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"Yo también lloraría": el zasca del dueño de un bar ante la mala crítica de un cliente
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RIFIRRAFE POR UNA HAMBURGUESA

"Yo también lloraría": el zasca del dueño de un bar ante la mala crítica de un cliente

Una guerra dialéctica más entre clientes y restaurantes por culpa de una mala crítica, acaba con la respuesta de dueño del local que cambió por completo la versión de los hechos

Foto: "Yo también lloraría": el zasca del dueño de una tapería ante la mala crítica de un cliente (El Confidencial)
"Yo también lloraría": el zasca del dueño de una tapería ante la mala crítica de un cliente (El Confidencial)

La proliferación de páginas web especializadas en valorar las experiencias de los internautas allá donde vayan, ya sea un hotel, un balneario, una tienda, un restaurante o un bar resultó ser una herramienta muy útil (y, en la actualidad, lo sigue siendo).

Al resto de usuarios les servía para decidir si acudir o no a ese local, haciéndose una idea de lo que podría encontrar allí. Para los propietarios de los establecimientos supone un baremo para seguir apostando por lo que se hace bien y mejorar lo que los clientes criticaban.

Foto: Un restaurante de Lloret de Mar se hace viral en Twitter (iStock)

Sin embargo, y de un tiempo a esta parte, estas webs, como TripAdvisor o Google, se están llenando de reseñas falsas y un tanto absurdas en sus críticas, algo que no favorece a la reputación de estos negocios. De ahí, que los dueños de estos comercios se revelen y respondan amarga o irónicamente ante los ataques gratuitos y con poco sentido de sus clientes.

"Yo también lloraría, la verdad"

Es el caso del propietario del restaurante TT Tapería de Sant Carles, en Tarragona, que se vio obligado a llamar la atención de un comensal después de leer su comentario: “Mi hijo se echó a llorar al ver su hamburguesa, no digo más”, espetó indignado José Joaquín Llaque Castillo y que recogió la cuenta de Twitter @soycamarero.

placeholder Rifirrafe entre un cliente y el camarero del local (Twitter @soycamarero)
Rifirrafe entre un cliente y el camarero del local (Twitter @soycamarero)

En su respuesta, el dueño aclaró la situación y le recordó al cliente qué era lo que había sucedido en realidad:

“Mi hijo se echó a llorar al ver su hamburguesa, no digo más”, espetó el cliente algo indignado

El niño se echó a llorar porque le pedisteis una minihamburguesa (50g) y a su hermano una hamburguesa de Wagyu (200) después de deciros 3 veces que la hamburguesa mini era muy pequeña. Yo también lloraría, la verdad”, dijo zanjando la cuestión con una respuesta épica.

La proliferación de páginas web especializadas en valorar las experiencias de los internautas allá donde vayan, ya sea un hotel, un balneario, una tienda, un restaurante o un bar resultó ser una herramienta muy útil (y, en la actualidad, lo sigue siendo).

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