¿Viven más los optimistas o los pesimistas?

¿Eres una persona optimista o pesimista? ¿Sueles ver el lado positivo de las cosas o tiendes a ponerte siempre en lo peor? La ciencia ha concluido, tras diversos estudios, que las personas que afrontan la vida con alegría y optimismo suelen vivir más años que aquellas que lo hacen con un permanente pesimismo. Vivir la vida con una sonrisa es clave para estar muchos años en este mundo.

Varias investigaciones anteriores ya demostraron que las personas optimistas dormían mejor, tenían menos riesgos de sufrir una enfermedad cardiovascular y, por lo tanto, su nivel de bienestar era muy alto. Ahora, otros estudios han demostrado que el optimismo alarga la vida mientras que el pesimismo la acorta.

Este nuevo trabajo científico se ha realizado analizando a 160.000 personas de entre 50 y 79 años durante un periodo de 26 años. Antes de iniciar el proceso, los participantes tuvieron que rellenar un cuestionario para medir su optimismo ante la vida. Los calificados con puntuaciones más altas eran los optimistas mientras que los pesimistas sacaron las calificaciones más bajas, tal y cómo cuenta BBC Mundo.

Estudio para 160.000 personas

Años después, los investigadores analizaron la vida de las personas que aún vivían y la de los que habían muerto y las conclusiones fueron claras: “los que sacaron mejores notas en el examen han vivido más años que el resto”. Es más, el optimismo puede prolongar la vida hasta los 90 años en un hecho denominado “longevidad excepcional”.

El estudio se realizó solamente en mujeres, aunque otras investigaciones han demostrado que las personas optimistas viven entre un 11% y un 15% más que los pesimistas. Además, factores como el nivel económico, el origen étnico, el nivel de educación o los problemas de salud, también son claves para medir la esperanza de vida.

El estilo de vida es muy importante. Los optimistas suelen tener hábitos sanos como hacer deporte o llevar una dieta equilibrada. Asimismo, los optimistas manejan el estrés con mucha mayor tranquilidad y con mayor perspectiva. Los investigadores entienden que el optimismo y el pesimismo son rasgos genéticos que pueden ir modulándose a lo largo de la vida. La educación recibida y la infancia de cada persona son dos factores fundamentales que influyen en la formación de la personalidad.