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Los cuervos hacen algo que se creía una distinción del desarrollo de los humanos
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NO SOMOS LOS ÚNICOS

Los cuervos hacen algo que se creía una distinción del desarrollo de los humanos

La recursividad es una característica clave del lenguaje humano (nos permite, por ejemplo, construir oraciones elaboradas a partir de oraciones simples)

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Los cuervos no tienen muy buena fama. Despreciados por las creencias humanas, existen bajo la sombra de nuestro miedo, como un apéndice de este, pues se dice que son la apariencia del mal. Un cuervo volando es como un presagio fatal, o eso mismo pensaría Alfred Hitchcock cuando dirigió Los pájaros.

Mientras se te viene a la mente la escena de dicha película en la que decenas de estas aves van acercándose a la escuela como un pálpito, haciendo huir a toda prisa a pequeños y mayores, en la realidad que nos acontece resultan una de las criaturas más inteligentes, y prueba de ello son los resultados de un nuevo informe cuyos datos han sido publicados en Science Advances.

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Durante décadas, los psicólogos pensaron que la recursión era un rasgo exclusivo de las personas. Tanto es así que algunos lo consideraron la característica clave que diferenciaba el lenguaje humano de otras formas de comunicación entre animales. Pero las personas no son las únicas, pues resulta que los cuervos también son capaces de tomar decisiones guiadas por reglas y de crear y utilizar herramientas.

Monos y humanos, a prueba

Si bien es cierto que la recursividad es una característica clave del lenguaje humano (nos permite, por ejemplo, construir oraciones elaboradas a partir de oraciones simples), "siempre ha habido interés en si los animales no humanos también pueden comprender secuencias recursivas", como apunta una de las autoras de la investigación que ha dado respuesta, Diana Liao, investigadora postdoctoral en el laboratorio de Andreas Nieder y profesora de fisiología animal en la Universidad alemana de Tübingen.

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A Nieder le llegó la idea a través de un estudio previo que puso a prueba a monos y humanos tanto adultos como niños. A todos se les mostró una pantalla con dos pares de símbolos de paréntesis que aparecían en un orden aleatorio. Los sujetos fueron entrenados previamente para tocarlos en el orden de una secuencia recursiva, desde fuera hacia dentro: por ejemplo, { ( ) } o ( {2))).

Los resultados, publicados en 2020 abrían la puerta a la duda… ¿Y si la capacidad de producir secuencias recursivas en realidad podría no ser exclusiva de nuestra especie? Después de dar la respuesta correcta, los humanos recibieron comentarios verbales y los monos recibieron una pequeña cantidad de comida o jugo como recompensa. Posteriormente, los investigadores presentaron a sus sujetos un conjunto de corchetes completamente nuevo y observaron con qué frecuencia los organizaban de manera recursiva. Resulta que dos de los tres monos del experimento generaron secuencias recursivas con más frecuencia que secuencias no recursivas como { ( } ), aunque necesitaron una sesión de entrenamiento adicional para hacerlo.

La rapidez de los cuervos

Liao y otros compañeros pusieron entonces el foco en los cuervos, con sus reconocidas habilidades cognitivas. Adaptando el protocolo utilizado en el estudio de 2020, el equipo entrenó a dos cuervos para picotear pares de soportes en una secuencia recursiva. Con ello, probaron la capacidad de las aves para generar espontáneamente tales secuencias a la par de dos niños.

Debido a que el cerebro de las aves carece de la neocorteza en capas de los primates, la última arquitectura cerebral puede no ser necesaria para mostrar esta capacidad cognitiva

Lo que comprobaron con el ejercicio es que dichas aves produjeron las secuencias recursivas en alrededor del 40% de las pruebas, pero sorpresa: sin el entrenamiento adicional que requerían los monos para hacerlo. Además, también parecen mostrar un sentido innato de lo que son los números.

Cuando se publicó el estudio de 2020 sobre las capacidades recursivas en humanos y monos, algunos expertos no estaban convencidos de que pudiera concluirse que los monos, de forma general, entendieran la recursividad, pues tal vez los animales participantes eligieron las secuencias recursivas aprendiendo el orden en que se mostraban los corchetes. Por ejemplo, si la secuencia de entrenamiento fue [ ( ) ], y luego se mostró a los monos un emparejamiento diferente, como ( ) y { }, primero elegirían un par de corchetes que reconocieron del entrenamiento y luego el nuevo par de corchetes que tenían.

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Para abordar esta limitación, Liao y sus compañeros ampliaron las secuencias de dos pares a tres pares de símbolos, como { [ ( ) ] }. De esta forma, la probabilidad de producir las secuencias sin comprender el concepto subyacente de recursividad se vuelve mucho menor. Caso que, también, encontraron más probable en las aves. Debido a que el cerebro de las aves carece de la neocorteza en capas de los primates, esta observación, agrega Liao, la última arquitectura cerebral puede no ser necesaria para mostrar esta capacidad cognitiva.

Los cuervos no tienen muy buena fama. Despreciados por las creencias humanas, existen bajo la sombra de nuestro miedo, como un apéndice de este, pues se dice que son la apariencia del mal. Un cuervo volando es como un presagio fatal, o eso mismo pensaría Alfred Hitchcock cuando dirigió Los pájaros.

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