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5 consejos para iniciar una conversación con un desconocido sin morir en el intento
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5 consejos para iniciar una conversación con un desconocido sin morir en el intento

Iniciar una conversación con un desconocido no es fácil, tranquilo. Será por ocasiones en las que el silencio se vuelve incómodo… pero es justo ahí, justo entonces, cuando hay que intervenir

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A todos nos ha pasado alguna vez eso de quedarnos a solas en el ascensor con el vecino del quinto a quien no hemos visto, que nuestro amigo desaparezca en la discoteca, dejándonos solos con el grupo de gente a quien acababais de conocer. O ha sido nuestro primer día en alguna parte, desde el colegio al trabajo. El caso es que es constante lo de tener que hacer el esfuerzo por salir de la extrañeza y, simplemente, articular palabras con alguien por primera vez.

Iniciar una conversación con un desconocido no es fácil, tranquilo. Será por ocasiones en las que el silencio se vuelve incómodo… pero es justo ahí, justo entonces, cuando hay que intervenir. Que sí, que el silencio no está mal, que no es necesario hablar con todo el mundo, que debemos hacerlo cuando nos apetezca, pero ¿acaso no te apetece, o es que simplemente no sabes cómo empezar?

Foto: Foto: Alessandro Biascioli. (iStock)

Hay algunas formas sencillas de iniciar una conversación, solo es cuestión de prestar atención a los detalles y ser lo suficientemente creativos como para ponerla en marcha. Aquí tienes algunos consejos para practicar y que el estrés no sea un obstáculo para conocer a gente nueva.

No temas hacer el ridículo

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No es necesario tener un tema de conversación claro para empezar a hablar con alguien, esto apúntatelo bien. Aquí no se trata de establecer controles, sino de ir viendo hacia dónde vais con las palabras, eso es lo divertido e interesante. Por supuesto, ya sabes que la primera impresión importa, pero eso no quiere decir que tenga que regir y medir tus expresiones en función de cuán vulnerable ridículo te sientes. Llegados a este punto, vuelve a leer la primera frase de este párrafo. Léela las veces que hagan falta. Cualquier acción, por muy estrambótica que sea, tiene muchas posibilidades de no parecerlo si queda claro que estás haciendo justo lo que quieres hacer.

Eso sí, debes tener claro que empezar una conversación sin haber planeado un tema es siempre, en mayor o menor medida, un reto, por lo que te exigirá salir de eso que llamar tu zona de confort. Quien hable sobre un tema del que sepa mucho, se sentirá seguro, pero lanzarse de lleno a hablar sobre cualquier cosa, deberá fluir con la conversación, y eso requiere habilidad para adaptarse.

Hablar de lo cotidiano está bien

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Por mucho que se bromee con lo típico que resulta tirar del tiempo para hablar con un desconocido, tirar del tiempo para hablar con un desconocido no tiene nada malo. Lo bueno de ello es que, además, da pie a ampliar el asunto, porque las temperaturas, por ejemplo, se dan en una zona concreta, y que si la ciudad, que si el barrio, que si la comida de aquí y de allá. Así de fácil.

Al final, si toda conversación tratase sobre temas muy abstractos, la vida sería algo muy aburrido. Además, hablar sobre esto hace muy fácil ir cambiando de tema y crear historias con las que la otra persona se pueda identificar. Poco a poco, con calma, se generan las cualidades: "¡Anda, qué casualidad, si vivo muy cerca!" ¿Te suena eso?

Haz preguntas sencillas

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Para que no sea un monólogo, formula preguntas sencillas, que hagan referencia a vivencias, por ejemplo. Tampoco tiene nada de malo hablar de asuntos aparentemente superfluos. ¿Acaso no somos, ante todo, eso? La edad, la procedencia, dónde reside, qué hace en ese lugar en el que os habéis encontrado… De esta manera se irá abriendo ante vosotros un abanico de diferentes temas que podéis elegir dependiendo de lo interesantes que resulten. Es cuestión de inercia.

Habla sobre una referencia compartida

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Para empezar una conversación con alguien a quien conoces poco o nada, es bueno apuntar a un tema vinculado a un hecho que ambos podáis conocer. Si hablas sobre una película, no sabrás si la otra persona captará la referencia, pero si hablas sobre algo que está cerca, sí.

Por ejemplo, puedes hacer un comentario sobre un elemento visual que te haya llamado la atención. Este comentario, siempre que no resulte grosero, es un buen comienzo, ya que a pesar de que queda claro que no será la columna vertebral de la conversación (no da para hablar tanto) parte de algo que emisor y receptor pueden advertir, suponiendo que estén en el mismo espacio o viendo lo mismo.

A todos nos ha pasado alguna vez eso de quedarnos a solas en el ascensor con el vecino del quinto a quien no hemos visto, que nuestro amigo desaparezca en la discoteca, dejándonos solos con el grupo de gente a quien acababais de conocer. O ha sido nuestro primer día en alguna parte, desde el colegio al trabajo. El caso es que es constante lo de tener que hacer el esfuerzo por salir de la extrañeza y, simplemente, articular palabras con alguien por primera vez.

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