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Futurismo retro: el 2022 no es tan divertido como lo imaginaban a mediados del siglo XX
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Futurismo retro: el 2022 no es tan divertido como lo imaginaban a mediados del siglo XX

Advertencia: el 'futuro' es bastante más aburrido de cómo lo predijeron nuestros antepasados, pero eso no quita que hayan acertado en algunos puntos

Foto: Fuente: iStock.
Fuente: iStock.

Si hay algo que nos diferencia un poco de las generaciones pasadas es esa obsesión que ellos tenían por el futuro. Desde luego, dice mucho de nosotros como civilización y del contexto social en el que nos encontramos actualmente: nosotros preferimos idealizar el pasado, y por ello la nostalgia se encuentra al alza y podemos elegir entre un amplio catálogo de series ambientadas en los años 80 o que recuerdan la magnificencia de los años 20 y la época del jazz. Sin embargo, durante buena parte del siglo XX las cosas fueron diferentes y la gente ansiaba conocer el futuro.

¿Estamos ya en 'el futuro'? Es difícil predecirlo, teniendo en cuenta que no es un espacio ni un tiempo, sino algo que siempre se encuentra delante, por más que avancemos. Sin embargo, sí podemos pensar que muchas de las cosas que en el siglo XX se predijeron, estaban enfocadas en el momento actual. 'Blade Runner' está ambientada en noviembre de 2019 o 'Regreso al futuro II' en 2015, por poner algunos ejemplos. Parece que, incluso, el futuro se ha quedado atrás.

Algunas series, como 'Los supersónicos', proponían un futuro bastante espacial, cosa que a día de hoy parece estar un poco lejano. Pero acertaron en algunas cosas. Igual que las predicciones que se hicieron a principios del siglo XX, que a día de hoy resultan anacrónicas y nos hacen sonreír con ternura. Algo de ellas existe en el momento actual, pero desde luego podemos advertir que el futuro es bastante más aburrido de como lo habían pintado.

Aquí van algunos ejemplos de lo que se esperaba de las generaciones futuras (y lo que realmente ha llegado).

Coches voladores

La imagen más típica del futuro es el coche volador. Volar siempre ha estado en la mente del ser humano, y desde luego, algo así era muy ambicioso aunque no especialmente útil. Los coches siguen circulando por las ciudades, más que nunca, y solo podemos elegir entre híbridos o normales. Probablemente, la visión más cercana a lo que iba a suceder fue de John Elfret Watkins Jr., en una publicación de principios de siglo, que aseguraba que en el futuro los coches serían más baratos que los caballos y que habría coches de ambulancias, coches de policía (y niños que llevarían coches, ahí patinó un poco).

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Veredicto final: por ahora, es difícil que acabemos surcando los cielos en coche, donde tampoco nos ahorraríamos el tráfico (aéreo). Le exigiríamos demasiado, pues tendría todo lo bueno de los aviones (aerodinámicos, sostenerse en el aire, utilizar un sistema de propulsión) y todo lo bueno de los coches.

Ciudades burbuja

Otro clásico, la supuesta ciudad del futuro, tendría que estar metida en una especie de burbuja y ser muy futurista. Lo cierto es que se trata de otro pronóstico que no se ha cumplido, e incluso algunas ciudades parecían más modernas antes que ahora.

Lo que no quita para que se sigan haciendo toda clase de pronósticos al respecto sobre cómo viviremos dentro de 30 años: ciudades subterráneas, ciudades submarinas (lo más parecido a esas prometidas ciudades burbuja), colonizar otros mundos...

Habría que exigir demasiado a un coche volador: tendría que tener todo lo bueno de los aviones (aerodinámicos, sostenerse en el aire, utilizar un sistema de propulsión...)

Veredicto final: la ciudad del futuro tendrá que ser útil y hacerse a las necesidades de las nuevas generaciones. En general, parece que la sostenibilidad y la lucha contra la masificación deberían ser lo más importante, pero después de ver cómo la pandemia dejaba a un lado todos nuestros pensamientos lógicos, con gente soñando con volver al campo para poder gozar de un jardín, lo único que está claro es que es muy difícil hacer predicciones certeras.

Videoteléfono

Este sí. Si hay algo que el 'futuro' nos ha traído, han sido los avances en cuanto a las comunicaciones. Lo decimos muchas veces, pero estamos más conectados que nunca. En poco tiempo se han producido muchos cambios en cuanto a telefonía se refiere. Y el videoteléfono, con el que las generaciones que nos precedieron tanto soñaban, se convirtió en una realidad. Y de hecho, ha sido muy útil durante la pandemia, por lo que la sofisticación es probable que cada vez sea mayor.

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Veredicto: poco hay que decir, en este caso los pronósticos fueron muy certeros, aunque al final lo de verle la cara a la otra persona en videollamada del trabajo no es tan agradable como podría parecer, sobre todo si vas en pijama o tienes cara de haber dormido poco.

Robots caseros

Las tres leyes de la robótica establecidas por Isaac Asimov son claras: un robot no debe dañar a un ser humano, debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que entren en conflicto con la primera ley y debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley.

Los robots se encuentran en nuestra vida, pero de una manera diferente, como podemos observar hablando con Siri con total normalidad

Algo tienen los robots que fascinan, y nuestros antepasados más cercanos creían que en el futuro todos viviríamos en casas inteligentes (por supuesto, en ciudades burbuja) con robots-mayordomos que nos ayudarían en todo, con los problemas éticos que eso supone, y con los que estableceríamos relaciones de todo tipo.

Veredicto: no ha sido así del todo, y aunque podemos considerar a la Termomix lo más parecido, todavía siguen sorprendiéndonos como Erica (la robot japonesa con aspecto humano que da cierto repelús) los robots se encuentran en nuestra vida, pero de una manera diferente, como podemos observar hablando con Siri con total normalidad. Lo que nos preocupa ahora no es que intenten matarnos, sino que la automatización acabe quitándonos el empleo, al más puro estilo revolución industrial 2.0.

Educación a distancia

El ilustrador futurista Arthur Dadebaugh publicaba en 1958 cómo serían las aulas del futuro: ya nadie iría al colegio y se podrían dar clases mediante un dispositivo con cámara, pantalla y teclado para poder participar y hacer preguntas. ¿Te suena?

Veredicto: la cosa no era tan idílica como se podía pensar, y la pandemia nos lo demostró. Aunque se comportaron de manera ejemplar, no es fácil que un niño permanezca atento mientras observa a su profesor por una pantalla. Por lo menos, sirvió para dejarnos vídeos virales graciosos, aunque muchas personas están de acuerdo: nada como el estilo presencial.

Si hay algo que nos diferencia un poco de las generaciones pasadas es esa obsesión que ellos tenían por el futuro. Desde luego, dice mucho de nosotros como civilización y del contexto social en el que nos encontramos actualmente: nosotros preferimos idealizar el pasado, y por ello la nostalgia se encuentra al alza y podemos elegir entre un amplio catálogo de series ambientadas en los años 80 o que recuerdan la magnificencia de los años 20 y la época del jazz. Sin embargo, durante buena parte del siglo XX las cosas fueron diferentes y la gente ansiaba conocer el futuro.

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