Quiso pedir matrimonio en una playa y terminó buscando el anillo con un detector de metales

Las pedidas de mano no dejan de ofrecer vídeos increíbles y momentos únicos. El último en hacerse viral estos días es el del joven que sale de un ataúd disfrazado de Darth Vader, pero cada vez es más fácil encontrarse con situaciones extrañas en las pedidas de matrimonio. La última nos llega desde el otro lado del planeta, concretamente una playa australiana.

Una pareja escogió una playa de la costa del sol australiana, en la región de Queensland, para su pedida de mano. Contrataron a una fotógrafa para que inmortalizara el momento y llevaron a algunos amigos y familiares para compartir un día inolvidable. Pero, mientras hacían las fotos y se hacían alguna broma, el anillo saltó por los aires y se perdió entre la arena.

El chico no se dio cuenta de que había perdido el anillo hasta que llegó el momento de entregárselo a su prometida. Ahí fue cuando cundió el pánico: lo buscó por todos sus bolsillos, pero no estaba. Así que llegó el momento de buscar entre la arena, una odisea solo comparable a la de encontrar una aguja en un pajar.

Final feliz

Los novios, sus amigos, los familiares y hasta la fotógrafa comenzaron a rebuscar entre la arena en busca del anillo. Los minutos fueron pasando al mismo tiempo que crecía la sensación de angustia de los protagonistas. Y lo peor de todo es que la noche se echaba encima y las posibilidades de encontrar la joya se reducían exponencialmente.

Los novios no dudaron incluso en hacerse con un detector de metales para tratar de encontrar el anillo, pero tampoco dio resultado. El día se fue y la oscuridad se adueñó de la playa, pero todos seguían buscando el anillo. Hasta que, finalmente y como por arte de magia, la fotógrafa lo encontró: usó el foco de su cámara y sus manos y dio con el preciado anillo entre la arena.

La novia no ha querido perder la ocasión de compartir varios vídeos en su cuenta de TikTok (@tandkay021) y agradecer el esfuerzo a todos los que se quedaron con ellos buscando el anillo, por supuesto a la fotógrafa. Final feliz para un momento que estaba preparado para ser inolvidable y que lo fue, aunque casi por todo lo contrario a lo esperado.