¿Por qué a veces nos duelen las articulaciones cuando hace frío? Esto es lo que sabe la ciencia

Cuando llega la época de frío y lluvias, nuestro cuerpo parece contraerse a modo de refugio. Sin embargo, de la misma forma que en su naturaleza evita el daño que pueden provocar las bajas temperaturas sobre él, también lo desarrolla en una vinculación curiosa con el clima. Llega un día nublado, con un termómetro que no supera los diez grados, y el dolor se asienta en nuestras articulaciones en esa relación curiosa entre lo externo y lo interno. ¿Por qué sucede?

Este vínculo de causa y efecto entre el clima y el dolor en las articulaciones aún no tiene una explicación clara para la ciencia, tal vez por eso el asunto ha generado todo tipo de relatos que se nutren del misterio: muchas personas aún insisten en que pueden predecir el clima en función de dichos dolores.

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Según explican desde la Harvard Health Publishing, del Colegio de Medicina de la Universidad de Harvard, que la respuesta podría estar en los cambios en la presión barométrica, que ocurren cuando cambian los sistemas climáticos, y desencadenan estas sensaciones en las articulaciones.

Varias posibilidades

De esta forma, menos presión de aire alrededor del cuerpo puede permitir que los músculos, tendones y otros tejidos alrededor de las articulaciones se tensen. Este movimiento puede ejercer presión sobre las articulaciones, y de ahí que sintamos dolor.

"Otra posibilidad es que durante los días fríos y húmedos llevemos a cabo actividades que tienen a empeorar este dolor o la rigidez de los músculos, como sentarse en el sofá durante horas sin levantarnos", apuntan los investigadores Toni Golen y Hope Ricciotti en la mencionada revista.

Para evitarlos o, al menos, tenerlos bajo control, lo más importante es mantenerse activo, practicando ejercicios que favorezcan los movimientos de estas zonas del cuerpo para que se fortalezcan.

Asimismo, el descanso es otro factor primordial. Dormir y permitir que el cuerpo repose es favorecedor para nuestros huesos en todos los sentidos. Por supuesto, manteniendo siempre una buena postura.

Por último, abrigarse y llevar una dieta equilibrada con suficientes frutas y verduras que nos aporten vitamina C, con propiedades antioxidantes y que favorezcan la creación de colágeno, también nos ayudará a mantenernos en buen estado durante el otoño y el invierno.