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Hablemos ahora del monstruo: Calígula, ¿loco homicida o enfermo incomprendido?
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el emperador y sus locuras

Hablemos ahora del monstruo: Calígula, ¿loco homicida o enfermo incomprendido?

El emperador más controvertido de Roma fue un psicópata sádico, que protagonizó en vida diversos excesos y extravagancias. Pero ¿realmente estaba loco?

Foto: Hablemos del emperador Calígula, ¿loco homicida o enfermero incomprendido? (iStock/EC Diseño)
Hablemos del emperador Calígula, ¿loco homicida o enfermero incomprendido? (iStock/EC Diseño)

"Hasta ahora hemos hablado del hombre, hablemos ahora del monstruo". La apoteósica frase salió de la pluma de Suetonio, en su célebre libro 'Vida de los Doce Césares', y va dirigida a Calígula, aquel emperador del que nos han llegado todo tipo de historias truculentas, desde que nombró cónsul a su caballo a que se enfrentó con sangrienta locura a las mismísimas olas del mar. El emperador que se creyó un dios murió con tan solo 28 años, apuñalado en el cuello tras una conspiración, desangrado en una galería. A su hija Drusila, de un año, le reventaron el cráneo contra un muro.

Nació un 24 de agosto del año 12 d.C., y fue el tercer emperador romano de la historia de la dinastía Julio-Claudia. Los eventos que sucedieron en su niñez fueron, sin duda, una profecía de lo que estaba por venir. Hijo de Germánico, uno de los más grandes generales de la historia de Roma, que era a su vez hijo adoptivo del emperador Tiberio, acompañó durante su niñez a su padre en expediciones militares y fue en una de ellas donde recibió el sobrenombre cariñoso de Calígula (proveniente de las cáligas de los legionarios, con un significado parecido a 'pequeña sandalia'). Cuando su padre murió, fue enviado a Capri y las relaciones con Tiberio se resintieron; sin embargo, antes de su muerte, este ordenó que el imperio fuera gobernado de manera conjunta por Calígula y Tiberio Gemelo.

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Foto: iStock.

Por supuesto, no tardó mucho en eliminar a Gemelo del mapa y pasó a gobernar en solitario el imperio más grande que ha existido, sin ninguna clase de experiencia previa porque había vivido su infancia encerrado en una burbuja. Tenía tan solo 24 años.

En los albores, un emperador amado

Para algunos será sorprendente, pero lo cierto es que el comienzo de su reinado fue prometedor. No solo porque era hijo de Germánico, adorado por el pueblo, sino porque Tiberio había sido detestado por todos. Puso fin a los juicios por traición instituidos por Tiberio, abolió los impuestos injustos, ofreció amnistías, organizó juegos de gladiadores y carreras de carros e intentó reformar la sociedad acabando varias construcciones que había iniciado su predecesor, mejorando la estructura portuaria o comenzando nuevos acueductos. Incluso construyó un anfiteatro en Pompeya.

Puso fin a los juicios por traición instituidos por Tiberio, abolió los impuestos injustos, ofreció amnistías e intentó reformar la sociedad

Sin embargo, aunque en ese primer momento pareció mejorar la situación de la población, su reinado coincidió con un grave periodo de hambruna y algunas de las clases altas se mostraron un poco preocupadas por cómo desperdiciaba sus recursos en 'caprichos' tales como la construcción de dos barcos gigantes para su uso personal, una estatua en su honor en el Templo de Jerusalén o la ampliación del palacio imperial.

La enfermedad

Seis meses después de comenzar su reinado, durante el otoño del año 37 d.C., el emperador cayó gravemente enfermo. No hay un consenso claro de lo que le sucedió: quizás una crisis nerviosa, una encefalitis, hipertiroidismo, demencia o incluso problemas agravados de una epilepsia que sufría desde niño. Además, no dormía más que tres horas al día y pasaba las noches esperando la llegada de la luz. Tras superar la enfermedad, llegó el reinado del terror.

No hay consenso claro de lo que le sucedió: una crisis nerviosa, una encefalitis, hipertiroidismo, demencia o incluso problemas de epilepsia

Aunque algunos apuntan que el emperador tenía claras tendencias psicopáticas, otras voces han señalado que fue su enfermedad la que cambió su comportamiento, provocando que el resto de su reinado estuviese marcado por la paranoia y el malestar. De cualquier forma, parece que de sus labios salió la famosa frase "recuerda que todo me está permitido, incluso con las personas", lo que podría explicar que su reinado estuvo fuertemente marcado no solo por el sadismo, sino por un pulso constante contra las élites del Senado para demostrar que, al contrario que Tiberio, era él quien mandaba y en su imperio no se ponía el sol.

