Gana la lotería y sus hijos le destrozan el coche por no compartir el premio
Los hijos de un conductor de autobús que ganó un premio millonario junto a sus compañeros de trabajo tienen claro que aquello fue lo peor que les pudo pasar
Hace más de diez años, Alex Robertson y sus compañeros de trabajo se convertían en millonarios de la noche a la mañana. Este británico y otros once conductores de autobús ganaban un bote de Euromillones y se repartían la friolera de 38 millones de libras esterlinas, por lo que cada uno de ellos se iba a llevar a unos 3,15 millones de libras, casi 4 millones de euros al cambio.
Sin embargo, aquella noticia no trajo la felicidad al hogar de Alex Robertson. El conductor de autobús se negó a compartir con sus hijos el dinero del premio, lo que llevó a que la tranquilidad que siempre se había respirado en esa casa saltara por los aires. Ahora, uno de los hijos ha recordado aquella historia que fue noticia en los tabloides británicos.
Alex Robertson y su mujer habían tenido dos hijos, Alex Jr y William. Vivían en Corby, una pequeña ciudad de apenas 65.000 habitantes en el condado de Northampton, en el centro de Inglaterra. Después de ganar el premio, todo el mundo conocía al famoso ganador de la lotería en la ciudad, pero pronto se convirtió en noticia por algo que no hubiera querido que pasara.
Se entregaron a la policía
Tal y como han contado los propios hijos a The Sun, su padre no quiso compartir con ellos nada del premio. Sin embargo, sí se compró dos coches nuevos, dos todoterrenos valorados en más de 100.000 euros. La rabia de Alex Jr y de su hermano William les llevó a destrozar sus coches a martillazos como represalia por haberles dejado fuera de las ganancias.
El padre se trasladó a vivir a España y no se presentó al juicio contra sus hijos
Alex Jr reconoce que decidieron entrar en el camino que daba a la casa de su padre de noche, para que no les vieran los vecinos. Después, destrozaron los coches a martillazos y se fueron por donde habían venido. Acto seguido acudieron a la comisaría de policía más cercana para confesar lo que habían hecho y entregarse.
El padre se vino a vivir a España poco después y no quiso ir a declarar durante el juicio, por lo que sus hijos nunca tuvieron que pagar por lo que hicieron. Eso sí, Alex Jr lo tiene claro: "Aquel premio de la lotería fue lo peor que nos pudo pasar: destrozó a nuestra familia". Una muestra más de que el dinero no siempre da la felicidad.
Hace más de diez años, Alex Robertson y sus compañeros de trabajo se convertían en millonarios de la noche a la mañana. Este británico y otros once conductores de autobús ganaban un bote de Euromillones y se repartían la friolera de 38 millones de libras esterlinas, por lo que cada uno de ellos se iba a llevar a unos 3,15 millones de libras, casi 4 millones de euros al cambio.