¿Estás autosaboteando tu relación de pareja? Cómo identificarlo y qué hacer al respecto

Se supone que deberíais ser felices. No tanto comer perdices, pero si en vuestra relación de pareja solo existen los reproches, las caras largas y los llantos... Siempre va a haber problemas que solucionar. Lo malo es cuando surgen más de los necesarios y sin ninguna razón aparente. Al fin y al cabo, os tenéis que hacer fuertes el uno al otro para sobreponeros a las dificultades de la vida diaria. En eso consiste, precisamente, quererse.

"Es instintivo querer pertenecer a la vida de los demás y buscar la conexión con el otro de una manera significativa e íntima", asegura la psicóloga Rachel Peel, de la Universidad James Cook de Queensland, Australia, en un artículo reciente publicado en Psychology Today. "Pero si, como parte de este proceso, experimentamos dolor, el instinto de autoprotección puede hacerse una carga. De esta forma, evitar el dolor se convierte en el objetivo principal, en lugar de buscar el contacto íntimo". Y en ocasiones, la necesidad constante de evitar el dolor hace, precisamente, que no desaparezca.

Existe una actitud defensiva, que viene precedida de una victimización constante ante las posibles críticas o el miedo a salir dañado de la relación

Peel ha elaborado un estudio publicado en la revista Journal of Couple & Relationship Therapy en el que se concluye que el autosabotaje en pareja viene de la necesidad de protegernos contra la posibilidad de ser realmente vulnerables a los ojos del otro. Es decir, por miedo a mostrar nuestras debilidades, nuestros traumas y nuestras asperezas, acabamos saboteando la relación de un modo inconsciente para que así jamás se hable de lo realmente importante, si no de aquello tan grave (nótese la ironía) que acaba de pasar.

¿Por qué autosaboteamos nuestras relaciones?

Así, aunque el autosabotaje duela, ya que uno de los dos o ambos están forzando que en todo momento haya problemas, resulta de lo más gratificante, pues nunca se abordará lo esencial que subyace a la relación y está afincado en e individuo. De esta forma, se entra en una retroalimentación constante de discusiones que si se las observa desde fuera no tienen demasiado sentido o han sido provocadas a conciencia. Por otro lado, "al asumir que nuestras relaciones no durarán, el circuito de retroalimentación negativa se reforzará y mantener una relación a largo plazo se volverá cada vez más difícil". ¿El resultado? Verse atrapado en una serie de historias de amor que nunca llevan a un buen puerto para ninguno y que tienen una fecha de caducidad muy marcada.

"Aunque no tenemos mucho control sobre lo que harán los demás, sí que podemos trabajar con nosotros mismos para aceptar esto y que no nos pase factura"

Peel identificó tres formas en las que se manifiesta el autosabotaje tras realizar un análisis cualitativo de más de 690 personas de edades diversas con el objetivo de comprender a fondo esta situación. En primer lugar, existe una actitud permanentemente defensiva, que viene precedida de una victimización constante ante las posibles críticas o el miedo a salir dañado de la relación. Para combatir esta sensación, intentarán tener el control poniendo sus defensas con antelación. En segundo lugar, también destacó una dificultad para confiar en el otro debido a que esta ya se quebró en una relación pasada e impera el temor a que ocurra lo mismo. Al haber roto ciertas promesas contraídas en el pasado, el individuo piensa que las contraídas con esta nueva persona también fracasarán.

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Por último, entran en juego inseguridades propias de no saber muy bien cómo mantener una relación. O, en todo caso, cómo perseverar para que esta se sienta como algo positivo. "Probablemente, nunca tuvieron modelos positivos a seguir de relaciones en sus primeros años de vida", añade Peel. "Una comunicación honesta y abierta, así como saber manejar las expectativas, puede ayudar a que un vínculo pueda volver a encarrilarse".

"Aunque no tenemos mucho control sobre lo que harán los demás o cómo se comportarán con nosotros, sí que podemos trabajar con nosotros mismos para aceptar esto y que no nos pase factura", recomienda la psicóloga. "Aprender sobre tus propios miedos y necesidades de autoprotección puede enseñarte a navegar por la experiencia de sentirte vulnerable y estar abierto a la posibilidad de conectar con los demás de una manera genuina".