El emperador y sus locuras

Son de sobra conocidos los excesos de Calígula. Muchos otros emperadores han pasado a la historia por su carácter despótico y cruel, desde Nerón a Caracalla, pero los efímeros cuatro años de reinado de Calígula son unánimemente recordados como los peores. Suetonio y otros hablan de anécdotas absurdas que demostrarían la locura y demencia del joven emperador, que paseaba a caballo con la coraza del mismísimo Alejandro Magno, pues la había robado de su tumba. Una de las más famosas es la de Incitatus, su caballo favorito, al que supuestamente regaló una casa y proclamó cónsul. Sin embargo, más allá de la lectura de la demencia, también podría interpretarse de nuevo como una humillación a sus oponentes, mediante una broma que demostraría que un caballo podría hacer el trabajo mejor que ellos.

El episodio del caballo podría interpretarse como una humillación a sus oponentes, su animal predilecto podría hacer el trabajo mejor que ellos

Pese a ser hijo de Germánico, Calígula no despuntó precisamente por su destreza militar, como demuestra su famoso episodio en Gran Bretaña. Según cuenta Suetonio, cuando las tropas se negaron a cruzar el mar, el emperador obligó a los soldados a recoger conchas en la playa. Más que una locura, podría ser un castigo por desobediencia. En realidad, según explica 'The Collector', no se sabe a ciencia cierta si la historia no se ha desdibujado con el tiempo, embellecida o quizá malinterpretada por Suetonio. El término latino 'musucula' podría no referirse a 'concha' sino a 'tiendas de campaña', menos fantasiosas pero más útiles. Y, al fin y al cabo, mejor es recoger una concha o montar una tienda de campaña que lo que era la práctica habitual contra los que se rebelaban: diezmar, es decir, matar a uno de cada 10 hombres.

placeholder Malcolm McDowell, como Calígula.
Malcolm McDowell, como Calígula.

Por supuesto, además de su megalomanía absoluta y su sadismo (gustaba de ver torturar a sus enemigos), otro de los rasgos más famosos de Calígula fue su sed sexual. Se le acusó de acostarse con las esposas de sus súbditos (tuvo muchísimas amantes y cuatro esposas), violó a Livia Orestila en su propia ceremonia de esponsales, se casó con ella y la repudió al cabo de unos días, y también se le acusó de sodomía. En cuanto a las relaciones incestuosas con sus hermanas (a su favorita, Drusila, la proclamó diosa a su muerte), no hay un verdadero consenso. Por ejemplo, Filón de Alejandría (que conoció en vida a Calígula) nunca menciona esos incidentes, pero sí lo hace Tácito, que nació 15 años después de la muerte del emperador. Algunos apuntan quizás a su obsesión por Oriente, pues al fin y al cabo las relaciones con sus hermanas no difieren mucho de esa idea egipcia de preservar la pureza sanguínea, algo que podría verse igual con el linaje Julio-Claudio.

Su tío Claudio, cojo y tartamudo, también era un brillante estudiante, gobernante y estratega militar, y fue amado por todo el pueblo

Sea como fuere, es innegable que los excesos sádicos, narcisistas y psicopáticos de Calígula, así como su mala gestión, propiciaron la caída de un emperador que tan solo reinó durante cuatro años, pero que provocó la ruina de Roma. La cuestión quizá sería si realmente sus terribles actos fueron propiciados por la locura que generalmente se le achaca al personaje. Desgraciadamente, es una figura muy controvertida y ni siquiera sus biógrafos posteriores pudieron ponerse de acuerdo en ello. Séneca el joven le describe como un demente, pero (insiste) debido al paso de los años y la arrogancia, que le llevó a creerse un dios, y su testimonio podría no haber sido muy objetivo, pues el propio emperador le condenó a muerte por tratar de conspirar contra él. Filón de Alejandría asegura que experimentó un cambio de carácter tras su enfermedad y Juvenal habla de que una poción que bebió lo volvió loco.

A su muerte, fue proclamado emperador su tío Claudio, que según la leyenda fue encontrado escondido tras una cortina al más puro estilo Polonio en 'Hamlet'. Era cojo y tartamudo, y durante toda su vida le habían tratado como a un tonto debido a sus problemas físicos. Sin embargo, también era un brillante estudiante, gobernante y estratega militar, y fue amado por todo el pueblo, que había tenido dos experiencias anteriores un poco decepcionantes.

"Hasta ahora hemos hablado del hombre, hablemos ahora del monstruo". La apoteósica frase salió de la pluma de Suetonio, en su célebre libro 'Vida de los Doce Césares', y va dirigida a Calígula, aquel emperador del que nos han llegado todo tipo de historias truculentas, desde que nombró cónsul a su caballo a que se enfrentó con sangrienta locura a las mismísimas olas del mar. El emperador que se creyó un dios murió con tan solo 28 años, apuñalado en el cuello tras una conspiración, desangrado en una galería. A su hija Drusila, de un año, le reventaron el cráneo contra un muro.

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