¿Se debe invitar a una boda por compromiso? La polémica se ha vuelto viral en Twitter

Las bodas son un placer, pero, en ocasiones, también son un engorro. A raíz de un tuit que se ha viralizado, se ha abierto un debate en redes sociales que todos nos hemos planteado en alguna ocasión cuando nos han invitado a una boda de alguien ‘desconocido’. ¿Merece la pena invitar a todo el mundo a una boda? ¿Es necesario que le mandes una invitación al primo lejano que no ves desde hace 20 años?

Una boda debe ser un acontecimiento en el que estén los seres queridos de los novios. No tienen por qué ser familiares de los padres, primos o tíos que no vemos desde hace casi una vida. Es el caso de esta tuitera que ha reconocido que ha sido invitada a la boda de una prima que no ve desde hace nueve años.

La chica lo dejó muy claro en el post de twitter: “Resulta que mi prima, a la que hace nueve años que no veo, me ha invitado a su boda. No me apetece nada ir y creo que no voy a ir. No sé nada de su vida ni ella de la mía, no conoce a mi hijo que tiene ya ocho años. Creo que no tiene mucho sentido, pero me llaman loca por no querer ir”.

9 años sin ver a su prima

Evidentemente, el tuit ha levantado mucha ‘polémica’ y se ha viralizado rápidamente. Hasta la fecha acumula 13.000 ‘me gusta’ y más de 670 ‘retuits’. La mayoría de las personas que han contestado al post están de acuerdo en que no debería asistir a esa boda: “Está lejos de tu casa. Yo no iría bajo ningún concepto”.

La chica no quiere ir a la boda porque se celebra a 350 kilómetros de su casa

Otros usuarios son todavía más radicales e, incluso, ayudan a la invitada a inventarse una excusa para no ir al enlace: “No vayas, invéntate una excusa, que tienes que limpiar los cristales o ir a comprar tornillos de cabeza plana, no sé, algo creíble”. La usuaria @miransiedad ya ha dejado claro que no piensa asistir a la boda.

Este debate siempre ha estado sobre la mesa. ¿A quién no le han invitado alguna vez a una boda a la que no le apetecía absolutamente nada asistir? A todos nos ha pasado y nos seguirá pasando en el futuro. Igual que los novios son libres para invitar a quién quieran, los invitados también deben ser libres para elegir si asisten o no a la boda.