¿Es necesario lavar la ropa nueva antes de usarla? Esto dice la ciencia

Es el dilema de siempre. Intentas olvidarlo, pero llega una nueva prensa a tu armario y la duda vuelve con ella: ¿Debes lavar la ropa que acabar de comprar antes de ponértela por primera vez? El mundo, parece, se divide entre dos tipos de personas: quienes lo hacen y quienes prefieren lucirla de inmediato porque, ¿para qué lavarla si está nueva?

Más allá de la obviedad, existen dos argumentos que relucen en este debate entre a favor y en contra de lavar la ropa nueva. Por un lado, hay quienes dicen que es por simple higiene, ya que la ropa no llega precisamente limpia a las tiendas después de numerosos viajes desde su lugar de fabricación (sobre todo cuando no se trata de una producción local o de cercanía).

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Por otro lado, hay quienes prefieren no lavar la ropa nueva porque hacerlo supone el primer desgaste de su tejido, es decir, en un intento de cuidarla lo máximo posible. De la mano a este argumento también se aboga por no gastar agua innecesaria en un ciclo de lavado adicional que se une al ya de por sí bastante contaminante proceso de la fabricación de ropa. En este dilema de historias, mitos y demás creencias, nadie como los expertos para salir de dudas.

Posibles reacciones alérgicas

Si se trata de hablar de tejidos e industria textil, lo mejor es recurrir a la dermatología. Al fin y al cabo, es nuestra piel la que pasará la mayor parte del tiempo pegada a las prendas que colocamos sobre ella. Así, según explica Susan Nedorost, profesora de dermatología en la Case Western Reserve University y directora del programa de dermatitis en University Hospitals Cleveland Medical Center en una entrevista para la revista Time, usar la ropa sin lavar puede provocar reacciones alérgicas, irritación y hasta problemas atópicos más graves.

Nedorost apunta al respecto que cuando llega a una consulta de esta especialidad un caso de dermatitis alérgica de contacto en la ropa, "generalmente es provocada por tintes dispersos". Estos tintes dispersos se encuentran en mayor concentración en materiales como el nylon, el poliéster y en otros materiales que repelen el agua. Es decir, los contienen buena parte de la ropa que usamos para hacer ejercicio, pero también prendas nuevas que no han sido lavadas.

El proceso es fácil: el sudor y la fricción con el cuerpo hacen liberar estos químicos y, rápidamente, entran en contacto directo con nuestra piel, exponiéndola a reacciones alérgicas que pueden ir desde casi imperceptibles hasta algunas bastante serias. "Si un paciente entra y tiene un sarpullido en la parte posterior del cuello y a lo largo de los costados alrededor de las axilas, la primera pregunta que hago es qué se pone cuando hace ejercicio", dice Nedorost.

Prevenir es lo más seguro

No todas las personas van a tener una reacción alérgica, por supuesto, pero tampoco puedes saber si te va a pasar. Así, prevenir resulta en este caso lo más seguro. No tienes que programar la lavadora para que pase toda la mañana remojando la prensa en espuma, pero es mejor darle una lavada ligera que no hacerlo para evitar el riesgo de desarrollar una nueva alergia.

Así lo comprobó un estudio publicado en 2014, realizado por investigadores de la Universidad de Estocolmo en Suecia. Tras probar 31 muestras de ropa de diferentes tiendas con "diferencias en color, material, marca, país de fabricación y precio, y destinadas a un mercado amplio", encontraron en muchas una sustancia llamada "quinolina", que se usa en tintes para ropa, así como otros compuestos químicos que pueden producir todo tipo de problemas de salud, incluyendo cáncer de piel.

Además, lavar la ropa antes no solo reduce el contenido de químicos, sino que elimina cualquier tipo de suciedad, bacterias y gérmenes. Además, se recomienda que siempre le des preferencia a las prendas con materiales naturales, ya que los sintéticos se pueden tratar con más químicos, y eso también los hace más dañinos para el medio ambiente.