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La surrealista conversación de una camarera con un cliente que hizo un 'simpa'
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"SÉ UN POCO INTELIGENTE A LA PRÓXIMA"

La surrealista conversación de una camarera con un cliente que hizo un 'simpa'

Una camarera ha usado Twitter para compartir como unos jóvenes se han del restaurante donde trabaja sin pagar y, al final, ha conseguido localizarlos volviéndose viral en redes

Foto: La surrealista conversación de una camarera con un cliente que hizo un 'simpa' (Hattori Hanzo)
La surrealista conversación de una camarera con un cliente que hizo un 'simpa' (Hattori Hanzo)

Muchos presumen de haberlo hecho alguna vez, otros lo han pensado, pero no se han atrevido, y hay quienes bromean con llevarlo a cabo. ¿De qué hablamos? Del arte de marcarse un ‘simpa’. Se trata de una actitud más extendida de lo que parece. Ya saben, España, el país de la picaresca. Hay auténticos maestros. Alguno, incluso, muy conocido por la policía.

Hacer un ‘simpa’, por lo general, suele provocar cierta emoción y excitación en aquel o aquellos que la infringen en detrimento del enfado del que lo sufre. Y, sino que se lo digan a una camarera del restaurante Hattori Hanzo, una taberna japonesa del centro de Madrid, que tuvo que enfrentarse a una situación de lo más surrealista al darse cuenta de que un grupo de amigos se fueron del local sin pagar la cuenta.

Foto: La admirable historia de un "simpa" en El Camino De Santiago (Facebook Arca Gourmet Bar)

De lo que no se acordaron los infractores es que el restaurante tenía los datos con los que uno de los jóvenes del grupo había hecho la reserva. Gracias a esta vía, Estela Miralles, que así se llama la camarera, pudo ponerse en contacto con Luis y tener una conversación por WhatsApp que resultó no tener el más mínimo sentido común.

"PÁGAME Y VETE"

Unos chavales me han hecho un ‘simpa’. Chavales con reserva y número de teléfono. Les he llamado, al no responder les he enviado un whatsapp. Después de remolonear diciéndome que es un "número equivocado" y unos 5 minutos de charla ha venido llorando a pagar. En fin, la hipotenusa comenzaba explicando Estela en su perfil de Twitter junto a los pantallazos de la charla que mantuvo con Luis. La historia se ha hecho viral y acumula ya 16.000 'me gusta'.

El chico comenzó diciendo que se trataba de un número falso. Más tarde, reconoció que “usaron mi móvil y mi correo para reservar” tras lo cual aseguró que “juro que no volverá a pasar” y, para más inri, añadió: “ahora mismo me encuentro en el trabajo en la otra punta de España. Pongan mi número en la lista negra si es necesario, pero yo no tengo nada que ver”.

Fue entonces cuando la camarera se impacientó al haber un giro de guión y asegurar que quien escribía desde el otro lado era el tío de Luis. Sin achantarse, Estela sentenció: “Si eres tú, tus hijos, sobrinos, o amigos, los datos que tenemos son los tuyos. Si quieres los mandas aquí, si no, la denuncia va a recaer sobre ti”,

Ante esta disyuntiva, el supuesto tío del cliente dijo que el padre de los chavales era Guardia Civil y que les mandaba con ellos. “Perfecto. Que vengan antes de las 5. Gracias”, dijo Miralles sin creérselo realmente. Finalmente, Estela consiguió que Luis acudiese al restaurante a pagar la cuenta adeudada. Eso sí, tal y como ella comentaba, acudió “temblando como un cascabel” entre lágrimas dando una explicación rocambolesca acerca de cómo él, en realidad, venía de Alemania y pensaba que el dinero de la cuenta se cobraba de forma automática.

Luis, por favor, no agotes mi paciencia. PAGAME Y VETE. De verdad, no pasa nada, eres joven y es normal. Pero se un poco inteligente a la próxima” escribía la camarera que concluyó diciendo que “verte la lágrima caer y el temblor de los nervios me ha hecho la tarde, espero que la próxima se conecten tus neuronas, si lees esto, un saludo”.

Muchos presumen de haberlo hecho alguna vez, otros lo han pensado, pero no se han atrevido, y hay quienes bromean con llevarlo a cabo. ¿De qué hablamos? Del arte de marcarse un ‘simpa’. Se trata de una actitud más extendida de lo que parece. Ya saben, España, el país de la picaresca. Hay auténticos maestros. Alguno, incluso, muy conocido por la policía.

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