El mapa de
tu corazón

Por María Corisco

Cuidar de la salud cardiovascular va más allá de tratar las enfermedades del corazón: es clave conocer nuestro riesgo individual, tanto de cara a la prevención como para detectar a tiempo cualquier lesión. De ello nos hablan los fundadores de Atria Clinic, un nuevo centro especializado en el diagnóstico precoz a partir de nuestro propio mapa cardiovascular.

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Soy incapaz de recordar con cuántas canciones, poemas e, incluso, obras de arte me he encontrado que hablen del corazón. Ese órgano ligado a las emociones que se acelera con la pasión, se nos para por un susto o se nos rompe con el desamor. Pienso en todo ello mientras paseo por la sala de espera de ATRIA Clinic, donde he acudido con la idea de desentrañar su parte más prosaica y terrenal. La parte que concierne a su salud o enfermedad.

Es la otra cara de la moneda. Más allá de la poesía, todos sabemos la importancia de tener un corazón y una red cardiovascular sanos. A mi mente vienen palabras como infarto, ictus o muerte súbita. Me pregunto entonces cómo se encontrarán mi corazón y arterias; si dentro de mí, sin yo saberlo, se estarán formando placas de colesterol, estrechando los vasos, fraguando un accidente cardiovascular, la primera causa de muerte en nuestro país.

De todo ello quiero hablar con los cardiólogos Leticia Fernández-Friera y Jorge Solís, cofundadores de esta clínica que acaba de abrir sus puertas en Madrid y en la que se brinda la posibilidad de conocer nuestro mapa cardiovascular. Porque no solo se trata de acudir cuando uno se encuentra mal. Saber el estado de nuestro corazón y riesgo es clave tanto para poder prevenir la enfermedad, como para detectar de forma precoz cualquier anomalía y tratarla antes de que nos ponga en peligro.

Una lección de
cardiología

No tenemos mucha cultura cardiovascular. Es frecuente que confundamos términos y que tendamos a la generalización. Por eso, los doctores Fernández-Friera y Solís comienzan por explicar que “las enfermedades cardiovasculares son todos aquellos trastornos relacionados tanto con el corazón como con el sistema circulatorio”. Es decir, el infarto agudo de miocardio, el ictus o la muerte súbita son sus manifestaciones clínicas más dramáticas y las primeras que se nos vienen a la cabeza, pero hay además un amplio espectro de situaciones patológicas que pueden comprometer nuestra salud cardiovascular.

”Tenemos una buena noticia y una mala. La buena es que el 80% de estas enfermedades podría prevenirse conociendo los factores de riesgo individuales"

Los nombres de estas enfermedades no son alentadores. La jerga cardiológica, muchas veces, no ayuda. Por eso es tan importante que el profesional nos explique que, desde las valvulopatías a las arritmias, desde la insuficiencia cardiaca a las cardiopatías congénitas o a las enfermedades reumáticas del corazón, nuestro mapa cardiovascular puede estar amenazado sin que nosotros lo sepamos. “Tenemos una buena noticia y una mala. ¿Cuál quieres primero?”, me preguntan. Y decido coger el toro por los cuernos. “La mala”. Y me cuentan que “las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de mortalidad en el mundo, por encima del cáncer. De hecho, en España, son ya responsables de 3 de cada 10 fallecimientos”.

Afortunadamente, la buena noticia lo es, y muy esperanzadora: “El 80% de estas enfermedades, y hasta el 90% de los infartos, podrían prevenirse conociendo los factores de riesgo individuales y con un estilo de vida más saludable”.

Enfermedades
cardiovasculares

Las malas noticias

Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de mortalidad en el mundo, por encima del cáncer. En España, son responsables de 3 de cada 10 fallecimientos.

Las buenas noticias

El 80% de estas enfermedades, y hasta el 90% de los infartos, podrían prevenirse con un estilo de vida más saludable y conociendo los factores de riesgo individuales.

¿Cómo está mi
corazón?

Es frecuente que solo nos hagamos esta pregunta cuando ya hemos tenido una señal de alerta. Pero los doctores insisten en la importancia de anticiparse a la enfermedad poniendo en conjunción esos dos conceptos: estilo de vida saludable, por un lado, y conocimiento de nuestros factores de riesgo por el otro.

Ciertamente, todos sabemos que un estilo de vida saludable es imprescindible para reducir el impacto de la enfermedad cardiovascular. Habitualmente lo resumimos como dieta equilibrada, práctica de ejercicio físico, eliminación de hábitos tóxicos y reducción de los factores estresantes. Pero cada persona tiene, además, unos factores de riesgo individuales -algunos modificables, otros no- que van a marcar la necesidad de otras indicaciones más precisas para conseguir prevenir con éxito la enfermedad cardiovascular.

¿Cómo saber cuáles son tus factores de riesgo? ¿Cómo se puede prevenir o detectar de forma temprana y, en caso necesario, tratar? Conociendo tu mapa de salud cardiovascular. Esta es la propuesta de ATRIA Clinic. “Para poder entender la enfermedad, es imprescindible conocer tanto los factores de riesgo como las opciones que existen para poder combatirlos y controlarlos”, explican los doctores Leticia Fernández-Friera y Jorge Solís. “El mapa de salud cardiovascular individual nos habla del estado de nuestro corazón y de nuestras arterias a partir de pruebas diagnósticas y de análisis clínicos. Así, nos podemos anticipar a la enfermedad cardiovascular, en unos casos para evitarla, en otros para controlarla y en otros para diagnosticarla de forma muy precoz”.

Cada mapa
es diferente

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progamas para ver más información

“Cada mapa es diferente, y hay que saber leerlo”, explican. Eso significa que cada paciente necesita su tiempo de escucha, atención a los detalles, personalización e individualización de la atención.

