inri, el siguiente en la lista, oficialmente conocido como Juan XVI (aunque en su época era Juan XVII) ni siquiera era un papa, sino un antipapa, pero que se quedó con el nombre (con lo que tampoco existió un Juan XVI).

El problema con los papas Juan, con dos números (el de la época y el correcto) se mantuvo hasta Juan XIX (aunque realmente Juan XX, aunque nadie le conoce así), cuyo mandato finalizó con su muerte en 1032. Y tras este fallecimiento, un cuarto de siglo pasó sin que ningún pontífice eligiese el nombre Juan, hasta que en 1276 los cardenales de Roma eligiesen al lisboeta Pedro Julião como papa, eligiendo este el nombre de Juan.

placeholder Pintura del pintor Juan Rexach del antipapa español Benedicto XIII.
Pintura del pintor Juan Rexach del antipapa español Benedicto XIII.

Siendo el nuevo pontífice consciente del despropósito numérico que sus tocayos habían perpetrado, decidió ajustar y saltarse completamente el XX, pasando a ser Juan XXI. Después de él, la tendencia continuó hasta principios del siglo XV, cuando el napolitano Baldassare Cossa se convirtió en Juan XXIII, no sin cierta polémica.

El gran problema fue que su mandato ocurrió durante el Gran Cisma de Occidente, la gran división católica que ocurrió entre 1379 y 1417, cuando cardenal aragonés Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor (mejor conocido como el Papa Luna) se convirtió en Benedicto XIII (un antipapa) basado en la ciudad francesa de Aviñón y a quien la monarquía y clérigos franceses reconocían como el verdadero papa se enfrentó al Vaticano (que consideraba al veneciano Gregorio XII como verdadero sucesor de San Pedro) y también a Baldassare Cossa, a quien en la ciudad de Pisa se consideraba verdadero papa.

Foto: La basílica de San Pedro en el Vaticano. (iStock)

A pesar de eso, la Iglesia Católica consideró a Juan XVIII como un verdadero papa (así consta en el Annuario pontificio) hasta que Angelo Giuseppe Roncallí se convirtió en el sucesor de San Pedro en 1958. Cuando esto ocurrió, el nuevo pontífice adquirió el nombre Juan XXIII, dejando clara la nueva visión de la Iglesia: Baldassare Cossa era, también, un antipapa.

En total, a pesar de que los papas Juan han llegado (de momento) hasta el número 23, en realidad solo han ocupado el cargo un total de 21. La gran desconocida historia pontificia es un tesoro que no deberíamos olvidar.

En general, en las religiones (especialmente en el Judaísmo y el Cristianismo), la contabilidad de ciertas cosas no goza de la máxima de las precisiones. Tengamos en cuenta la Biblia, por ejemplo. En particular el Antiguo Testamento. Si nos remontamos a aquellos tiempos en los que prácticamente todos y cada uno de los españoles dimos catequesis, podremos recordar pequeños extractos del mismo Génesis donde se detalla la descendencia de Adán y Eva con números con ausencia total de coherencia alguna: "Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años; y murió" (Génesis 5:5), o el mismo Matusalén, que fueron "novecientos ochenta y dos años; y murió" (génesis 5:27).

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