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Una breve historia sobre por qué se hicieron tantas estatuas de bebés meando
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FIGURA TÍPICA

Una breve historia sobre por qué se hicieron tantas estatuas de bebés meando

El Manneken pis de la ciudad de Bruselas es el más famoso pero, ¿por qué empezó a extenderse la opción de fabricar fuentes con forma de niño pequeño orinando?

Foto: Foto: iStock.
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A pocos metros de la Grand Place de Bruselas, entre las calles L'Etuve y Chene, se encuentra una de las estatuas más diminutas y famosas del mundo, la cual atrae a cientos de turistas cada año. Se trata del Manneken Pis, de apenas 5,5 centímetros de altura y que, como su propio nombre indica, en belga significa "el pequeño hombre que mea". Con el paso del tiempo, se ha ido convirtiendo en uno de los símbolos de la ciudad, sobre el que se han escrito ríos de tinta para analizar su significado histórico y cultural para la capital de Europa. En este artículo iremos desengranando los secretos de esta figura tan típica y por qué se ha acabado reproduciendo en infinidad de fuentes y jardines repartidos por todo el mundo, además de encontrar en las huellas de su historia la eterna rivalidad que tenido Bélgica con nuestro país, España.

Se cree que el Manneken Pis original se diseñó y fabricó en 1388, según los archivos de la catedral de Santa Gúdula, aunque la primera mención en los documentos oficiales data de 1451. A lo largo de la historia ha corrido grave peligro porque siempre ha estado en el punto de mira de vándalos y ladrones, de ahí que finalmente el ayuntamiento optara por reemplazarla por una copia realizada por Jérôme Duquesnoy en 1619. Esta también fue robada en 1960, recuperándose tiempo después junto con la original de bronce dorado, y ahora ambas están expuestas en el Museo de la Villa de la capital europea.

Supuestamente, durante las guerras entre belgas y holandeses un niño llamado Juliaanske apagó la mecha de una bomba orinando sobre ella

¿A qué viene esta obsesión histórica con esta escultura? ¿Qué es lo que realmente significa para los habitantes de Bruselas? Existen infinidad de relatos y leyendas que le confieren un papel esencial en la cultura belga. Una de ellas es, por ejemplo, que durante las guerras entre belgas y holandeses un niño llamado Juliaanske apagó la mecha de una bomba que lanzaron las tropas del Duque de Alba orinando sobre ella y, con ello, salvó la ciudad de una explosión inminente. Por otro lado, también existe la versión de que un niño anónimo tenía la fatal costumbre o necesidad de hacer sus necesidades frente a la casa de una bruja. Esta se molestó y decidió lanzarle un conjuro, petrificándolo en bronce para el resto de la eternidad.

Un origen mucho más remoto

La versión más realista es que simplemente el ayuntamiento decidió construir una fuente de agua potable para el uso de sus ciudadanos, colocando a un niño en posición de hacer pis como de broma, en lo que se podría considerar un gesto propio del humor típicamente belga. En realidad, las estatuas de niños meando no son propios del país, sino que provienen de la época grecorromana. Las primeras tenían múltiples significados, pero sobre todo simbolizaban la fertilidad.

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Una de las versiones que existen sobre el significado del Manneken Pis nos toca de cerca. Es la que cuenta el viajero vietnamita Hoàng Nguyen Vu en una entrada de la página 'Erasmusu' traducida por Marina Alcione, quien recoge la versión del relato de una mujer con la que pasó la estancia en Bruselas. Según ella, desde que era pequeña le contaron que en realidad fue una bomba de los españoles -y no de los holandeses como dijimos al principio- la que apagó el niño con su meada y no de los holandeses precisamente. Al parecer, España entró en guerra con Bélgica por temor a que hiciera buenas migas con Francia, su enemigo más inmediato en aquel momento, durante el siglo XIV.

