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Ojos de 'belladona' o la moda de cojear: las tendencias más raras de la historia
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Ojos de 'belladona' o la moda de cojear: las tendencias más raras de la historia

A lo largo de la historia, el ser humano ha seguido algunas cuestionables modas por el simple hecho de alimentar el ego y promocionar la belleza propia

Foto: Fuente: iStock.
Fuente: iStock.

Arsénico para colorear determinadas telas en un verde precioso, mercurio en los sombreros que volvía loco, corsés imposibles, maquillaje con plomo, pelucas que daban dolor de cuello, dietas peligrosas y extrañas... a lo largo de la historia, el ser humano ha seguido algunas cuestionables modas por el simple hecho de alimentar el ego y promocionar la belleza propia. Somos humanos, y a todos nos apetece gustar a los demás.

Pero algunas de estas tendencias, hoy en día pasadas (como suele suceder con las modas, que son efímeras), harán abrir los ojos como platos a más de uno por ser increíblemente absurdas y peligrosas. Hoy las repasamos contigo.

La peligrosa planta de la belleza

La historia de la belladona es larga y curiosa. Los egipcios la usaban como narcótico e infundía valor a los guerreros romanos que la ponían en sus flechas para envenenar a los enemigos. Los griegos también la empleaban en sus orgías y tenía cierto componente trascendental, al infundir valor a los guerreros. Aunque más tarde se conocieron sus propiedades venenosas (en altas cantidades es extremadamente tóxica), siguió utilizándose para tratar heridas o el insomnio. En altas cantidades, uno de sus principios activos (la atropina) dilata las pupilas y sonroja (además de producir visión borrosa, taquicardia, alucinaciones o mareos, claro).

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(iStock)

Y como los ojos grandes siempre han sido sinónimo de belleza, en el siglo XIX se extendió la moda entre las mujeres de dilatar las pupilas con jugo de las bayas de esta planta. Las venecianas incluso se frotaban el rostro con ellas para enrojecerlo de una manera 'natural' que no requiriese el uso de maquillaje, que no estaba bien visto por aquel entonces.

Teniendo en cuenta que el summum de belleza era lo que llamaban 'belleza alabastrina', propia de los síntomas de la tuberculosis, quizá no suene tan raro

Teniendo en cuenta que el summum de belleza era lo que llamaban 'belleza alabastrina', propia de los síntomas de la tuberculosis, quizá no suene tan raro todo esto. Durante años, muchísimas mujeres aplicaron cada mañana unas gotitas de belladona en sus ojos, sabiendo que era venenosa, pero creyendo que al ser tan poco el contenido que usaban, no tendría por qué afectarlas.

Los dientes negros (o torcidos)

Ya hablamos en otra ocasión de Ohaguro, la curiosa moda de los dientes negros que fue tendencia en el pasado. Surgió en Japón hacia el siglo X, durante los periodos Edo y Heian principalmente. Compuesta de una solución de limadura de hierro y vinagre llamada 'kanemizu', se trataba de una tradición que practicaban especialmente las mujeres casadas y algunos hombres, miembros de la aristocracia o samuráis. Se creía que era beneficioso para la salud, pues prevenía el deterioro de los dientes y, pese al fuerte olor que producía y lo complicado de su preparación, fue tendencia durante mucho tiempo hasta que fue prohibido. Y, de hecho, lo raro era tener los dientes blancos.

Para los japoneses, la presencia de dientes torcidos en la dentadura, generalmente los caninos superiores, es signo de juventud y belleza natural

Aunque los japoneses ya no se tiñen los dientes, sí que siguen teniendo algunas tendencias un tanto extrañas en lo que a su boca se refiere. Yaeba, por ejemplo, es un término que se puso de moda hacia 2011 debido a la idol Tomomi Itano, y que muchas adolescentes imitaron más adelante, llegando a someterse incluso a procedimientos dentales.

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Yaeba

Pero, ¿en qué consiste? Simplemente en la presencia de dientes torcidos en la dentadura, generalmente los caninos superiores, que en el país nipón no se perciben como una muestra de fealdad sino como un signo de juventud y belleza natural.

