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Que te guste una persona u otra depende del hambre que tengas, según un estudio
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Que te guste una persona u otra depende del hambre que tengas, según un estudio

Según un nuevo estudio, es posible que te sientas diferente acerca de quien te interesa después de haber comido un aperitivo

Foto: Fuente: iStock.
Fuente: iStock.

Sabemos que el hambre es una de las necesidades fisiológicas más fuertes del ser humano, pero, ¿puede eso afectar la manera en que vemos a los demás? ¿Podría gustarnos alguien en función de si necesitamos comer o acabamos de salir de un restaurante?

Pues, por muy descabellado que suene, parece que es así.

Resulta que el hambre no solo puede afectar nuestro estado de ánimo y comportamiento, sino también a quién nos atrae.

El hambre no solo puede afectar nuestro estado de ánimo y comportamiento, sino también a quién nos atrae

Un estudio recogido por 'Mel Magazine', señala que un grupo de investigadores reclutó a 44 hombres y mujeres con edades promedio de 23 años, para que ayunasen durante 12 horas. Después, les mostraron las imágenes de dos hombres y dos mujeres con ropa interior idéntica. Sus caras se utilizaron como modelos de distintos tipos de cuerpos alterados digitalmente, variando en su redondez.

Foto: Elon Musk. (Getty) Opinión

Después, se pidió a los participantes (hambrientos) que calificaran cuánto les gustaban las imágenes que veían y, a continuación, se les dio un refrigerio y se les pidió que calificaran las imágenes nuevamente.

El estudio descubrió que las personas hambrientas se sentían más atraídas por caras y cuerpos más redondos

En general, el estudio descubrió que las personas hambrientas se sentían más atraídas por caras y cuerpos más redondos. Lo mismo sucedió cuando el experimento se realizó con imágenes de un objeto, en lugar de personas, es decir, los participantes hambrientos aún preferían las versiones más redondas.

La conclusión es que podría ser que el hambre motiva a las personas hacia la abundancia en general, lo que explica por qué a los participantes les gustasen más los estímulos redondos en general, y no solo los cuerpos y las caras redondas, cuando estaban hambrientos que cuando estaban saciados.

Sabemos que el hambre es una de las necesidades fisiológicas más fuertes del ser humano, pero, ¿puede eso afectar la manera en que vemos a los demás? ¿Podría gustarnos alguien en función de si necesitamos comer o acabamos de salir de un restaurante?

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