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No lo intentes más: las señales definitivas de que tu pareja no funciona
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No lo intentes más: las señales definitivas de que tu pareja no funciona

Discutir está bien, pero si estáis encerrados en una espiral de reproches y malos comentarios, es de sabios retroceder y seguir cada uno por su lado para evitar más dolor ante una inminente ruptura

Foto: Foto: iStock.
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En ocasiones, una infidelidad o una desaparición repentina vienen precedida de toda una serie de eventos, malas actitudes y discusiones que quedaron atrás, pero nunca se resolvieron. Entonces, nos llevamos las manos a la cabeza, intentando dar con una explicación que nos alivie, cuando en realidad ya la relación estaba dañada y no se podía hacer nada. A veces, ese desengaño que da pie a la ruptura sucede a fuego lento, y otras veces de repente. Sea como sea, lo cierto es que cuando entramos en una serie de dinámicas negativas, poco o nada hay que hacer.

Lo importante, llegados a ese punto, es saber comunicarse. Tanto si van las cosas bien como si van mal, una comunicación reposada, frecuente y honesta es esencial para saber en qué punto de la relación os encontráis, si realmente vale la pena seguir así o hay algo que os frena e impide continuar hacia delante. Y, si no es así, lo mejor es darse cuenta pronto para evitar males mayores.

"Cuanto más frecuentes e intensas se vuelven las discusiones, menos capaz es la pareja de recuperar el control de su relación"

A fin de cuentas, hay heridas emocionales que cuesta mucho sanar, y es por ello que hoy vamos a ver las señales que delatan que lo vuestro no tiene futuro y que debéis de pasar página, cada uno por su lado. La revista Best Life ha reunido a una serie de expertos para que aporten las pruebas que determinan que llegó la hora de que cada uno siga su propio camino.

No paráis de discutir

La señal más clara de que vuestra relación necesita una revisión. Aunque "discutir no es siempre algo malo", asegura Marley Howard, terapeuta familiar y matrimonial, "si siempre estáis haciéndolo es una señal de que algo va mal". Evidentemente, el conflicto es necesario y normal dentro de la pareja; las situaciones y puntos de vista de cada uno no pueden coincidir siempre. El problema es que se sucedan una detrás de otra sin llegar a ningún punto de acuerdo. "Cuanto más frecuentes e intensas se vuelven las discusiones, menos capaz es la pareja de recuperar el control de su relación", opina Omar Ruiz, asesor matrimonial.

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"Todas las parejas tienen discusiones, pero si ninguna de las partes está poniendo de su parte para tratar de reducir la tensión o buscar una reconciliación, eso significa que la relación no está en buena forma", expresa por su parte Laura Silverstein, otra psicoterapeuta. "Cuando os alteráis, podéis hacer cosas de las que luego es posible que os arrepintáis", por lo que es importante saber pedir perdón a tiempo, de lo contrario se generará "resentimiento entre ambos". Entonces, ya será imposible resolver cualquier problema, pues no sois capaces siquiera de mirar por el otro.

Ocultas demasiadas cosas al otro

Puede ocurrir lo contrario: no hay ningún conflicto en vuestra relación. Evidentemente, esto es del todo posible sobre todo al principio, cuando os estáis conociendo. Pero si persiste esta dinámica y lleváis mucho tiempo juntos sin ninguna discrepancia, mala señal. Es posible que te esté ocultando algo. "Es un problema, ya que tienes miedo de mencionar algún tema que puede dar origen a disputas", afirma Nancy Landrum, asesora matrimonial. "En una relación sana, cualquier cosa se puede discutir con la expectativa de que haya una respuesta sincera y respetuosa".

Confías más en otras personas

Las cosas no van tan bien últimamente entre vosotros y no paras de apoyarte en familia o amigos. A sus espaldas, no haces más que criticar todo lo que él o ella hace o dice. Si no tienes nada bueno que comentar sobre tu pareja, ¿qué haces con ella? Al fin y al cabo, las relaciones humanas están para disfrutarlas, y si descubres que no tenéis nada en común o su forma de obrar no va nada contigo, lo mejor es que seas sincero contigo mismo. Por otro lado, si uno tiene un problema, el otro también. Esto es una cosa que hay que tener bien clara, pues al final todo lo que te afecta, también afecta a la relación.

Ya no deseas pasar tiempo de calidad con él o ella

Las relaciones requieren trabajo y dejar ciertas cosas que nos gustan de lado para estar con la otra persona. Si no eres capaz de poner en un primer plano a tu pareja, que supuestamente tanto te importa, es posible que no estés listo para seguir con ella. No se trata tampoco de un sacrificio total, pero debería salir de ti la voluntad de querer estar cerca y seguir con ella. "Una relación debe complementar la vida de uno, no ser la esencia de la misma", observa Kevin Darné, psicólogo y experto en relaciones. Pero si ya no sientes esas gana irrefrenables de pasar tiempo de calidad con ella, es que las cosas van mal. Sobre todo si no paras de buscar excusas para no estar. Si no tienes la intención de pasar momentos divertidos y profundos juntos, la relación no se mantendrá a corto, medio o largo plazo.

En ocasiones, una infidelidad o una desaparición repentina vienen precedida de toda una serie de eventos, malas actitudes y discusiones que quedaron atrás, pero nunca se resolvieron. Entonces, nos llevamos las manos a la cabeza, intentando dar con una explicación que nos alivie, cuando en realidad ya la relación estaba dañada y no se podía hacer nada. A veces, ese desengaño que da pie a la ruptura sucede a fuego lento, y otras veces de repente. Sea como sea, lo cierto es que cuando entramos en una serie de dinámicas negativas, poco o nada hay que hacer.

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