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Por qué a veces es mejor distanciarse de alguien a quien quieres para que la relación siga adelante
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Por qué a veces es mejor distanciarse de alguien a quien quieres para que la relación siga adelante

En ocasiones la mejor forma de cuidar de un ser querido es mantenerse lejos. Esto es debido a muchos factores y no tiene por qué ser una ruptura traumática

Foto: Tiempo para uno mismo. (iStock)
Tiempo para uno mismo. (iStock)

Cuando queremos mucho a alguien (ya sea un amigo muy cercano o una pareja), por descontado queremos pasar más tiempo con él o ella y estar en su vida, cuanto más cerca mejor. Al fin y al cabo, siempre existe una relación de interés recíproco que nos lleva a preguntarle cómo está y cuándo poder volver a vernos. Esto normalmente llega a los pocos meses de conocerle. Luego, no obstante, el período de enamoramiento termina y la relación se estabiliza. Entonces, ya ni siquiera preguntamos cuándo podemos verle, pues nos hemos hecho un gran hueco en su vida cotidiana.

Sin embargo, una particularidad de las relaciones es que nunca se mantienen iguales, sobre todo las que nos unen a personas que no son del ámbito familiar (amigos o pareja). Esto quiere decir que su intensidad puede crecer o decrecer, y esto es de lo más normal del mundo, a pesar de que si va menguando el lazo tendemos a verlo como un rasgo negativo. Al final, podemos caer en el error de saturar las relaciones, hasta el punto de hacerlas un poco tóxicas solo por el mero hecho de estar demasiado ligados a esa otra persona. Eso genera dependencia, y cuando esta hace acto de presencia en exceso, lo mejor es dar un paso atrás para recordar quiénes somos y que, ante todo, somos seres autónomos que tejen alianzas de amistad y confianza con otros seres.

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Claro que, todo esto, resulta muy fácil decirlo. La gestión de las relaciones nunca es sencilla, a pesar de que tratemos de llevarlas con honestidad y sinceridad. Depende de nuestras intenciones y expectativas, así como de las del otro. Y aunque no nos guste, a veces lo más apropiado es alejarse, sobre todo con aquellas personas con las que ya no nos entendemos tan bien y si nuestros últimos encuentros con ellas han resultado infructuosos.

La importancia de exigir tiempo y espacio

Esto puede suceder tanto en una relación amorosa como en una de carácter amistoso. Por ejemplo, si una pareja tomó la decisión de irse a vivir juntos y un buen día descubren que no era para nada como pensaban, tal vez se baraje la posibilidad de volver a separarse y esperar a echarse de menos para encontrarse en un futuro. O si, por ejemplo, dos amigos de hace muchos años que ahora tienen intereses contrapuestos o que han ido evolucionando de manera distinta en su vida, y cada vez que quedan se dan cuenta de que no hacen más que discutir o reprocharse cosas. Para estos casos concretos, la mejor solución pasa por distanciarse y esperar a que en el día de mañana sus caminos, aficiones o formas de ver la vida se vuelvan a encontrar.

"No todas las tomas de distancia conducen a rupturas completas. Es posible cambiar los límites de una relación sin que resulte un fracaso"

En lo que a relaciones románticas se refiere, vivimos en el engaño de que estas tienen que apuntar siempre a lo más alto. En caso contrario, resultarán un fracaso. La historia siempre es la misma: desde el momento en el que conoces a alguien que te gusta, ya impera la proyección individual o común (también la presión social), de pasar más tiempo juntos que con cualquier otra persona, para luego seguir avanzando en la relación yéndose a vivir juntos y, si todo sale bien, ¿por qué no una boda? ¿Por qué no un hijo? La tendencia natural de las parejas es a aumentar su grado de compromiso el uno con el otro, a riesgo de que parezca que se estanca o no da más de sí.

"No todas las tomas de distancia conducen a rupturas completas", asevera Meredith Dietz, periodista de variedades en Life Hacker, quien ha puesto en tela de juicio la tendencia de las parejas románticas a siempre querer más y más. "Es posible cambiar la definición y los límites de una relación sin que resulte un fracaso. Esto a su vez dependerá de lo muy involucrados que estéis a la hora de comunicar vuestras inseguridades e intenciones, y lo dispuestos que estéis a la hora de remodelar vuestra relación".

Lo primero que hay que hacer es definir de manera precisa cómo te gustaría que os llevarais a partir de ahora y acordarlo juntos

Seguramente el lector estará pensando en la expresión "darse un tiempo", la cual resulta mucho más definitiva, ya que normalmente es lo que se dice cuando deseas romper con alguien, pero no sabes muy bien las razones. Es el as en la manga de las rupturas, un equivalente al "no eres tú, soy yo", la forma más rápida y cómoda para dejarlo con alguien con quien no quieres estar. Por ello, no nos referimos al hecho de buscar un atajo para cortar, sino en una decisión consciente de querer alejarse por el bien de ambos. Todo razonado y bien explicado.

Una quiebra de expectativas

Para ello, lo primero que hay que hacer es definir de manera precisa cómo te gustaría que os llevarais a partir de ahora, o en su defecto, acordarlo juntos. A lo mejor sois dos amigos que, de pronto, un día tomaron la decisión de acostarse para ver qué podría pasar y ahora estáis arrepentidos y queréis dar marcha atrás. O una persona que conociste hace poco y ahora, después de haberla conocido más en profundidad, resulta no ser quién pensabas que era. Por ello es importante establecer límites claros. Y, más aún, cumplirlos.

Foto: ¿Enamorados sin saberlo? (iStock)

Con el objetivo de que la otra persona no se sienta abandonada injustificadamente, lo mejor es acordar una serie de encuentros esporádicos futuros, sea para hablar de la relación o simplemente como puesta al día de la vida de cada uno. Puede que la otra persona no lo entienda y se sienta extrañada; en ese caso, admite tus sentimientos hacia ella, e intenta hacerle entender lo muy cambiantes que son a veces. "Necesitas argumentar por qué quieres que vuestra relación cambie en su estado actual y cómo te gustaría que fuera en el futuro", prosigue Dietz. "Concéntrate en establecer límites y deja poco espacio para la ambigüedad". En otras palabras: sé claro.

Cuando queremos mucho a alguien (ya sea un amigo muy cercano o una pareja), por descontado queremos pasar más tiempo con él o ella y estar en su vida, cuanto más cerca mejor. Al fin y al cabo, siempre existe una relación de interés recíproco que nos lleva a preguntarle cómo está y cuándo poder volver a vernos. Esto normalmente llega a los pocos meses de conocerle. Luego, no obstante, el período de enamoramiento termina y la relación se estabiliza. Entonces, ya ni siquiera preguntamos cuándo podemos verle, pues nos hemos hecho un gran hueco en su vida cotidiana.

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