¿Con quién pasamos una mayor cantidad de tiempo a lo largo de nuestra vida?
Cuando nacemos nuestro tiempo pertenece casi exclusivamente a nuestros padres y madres, pero las horas de cada día cambian de compañía con el paso de los años
Dependiendo del momento en el que estés en tu vida, tal vez mires a tu alrededor y solo veas compañeros de trabajo. O quizá estés en tu salón, esperando a que el niño que marchó a la escuela por la mañana vuelva a casa y llene el espacio de ruido y juegos. Es posible que en realidad no te encuentres en ninguna de estas situaciones y al levantar la mirada recibas los ojos de tu marido ya anciano, los mismos que desde hace décadas, aunque ahora te parezcan más cansados y envejecidos.
Pero lo más probable es que en este preciso momento estés solo, ya sea con desconocidos a tu alrededor o en el más silencioso aislamiento social. De hecho, la mayoría del tiempo que estamos vivos solo lo compartimos con nosotros mismos. Felicidades a esos gurús de la autoayuda que dicen aquello de que "te tienes que querer, porque eres la única persona que te acompañará a lo largo de tu vida". Según una interesante y bonita encuesta de 'Flowing Data', tengamos la edad que tengamos, la mayor parte de las horas, los minutos y los segundos los pasamos en soledad.
A medida que nos acercamos a la senectud, la cantidad de tiempo a solas aumenta, a la par que la dedicada a vecinos y conocidos
Evidentemente, nadie puede dormir por nosotros, una actividad que realizamos alrededor de un tercio de todos nuestros días. Aunque sí que podemos dormir con alguien, este es uno de los factores que tiene que decantar la balanza hacia el tiempo pasado a solas. "La moneda cayó por el lado de la soledad", que diría un gran cantante, y aunque haya un cuerpo durmiendo al lado de nosotros, no interactuamos con él, con lo cual no cuenta. Además, para mantener la privacidad de los participantes en la encuesta, los investigadores que recopilaron los datos se abstuvieron de preguntar a los participantes por con quién dormían.
Como es lógico, cuando nacemos, nuestro tiempo pertenece casi exclusivamente a nuestros padres y madres y, como mucho, a otra figura de autoridad que podría encargarse de nuestros cuidados al no poder valernos por nosotros mismos. Más vale que disfrutes hasta más o menos los 25 años, pues se supone que es la época de nuestra vida en la que más amigos tenemos y más cosas hacemos con ellos. Luego, curiosamente, es como si estos fueran sustituidos por los compañeros de trabajo, los jefes o los clientes.
De la mediana edad a la senectud
A los cuarenta, más o menos, es posible que la mayor parte del tiempo lo pases con tu marido o esposa, así como con tus hijos. Una época que alcanza su apogeo de los 30 a los 50 años, luego el tiempo que pasas con tus hijos cae en picado. Por último, a medida que nos acercamos a la senectud, la cantidad de tiempo a solas aumenta, a la par que la dedicada a vecinos y conocidos, ya no tanto amigos, ya que poco a poco, como a nosotros, les va reclamando el ente más poderoso: la muerte, lo que sucede también con el resto de familiares que nos han acompañado y que pronto van cediendo a la ley de la parca.
Hay que tener en cuenta que los datos fueron extraídos de la Encuesta Americana sobre el Uso del Tiempo, que preguntó a miles de ciudadanos cómo distribuían su tiempo y con quién lo pasaban a lo largo de una década (de 2011 a 2019), por lo que no corresponden directamente a los hábitos y usos de los españoles o europeos, aunque sí que es verdad que son fácilmente extrapolables al tener unos estilos de vida similares. ¿Y tú? ¿Con quién dirías que actualmente estás gastando la mayor parte de tu tiempo, a quién echas de menos y con quién te gustaría pasar más horas, minutos y segundos?
Dependiendo del momento en el que estés en tu vida, tal vez mires a tu alrededor y solo veas compañeros de trabajo. O quizá estés en tu salón, esperando a que el niño que marchó a la escuela por la mañana vuelva a casa y llene el espacio de ruido y juegos. Es posible que en realidad no te encuentres en ninguna de estas situaciones y al levantar la mirada recibas los ojos de tu marido ya anciano, los mismos que desde hace décadas, aunque ahora te parezcan más cansados y envejecidos.