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Auge e historia del sándwich helado, el postre o aperitivo de todos los veranos
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LOS 'HOKEY POKEYS'

Auge e historia del sándwich helado, el postre o aperitivo de todos los veranos

Es la estrella indiscutible de las playas y piscinas dentro de toda la carta de helados. ¿Cuál es su verdadero origen? Por sorprendente que parezca, tiene más de un siglo

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

Ante la indecisión de qué helado escoger dentro de la amplia oferta que puede haber en un supermercado, la mejor opción pasa por ir a lo fácil: el helado de sándwich (o sándwich de helado, como se prefiera) contentará a mayores y pequeños, padres e hijos y abuelos y abuelas. Perfecto para llevártelo de almuerzo, de postre o de merienda a la playa o a la tranquilidad de tu salón para degustarlo al fresquito del ventilador. Al fin y al cabo, los helados son uno de esos placeres típicos del verano que no solo calman el hambre que pueda surgir entre horas, sino que también refrescan al organismo del intenso calor de los meses de julio y agosto.

Y, en el caso del helado de sándwich, su composición simple pero efectiva es digna de mención. En su forma más clásica, tan solo se trata de un pedazo de helado de nata unido a dos trozos de galleta, aunque las marcas más competitivas del mercado han ido diseñando nuevas versiones con las que contentar al consumidor. Pero como otras tantas cosas en la vida, solo hace falta tomar un poco de perspectiva para darnos cuenta de que lo más familiar también puede sentirse como lo más extraño, y para ello una buena forma es recurrir a la historia de este dulce, la cual no puede más que sorprendernos.

"El sándwich de helado podría haber hecho ganar miles de dólares a su inventor, pero apareció curiosamente en un humilde carrito del Bowery"

Aunque pudiera parecer que fue creado hace unas pocas décadas debido al auge de la industria heladera, en realidad este dulce tiene una historia bastante longeva. Nada más y nada menos que más de un siglo. Los principales periódicos de Estados Unidos en la década de 1890 empezaron a hacerse eco del enorme éxito que tenía un nuevo tipo de helado en Nueva York que se servía como un pedazo de nata helada unida a dos hojas de papel y que luego evolucionó a la galleta.

A un solo centavo

Según un reciente artículo de 'Mental Floss', la escritora gastronómica Jeri Quinzio explicó a un diario de la época que en su nacimiento se los denominó 'hokey pokeys', siendo vendidos en el barrio del Bowery a un centavo. "Hay sándwiches de jamón y queso o sándwiches de salmón. Y luego están los sándwiches de helado", asegura la experta, citando un artículo publicado en el 'New York Mail and Express' de 1899 en el que se publicitaba este nuevo dulce.

"Los corredores de bolsa de Wall Street comenzaron a degustarlos democráticamente en la acera junto a carteros y oficinistas"

"Como si se tratara de una nueva moda, el sándwich de helado podría haber hecho ganar miles de dólares a su inventor, pero curiosamente apareció en un humilde carrito del Bowery y fue vendido por un solo centavo", explica un artículo de 'Edible Manhattan' en el que se repasa su historia. "Los estratos altos y bajos de la sociedad quedaron unidos por el consumo de este dulce callejero, al menos al principio".

Todo el mundo quedó encantado con el producto. "Los corredores de bolsa de Wall Street comenzaron a comprar y degustar sándwiches de helado, comiéndolos democráticamente en la acera junto a carteros y oficinistas", remarcaba un antiguo texto publicado el 19 de agosto del año 1900 en el periódico 'New York Sun', recogido por el rotativo anteriormente mencionado. "Desde los limpiabotas hasta los banqueros, todos se aficionaron a esta nueva modalidad del clásico sándwich".

placeholder La modalidad más típica del sándwich de helado: bañado en galleta y chocolate. (iStock)
La modalidad más típica del sándwich de helado: bañado en galleta y chocolate. (iStock)

El éxito callejero llegó a los restaurantes, y es aquí cuando adquirió su forma definitiva: se eliminó el papel de su envoltura y se apostó por un delicioso bizcocho de color marrón. Entonces, según un artículo de 'The Country Gentleman' de 1901, el precio se encareció ante la alta demanda y la llegada del postre a los restaurantes de Manhattan. Sin embargo, el helado seguía vendiéndose de manera tradicional en las calles.

Y llegó la galleta (y también el chocolate)

La fórmula que conocemos hoy en día, basada en la galleta que sostiene la nata del medio y que simula las dos rebanadas de pan del clásico sándwich, no se patentó hasta 1928, cuando un vendedor de helados de San Francisco llamado George Whitney decidió colocar un par de galletas de avena. En aquellos años, el bizcocho ya se había estandarizado, fabricándose este modelo de manera industrial por varias patentes, por lo que este cambio fue arriesgado, al ir contra los preceptos de la gran industria en pleno apogeo del dulce.

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En la década de 1940, un vendedor de comida en pleno partido de béisbol celebrado en Pittsburgh añadiría la última de las variaciones más conocidas que luego desarrollarían más tarde las marcas de helado más importantes hasta nuestros días. Se llamaba Jeremy Newberg, quien en esta competición deportiva alteró la receta apostando por la vainilla en vez de la nata y las obleas de chocolate por el bizcocho o la galleta.

Más variaciones según el lugar

Como es lógico, existen infinidad de variantes de este helado que fueron extendiéndose por el mundo. Por ejemplo, en Singapur el sándwich de helado es servido en su forma literal: se coloca un helado de distintos sabores (pero sobre todo vainilla o nata) sobre dos rebanadas de pan de molde. En Irán lo llaman 'bastani-e nooni', el cual consiste en un helado de azafrán y agua de rosas atrapado en barquillo y bañado en pistachos.

Aquí en España su versión más común y aceptada es la que desarrolla Nestlé con su Maxibon desde 1993, el cual es de origen italiano, ya que empezó a comercializarse bajo la marca Motta en dicho país en el año 1989, como explica el experto en sándwiches y bloguero Sánguchez. Sea como sea, este peculiar y famoso helado tiene un hueco garantizado en todos nuestros postres y meriendas, sobre todo en la época del verano.

Ante la indecisión de qué helado escoger dentro de la amplia oferta que puede haber en un supermercado, la mejor opción pasa por ir a lo fácil: el helado de sándwich (o sándwich de helado, como se prefiera) contentará a mayores y pequeños, padres e hijos y abuelos y abuelas. Perfecto para llevártelo de almuerzo, de postre o de merienda a la playa o a la tranquilidad de tu salón para degustarlo al fresquito del ventilador. Al fin y al cabo, los helados son uno de esos placeres típicos del verano que no solo calman el hambre que pueda surgir entre horas, sino que también refrescan al organismo del intenso calor de los meses de julio y agosto.

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