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El misterio de la Dama de Dai, la momia milenaria tan bien conservada que aún tiene sangre en las venas
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Un cuerpo eterno

El misterio de la Dama de Dai, la momia milenaria tan bien conservada que aún tiene sangre en las venas

Después de exhumar su cuerpo en la década de los setenta, los investigadores descubrieron que su piel aún estaba húmeda y elástica, sus articulaciones flexibles e incluso conservaba las pestañas

Foto: Fuente: Wikimedia.
Fuente: Wikimedia.

Su cuerpo fue encontrado en uno de los estados de momificación mejor conservados jamás descubiertos en la historia. Era 1971, y aquel cuerpo había vivido 2.150 años atrás. La revelación de los vestigios de la historia en carne y hueso siempre resulta fascinante y estremecedora, pero cuando esta surge de unos restos tan lejanos que desafía al propio concepto de ser restos, la pulsión entre pasado y presente se vuelve imagen misma del futuro. No hay porvenir, tal vez, más certero que lo que representa el descubrimiento de esta momia.

Su nombre, alguna vez, fue Xin Zhui, y murió entre 178 y 145 a. C., a la edad de entre 50 y 52 años. Durante su vida, esta mujer noble de China, miembro importante del pueblo Pazyryk y esposa del noble de la dinastía Han, Li Cang, se rodeó de lujos de todo tipo: prendas de seda bordadas, delicados mitones, especias, flores, cañas aromáticas, cajas de cosméticos, instrumentos musicales y libros y tabletas sobre la salud, fueron probablemente una pequeña parte de sus posesiones habituales, pues todas ellas acabaron acompañándola en su descanso eterno.

Foto: Representación de una momificación chinchorro en el Museo Arqueológico San Miguel de Azapa.

Ahora, las ciencias han decidido apodarla la Dama de Dai (Lady Dai), y no dejan de aprender conforme recorren los hilos que la rodean. Después de haber exhumado su cuerpo, los investigadores descubrieron que su piel aún estaba húmeda y elástica, sus articulaciones aún estaban flexibles e incluso conservaba las pestañas y los vellos de la nariz.

Demasiado parecida a cualquiera de nosotros

Además, y por si fuera poco, también se encontraron semillas de melón sin digerir en su esófago, estómago e intestinos, e incluso había sangre en sus venas, que consiguieron determinar que era de tipo A. Aquello era prácticamente inimaginable. Como escribe Nathaniel Scharping en la revista 'Discover': "Hay algo desconcertante en mirar el rostro de alguien que hace mucho que se fue de este mundo y darse cuenta de que se parece a ti". Xin Zhui se parecía demasiado a cualquiera de nosotros.

placeholder Fuente: Wikimedia.
Fuente: Wikimedia.

Según explican desde 'National Geographic', fue hallada en la ciudad de Chang-sha, capital de la provincia china de Hunan. La historia de este lugar se remonta, como mínimo, al reino de Chu (1030-223 a.C.). "Durante la segunda guerra mundial sufrió la destrucción de la mayor parte de los edificios históricos a causa de los combates contra las fuerzas japonesas. Ante semejante desastre nada hacía presagiar que treinta años después se hiciera allí uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de China: las tumbas de Mawangdui".

Comenzaba la década de los setenta cuando, durante unas obras para construir un hospital, el ejército realizó en la zona varias perforaciones. En una de ellas llegó la sorpresa en forma de gas de un penetrante olor acre. Algunos de los trabajadores, señalan desde el mencionado medio, prendieron fuego cerca y vieron cómo aparecía una llama azul.

Protegida por una gran estructura

La descomposición de la materia orgánica en el interior de una tumba libera gases tóxicos, un detalle a menudo desconocido. Sin embargo, con la noticia tras la oreja llegó hasta allí Hou Liang, un arqueólogo del Museo de Hunan. Hou Liang intentó capturar una muestra del gas en una bolsa de oxígeno, pero para entonces ya se había agotado.

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Fuente: Wikimedia.

Sin embargo, este arqueólogo no desistió de sus sospechas, y un año más tarde emprendió una excavación que le llevaría a constatar lo que había pensado desde el principio: allí abajo existía un túnel vertical que culminaba en una especie de muro de tierra blanca compactada o el recubrimiento exterior de la tumba.

Con paciencia, fueron desentrañando el habitáculo y a medida que lo hacían descubrieron que conformaba un pozo de 20 metros de profundidad, con varios niveles escalonados y con grandes vigas de madera de ciprés cubriéndolo. Tras extraer toda la tierra blanca apareció un estrato compuesto por una capa de carbón, y debajo de esta, una alfombra de bambú que cubría el enterramiento.

22 vestidos de seda

Medio siglo después, los científicos todavía están trabajando en encontrar las mejores formas de preservar los cuerpos para que permanezcan tan bien como el de Lady Dai, y hasta la fecha han encontrado varias razones por las que puede haberse dado este caso. Para empezar, su familia la envolvió en 22 vestidos de seda y cáñamo, la ató con nueve cintas de seda y le cubrió el rostro con una máscara, según explica una nota de agencias publicada en 2009 en el portal de 'China Daily'.

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Fuente: Wikimedia.

Asimismo, dentro del ataúd perfectamente sellado, lo que evitaba cualquier entrada de aire, se encontraron cerca de 100 litros de un líquido desconocido. Todo esto había permanecido a casi 15,2 metros por debajo de la superficie.

Tuvo que ser la suerte del dinero y un final cuidado y protegido lo que cobijó con tanta precisión su cuerpo, pues al parecer Xin Zhui no vivió la vida más saludable. Cuando murió, de un ataque al corazón, tenía sobrepeso, diabetes, presión arterial alta, colesterol alto, enfermedad hepática, cálculos biliares y sus arterias estaban casi totalmente obstruidas. En la actualidad, su cuerpo está conservado y expuesto en el Museo Provincial de Hunan.

Su cuerpo fue encontrado en uno de los estados de momificación mejor conservados jamás descubiertos en la historia. Era 1971, y aquel cuerpo había vivido 2.150 años atrás. La revelación de los vestigios de la historia en carne y hueso siempre resulta fascinante y estremecedora, pero cuando esta surge de unos restos tan lejanos que desafía al propio concepto de ser restos, la pulsión entre pasado y presente se vuelve imagen misma del futuro. No hay porvenir, tal vez, más certero que lo que representa el descubrimiento de esta momia.

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