¿Por qué nos afectan más las críticas que los elogios?
El ser humano procesa peor unas palabras de crítica que un elogio
¿Qué duele más una torta, una paliza o unas duras palabras de crítica? Las lesiones físicas pueden curarse en unas semanas, pero las críticas feroces pueden dejarnos secuelas durante toda la vida. Secuelas en forma de dolor, en forma de una cicatriz que, quizás, no podamos sanar nunca más. Todo dependerá de quién nos la diga, pero, a la hora de criticar a una persona, conviene ir con pies de plomo para no dañar más de la cuenta.
El ser humano tiende a recordar, mucho más, las críticas de palabra que los enfrentamientos físicos. Una conversación violenta con un amigo o con un familiar en la que se pueden llegar a decir cosas hirientes, acaba por pasar factura en mayor medida que una pelea sin importancia con dos o tres tortazos sueltos. Con un golpe te puede doler la cara, pero con un discurso cruel, te puede doler el corazón para toda la vida.
De hecho, esto se justifica, según asegura BBC Mundo, en el hecho de que las críticas negativas nos afectan en mayor medida que las positivas. Por norma general, un elogio tendemos a olvidarlo en poco tiempo, mientras que una crítica negativa puede llegar a obsesionarnos durante toda nuestra vida.
El cerebro se autoprotege
El cerebro humano ha evolucionado para protegerse de los peligros y mantenernos con vida. El instinto de supervivencia es lo que nos hace agarrarnos a la vida cuándo estamos enfermos. Por ello, una crítica desmesurada hace que nuestra mente active mecanismos de defensa que derivan en tristeza y dolor. De esta manera, vemos como nuestra integridad se siente amenazada y respondemos con ira o decepción.
Una crítica severa y cruel de un ser querido puede ser una cicatriz que dure de por vida
El sistema límbico desencadena emociones en respuesta a las amenazas exteriores y nos ayuda a comprender los peligros que podemos sufrir. De hecho, un bebé de ocho meses ya está preparado para detectar las amenazas que pueden ponerle en peligro. Un estudio asegura que un niño de menos de un año se girará mucho más nervioso para mirar a una serpiente que a una rana con una sonrisa amigable.
Al ser humano le gustan más las tragedias que las alegrías. Lo vemos, a diario, en los informativos de televisión o la prensa digital. Las noticias más buscadas son las tragedias o los sucesos. Somos un ser vivo que tienen a buscar más lo malo que lo bueno. Por ello, las críticas nos afectan mucho más que los elogios. Quizás, ha llegado el momento de pensar en positivo para que la sociedad avance con más fuerza.
¿Qué duele más una torta, una paliza o unas duras palabras de crítica? Las lesiones físicas pueden curarse en unas semanas, pero las críticas feroces pueden dejarnos secuelas durante toda la vida. Secuelas en forma de dolor, en forma de una cicatriz que, quizás, no podamos sanar nunca más. Todo dependerá de quién nos la diga, pero, a la hora de criticar a una persona, conviene ir con pies de plomo para no dañar más de la cuenta.
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