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Las señales más notorias de que tu pareja es una mentirosa compulsiva
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MENTIROSOS COMPULSIVOS

Las señales más notorias de que tu pareja es una mentirosa compulsiva

¿Crees que la persona con la que más compartes tu vida no para de engañarte? Sal de dudas con estos signos que delatan al mentiroso más escondido

Foto: Foto: iStock.
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Nadie está libre de pecado en lo que a mentiras se refiere, sobre todo en el ambiente conyugal. Engañar, si es por un buen motivo para los dos, no es del todo inadecuado. Si es una mentira piadosa o una 'mentirijilla', tampoco. El problema aparece cuando haces de la mentira la base de la relación, o mucho peor aún: no tienes ningún buen motivo para no decir la verdad, es decir, que solo redunda en tu propio beneficio.

En ese caso, puede que seas un mentiroso patológico, lo que viene a ser una persona que ni siquiera miente con un objetivo o por un fin práctico, sino que es su modo de conducta general a la hora de moverse en las relaciones personales. Esta clase de personalidad es sin duda muy problemática a la hora de mantener una relación romántica con alguien, ya que si no es la honestidad recíproca la que sostiene el romance... la historia de amor puede ser muy corta debido a que las mentiras no pueden tolerarse, sobre todo si vienen una detrás de otra y sin arrepentimiento.

"La mayoría de los mentirosos patológicos miente en los detalles para que otros no puedan cuestionar la veracidad de su historia"

"Las mentiras patológicas pueden hacer que el que engaña se sienta heroico o que tenga la ilusión de tener todo el tiempo el control", asegura Boone Christianson, terapeuta familiar estadounidense, en un artículo publicado en la revista Best Life. "Mentir de forma continuada es como una droga", por lo que si se vuelve una tónica general en la otra persona y más sin un propósito práctico, "puede dar miedo". Pero según la experta, hay una serie de actitudes que le delatan a la primera de cambio y te ayudan a salir de dudas de si de verdad te compensa estar con alguien que nunca dice la verdad.

Cuentan una historia contradictoria

El primer rasgo de que hay gato encerrado. Si los detalles que cuenta sobre un hecho no coinciden, eso es porque se los está inventando sobre la marcha. En general, todos tenemos lagunas en la memoria o cometemos fallos a la hora de recordar las cosas, pero si son muy continuados o casi siempre no coinciden con lo que ya sabemos del tema o nos dijeron anteriormente... mala señal. Esto sucede cuando "no son capaces de hacer un seguimiento de las mentiras que ya han contado, por lo que deben seguir cambiando la historia para que encaje con la nueva información que han aportado", asegura Ketan Parmar, psiquiatra y terapeuta de parejas.

Entran en demasiados detalles

Tanto como cambiar la historia miles de veces, el mentiroso también alega historias alternativas demasiado recargadas en detalles, hasta el punto de afirmar algo que nunca ha ocurrido de la forma más esperpéntica. "La mayoría miente en los detalles para que otros no puedan cuestionar la veracidad de su historia", asegura la psiquiatra Nereida González-Berrios, por su parte. En otras palabras: inflan demasiado las anécdotas, no con el objetivo de impresionar, sino para ocultar una verdad de fondo que intentan ocultar a toda costa y que no quieren que se revise o se contraste.

Se ponen a la defensiva cuando les pillas

Por norma general, quien miente compulsivamente nunca va a tolerar que se lo digan a la cara. Básicamente, por la razón de que han contado tantas mentiras y tan grandes, que el simple hecho de abordar y reconocer una de ellas haría que todos sus pretextos y excusa cayeran como un castillo de naipes. Nunca puedes dudar con ellos, porque una sola duda puede hacer que se derribe toda su montaña de mentiras. Entonces, se pondrá a la defensiva, mostrando demasiada molestia o enfado, e incluso podrán recurrir a inventarse más historias que no son verdad con tal de no reconocer su engaño o que son culpables.

Ni siquiera son conscientes de sus mentiras

Hay gente que está tan acostumbrada a vivir en los mundos de ficción que acaban creyendo sus propias mentiras. Vendría a ser el equivalente de "repetir una mentira hasta que se haga realidad" pero aplicado a uno mismo. "Sus engaños pueden estar tan arraigados en su vida cotidiana que ya no los ven como lo que son, sino como la realidad", asegura Flora Sadri-Azarbayejani, psicóloga estadounidense. Tampoco tienen por qué ser demasiado graves estas falsedades, pueden ser hasta cómicos dependiendo del caso, pero tú eres el que tiene que decidir si quieres estar al lado de alguien que no sabe en qué mundo vive ni qué papel cumple en él.

Nadie está libre de pecado en lo que a mentiras se refiere, sobre todo en el ambiente conyugal. Engañar, si es por un buen motivo para los dos, no es del todo inadecuado. Si es una mentira piadosa o una 'mentirijilla', tampoco. El problema aparece cuando haces de la mentira la base de la relación, o mucho peor aún: no tienes ningún buen motivo para no decir la verdad, es decir, que solo redunda en tu propio beneficio.

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