Foto:  'Ennegrecido de dientes' de Utagawa Kunisada.

Pies de loto

También hablamos de ello en otra ocasión. En el siglo X en China, durante la dinastía Song, se convirtió en costumbre aplicar una venda a los pies de las niñas para prevenir su crecimiento. Se volvió muy popular y se consideraba atractivo, por lo que aunque había comenzado siendo una práctica frecuente entre las bailarinas, se propagó hasta convertirse en algo común entre las mujeres de clase alta y la burguesía (las clases trabajadoras no podían hacerlo porque impedía a las mujeres trabajar).

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Una mujer muestra sus pies en Pekín.

El proceso comenzaba a una edad temprana, en torno a los dos o cinco años, y se hacía en invierno para que los pies se encontraran entumecidos por el frío y el dolor no fuera tan extremo. Cada pie se bañaba y se sumergía en una mezcla de hierbas y sangre animal, se cortaban las uñas y se doblaban los dedos contra la planta del pie hasta romperlos. Los dedos rotos se mantenían apretados contra la planta del pie mientras este era estirado hacia abajo, formando línea recta con el resto de la pierna. El arco se rompía a la fuerza. Las vendas eran atadas repetidamente en forma de ocho. La práctica no entró en declive hasta bien entrado el siglo XX.

Las estrictas medidas en Corea del Sur

La meca de la cirugía estética tiene un concepto muy claro de lo que es la belleza y no se somete a ambigüedades como el resto del mundo. El concepto, mejorado gracias a los idols que son los que marcan las tendencias del país, quizá pueda sorprendernos por su rigidez: piel muy blanca, cara pequeña en forma de V (por ello una de las cirugías más famosas es la de mandíbula), nariz estrecha, ojos grandes y con bolsas debajo (lo que acentúa lo que consideran un rostro más ingenuo y adorable), dientes perfectos, doble párpado (lo que, de nuevo, lleva a muchas personas a operarse los ojos) y delgadez extrema.

placeholder El grupo coreano Blackpink. EFE
El grupo coreano Blackpink. EFE

La cojera de Alexandra

Si te sorprende que Kim Kardashian marque las tendencias de belleza con su voluminoso cuerpo o su rostro, tenemos que decirte que no hay punto de comparación con otra 'influencer' más antigua: la princesa Alexandra de Dinamarca, esposa del príncipe Alberto Eduardo. Icono de moda en el siglo XIX y nuera de la Reina Victoria, todos alababan su belleza y era muy popular.

placeholder La reina Alexandra.
La reina Alexandra.

No solo se imitaban sus vestidos de cuello alto (que servían para cubrir una cicatriz que tenía desde niña) o sus rizos, sino que incluso las mujeres más adineradas del país comenzaron a imitar su manera de caminar cojeando (había sufrido un ataque de fiebre reumática), como si utilizaran solamente un zapato. Algunas personas llegaron a creer que se trataba de una enfermedad, pero lo cierto es que era únicamente una moda.

Las mujeres más adineradas del país comenzaron a imitar su manera de caminar cojeando (había sufrido un ataque de fiebre reumática), como si usaran solamente un zapato

Tanto es así que en ciertas ciudades de Gran Bretaña los comerciantes comenzaron a vender zapatos desiguales, uno con tacón alto y el otro bajo, e incluso bastones como los que usaba la princesa. Como con todo, la moda llegó y se fue, pues cuando en la temporada siguiente los vestidos se volvieron más ceñidos, resultaba muy complicado caminar de esa manera.

Arsénico para colorear determinadas telas en un verde precioso, mercurio en los sombreros que volvía loco, corsés imposibles, maquillaje con plomo, pelucas que daban dolor de cuello, dietas peligrosas y extrañas... a lo largo de la historia, el ser humano ha seguido algunas cuestionables modas por el simple hecho de alimentar el ego y promocionar la belleza propia. Somos humanos, y a todos nos apetece gustar a los demás.

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