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"En tan solo dos meses los españoles ocuparon el territorio belga, incluida la capital, Bruselas", cuenta Nguyen Vu. "Bélgica se vio obligada a firmar un contrato de rendición por el que no podría asociarse con Francia durante cuarenta años". Finalmente, los belgas accedieron y España retiró sus ejércitos, pero la amenaza perduró y siguió latente. Supuestamente, tiempo después, un grupo de españoles disfrazados se infiltraron en la ciudad y pusieron explosivos en distintos puntos. Cuando la detonación era inminente, un niño pequeño apareció corriendo y se paró para acabar con la mecha que llegaría a las bombas, salvando a los habitantes de la ciudad de una muerte segura.

Ahora bien, como decíamos, sus orígenes son mucho más remotos, situados en la época grecorromana y en el Renacimiento. "A menudo hechas de mármol, bronce o arcilla, las estatuas de niños en el Renacimiento italiano generalmente representan a niños alegres sosteniendo sus penes y orinando con una sonrisa traviesa", explica David Boffa, historiador del arte estadounidense, en un artículo reciente publicado en 'Mel Magazine'. "Estos tienen nombres diferentes del de Manneken Pis, como 'putto mictans' ('putto' vendría a significar "niño desnudo", y 'mictans', "orinar"). También hay algunos que se llamaron 'spiritello d'acquao', que significa 'duendes del agua'".

"Debido a que estos espíritus representan la inocencia, hay pureza en ellos, por lo que el agua que cae sería justamente eso: agua, y no orín"

Según Victor Coonin, otro historiador de arte que escribió un libro sobre estos 'puttos mictans', fue el escultor Donatello quien empezó a crear y a popularizar estas figuras en el Renacimiento. "A Donatello le corresponde el mérito principal de reinventar el tema del 'putto', de una manera plena y no meramente decorativa. Si bien las manifestaciones anteriores eran más ornamentales, Donatello dotó a las figuras de un significado fundamental para el contexto de las obras", explica. Tiempo después, gracias a este artista italiano y al desarrollo de la fontanería, comenzaron a fabricarse esculturas que podían orinar agua.

Una de las especificaciones que hace Boffa sobre estos 'niños meones' es que, precisamente, no es orina lo que cae de sus penes, sino agua, teniendo un significado trascendental. "Debido a que estos espíritus representan a la inocencia, hay pureza en ellos, por lo que el agua que cae sería justamente eso: agua", asevera. "También es importante comprender la importancia de este líquido en un momento en el que la mayoría de las personas no tenían acceso al agua corriente en sus hogares".

Foto: La Virgen y el Niño entronizados (1225). (Wikimedia)

En aquella época, la gente debía caminar hasta las fuentes públicas para rellenar sus cántaros, por lo que colocar a un niño con su pene apuntando tenía motivos cómicamente decorativos. "Hay mucho más humor en el Renacimiento de lo que se suele pensar", comenta el experto. "Los niños representarían la inocencia y la diversión, y es un hecho que estas figuras tenían la intención de ser graciosas o decorativas".

Volviendo a Bélgica y a su historia particular, existen muchas reproducciones del Manneken Pis en las ciudades de Geraardsbergen, Broksele y Hasselt. Durante las festividades populares, suelen cambiar el contenido de la fuente por hidromiel, cerveza o vino para los habitantes y turistas. En definitiva, si viajas alguna vez a estas urbes no te olvides de fotografiarte o beber un poco del agua de estas fuentes tan curiosas. Seguramente, como otras tantas tradiciones relacionadas con lo más típico de un país, traiga buena suerte.

A pocos metros de la Grand Place de Bruselas, entre las calles L'Etuve y Chene, se encuentra una de las estatuas más diminutas y famosas del mundo, la cual atrae a cientos de turistas cada año. Se trata del Manneken Pis, de apenas 5,5 centímetros de altura y que, como su propio nombre indica, en belga significa "el pequeño hombre que mea". Con el paso del tiempo, se ha ido convirtiendo en uno de los símbolos de la ciudad, sobre el que se han escrito ríos de tinta para analizar su significado histórico y cultural para la capital de Europa. En este artículo iremos desengranando los secretos de esta figura tan típica y por qué se ha acabado reproduciendo en infinidad de fuentes y jardines repartidos por todo el mundo, además de encontrar en las huellas de su historia la eterna rivalidad que tenido Bélgica con nuestro país, España.

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