Ante nosotros podemos tener a una persona sin ningún síntoma, sencillamente interesada en conocer cómo puede seguir estando sana, o a alguien con una patología extremadamente compleja que ya ha hecho un peregrinaje por distintos servicios y consultas. El abanico de posibilidades es inmenso, y la clave es centrarse en quien tenemos delante y atender sus necesidades individuales”.

Para ello, hay diseñados distintos programas de atención:

  • Programa de la
    Mujer
  • Programa de
    Riesgo Cardiovascular
  • Programa de
    Valvulopatías
  • Programa de Arritmias y
    Muerte Súbita
  • Programa de
    Cardiopatías Congénitas

Un medicamento
imprescindible: el ejercicio

“Es la mejor técnica terapéutica”. Así de contundente se muestra la doctora Araceli Boraita, cardióloga y directora del Programa de Cardiología del Deporte en ATRIA Clinic, al asegurar la importancia del ejercicio no solo en la población sana, sino también en los cardiópatas. “La clave es hacerlo de forma segura. Para ello, se les hace un reconocimiento y se diseña un programa personalizado de forma que cualquier persona, incluso las candidatas a trasplante, puedan hacer ejercicio”.

Hay que hacerlo bien, insiste, y por eso “hay que entenderlo como una prescripción: no decimos que se haga deporte, sin más, sino que definimos el tipo de ejercicio, la intensidad y la duración. Por eso es tan importante el estudio individualizado, teniendo en cuenta la patología y el perfil del paciente”.

Asimismo, explica, en Atria Clinic ven a deportistas profesionales o de alta intensidad que quieren descartar que tienen algún tipo de patología cardiovascular. “Cuando se confirma que hay algún problema, suele surgir la frustración, porque el deporte forma parte de su estilo de vida. Para ellos, es muy importante pautarles un plan de entrenamiento en el que el seguimiento es fundamental”.

Personas y tecnología, la
diferencia que salva vidas

Asimismo, explica, en Atria Clinic ven a deportistas profesionales o de alta intensidad que quieren descartar que tienen algún tipo de patología cardiovascular. “Cuando se confirma que hay algún problema, suele surgir la frustración, porque el deporte forma parte de su estilo de vida. Para ellos, es muy importante pautarles un plan de entrenamiento en el que el seguimiento es fundamental”.

La búsqueda de esta diferencia es la que ha unido en el centro a un equipo de cardiólogos especializados en las distintas áreas, pero también a técnicos especialistas en imagen cardiovascular, ecocardiografía, ecocardiograma de esfuerzo y ecografía vascular 2D y 3D.

Los
intangibles

Además de la excelencia del equipo, hay otros factores esenciales que contribuyen a transformar una inquietante visita al cardiólogo en una experiencia marcada por la empatía y la sensación de estar siendo escuchado y comprendido.

Tiempo

“Hay que dar el tiempo necesario a cada paciente, mirándole a los ojos, preguntándole y explicándole”, continúan los médicos. “Tiene que salir de la consulta habiendo entendido cuál es su situación, qué expectativas hay, cuál va a ser el camino en adelante. No debe tener ninguna duda”.

Espacio

El espacio también importa. Un espacio seguro, relajante, en el que el paciente es el centro y en donde se trabaja para encontrar una solución a su problema.

El recorrido, de principio a fin

La atención no cesa en el momento en que se sale de la consulta. “Es importante continuar el acompañamiento, tanto si tiene que ir a hacerse otras pruebas -como una resonancia magnética o un TAC- o si ha de ir a cirugía. El paciente no puede sentirse como una pelota de ping-pong. Vamos a orientarle y a permanecer a su lado en todo el proceso”.

Segunda opinión

“Hay pacientes que, al llegar, dicen ‘siento que he llegado a casa’. Porque hasta nosotros llegan casos muy complejos”, señala la doctora Fernández-Fiera. “Y es verdad que a veces no puedes dar buenas noticias, pero, al menos, sí un diagnóstico. Es entonces cuando te dicen: “Al menos tengo un nombre para lo que me pasa”. Y esto es algo que se puede hacer aun cuando el paciente esté en cualquier lugar del mundo. Recibimos historial, lo estudiamos, nos reunimos y decidimos el siguiente paso”.

Investigación y
docencia

“La investigación cardiovascular es la herramienta que nos permite seguir avanzando en el conocimiento del corazón”. Así lo viven los doctores Fernández-Friera y Solís, que siempre han entendido que los tres pilares en los que un cardiólogo puede desarrollar su potencial son la clínica -que incluye la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares-, la docencia y la investigación.

Si bien la labor fundamental del cardiólogo es la primera, “la docencia y la investigación suelen ser opcionales y dependen mucho del ambiente en el que se realiza el trabajo clínico”. Este doble esfuerzo por formarse en la investigación, además de en la clínica, “se convierte en un triple beneficio al incorporar de forma natural la docencia a su forma de trabajar”.

En ATRIA Clinic están presentes los tres pilares. El objetivo principal de la investigación es mejorar la calidad de vida de las personas y el cuidado de los pacientes. “Hay que estar en constante búsqueda, no conformarse jamás. Gracias a la ciencia podemos trasladar los resultados de los estudios de investigación a la prevención de la enfermedad o a la consulta de nuestros pacientes para poder ofrecer nuevas soluciones a sus problemas cardiovasculares”.

Por lo que respecta a la docencia, los doctores Fernández-Friera y Solís no pueden dejar de recordar a todos aquellos profesionales que les guiaron, formaron y orientaron en su camino, desarrollando en ellos un espíritu crítico y científico. Por ello sienten la responsabilidad de “pensar en los jóvenes talentos, motivar a las nuevas generaciones y contagiar la forma de trabajar a los que vienen detrás”.