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Los efectos de la ansiedad ambiental en niños y adolescentes: un fenómeno cada vez más común
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ECO-ANSIEDAD

Los efectos de la ansiedad ambiental en niños y adolescentes: un fenómeno cada vez más común

Una nueva encuesta internacional desvela la enorme preocupación que sienten las nuevas generaciones por los efectos del cambio climático. ¿Cómo responder ante esta inquietud?

Foto: Foto: iStock.
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Sin duda, es un hecho positivo que cada vez haya más conciencia medioambiental entre las jóvenes generaciones. El futuro del planeta y de sus especies depende de ellos, pues son quienes recogerán el testigo para afrontar los cambios decisivos y necesarios con el objetivo de frenar el cambio climático. Sin embargo, esto también conlleva cargarles de una responsabilidad de la que ya se han hecho cargo y que a su vez redunda en una presión, tal vez excesiva, por pedir un cambio en el modelo productivo y extractivo de materias primas o en los hábitos de consumo.

Desde que irrumpió en la escena global Fridays For Future, allá por 2018, los jóvenes y adolescentes de todo el mundo están más unidos que nunca en esta lucha para solicitar a los grandes poderes fácticos un gran cambio de rumbo que ponga en el centro el cuidado del planeta y de sus ecosistemas. Sin duda, se trata de un hecho único en la historia, pues nunca antes había habido una movilización política juvenil tan activa, multitudinaria e internacional por una causa concreta. Esto, por otro lado, ha causado serios estragos en la salud mental de los niños y adolescentes, que han asistido con pavor desde muy pequeños a las grandes amenazas que el cambio climático plantea, como el derretimiento de los polos o la frecuencia cada vez mayor con la que se dan incendios o sequías en entornos naturales y la desaparición de especies.

"Debemos fortalecer su sentido de agencia, haciéndoles creer que tienen poder para cambiar las cosas"

Son muchos los estudios que confirman una mayor eco-ansiedad o ansiedad ambiental en los jóvenes. Una de las últimas es la realizada en 2021 en 10.000 adolescentes y adultos jóvenes de 16 a 25 años en diez países de todo el mundo. Los resultados hablan por sí solos: un 60% de ellos reconocen sentirse "muy o extremadamente" preocupados por el cambio climático, mientras que el 75% ve el futuro "con miedo". A tal punto llega la inquietud que el 56% ve la humanidad como "condenada", al pensar que ya no hay marcha atrás para la extinción, y el 39% de ellos también mostró dudas ante la posibilidad de tener hijos debido a las previsiones tan negativas.

Sin buenas noticias

Una de las causas de este gran auge de la ansiedad climática entre los jóvenes es, como sostienen los autores de la encuesta en las conclusiones del estudio, lo muy informados que están, teniendo acceso continuo y permanente a las últimas informaciones sobre desastres naturales y emergencia climática, algo que también les distingue de generaciones pasadas. Es por ello que el papel de los padres resulta esencial para saber guiar al niño o adolescente entre toda la marea de noticias dramáticas y opiniones apocalípticas que se presentan. Por un lado, concienciar y por el otro tranquilizar para que no desarrollen síntomas de trastornos que puedan afectarles en su futuro.

"El aumento del calor y la humedad provocará tasas de mortalidad muy altas y mucha gente no va a tener más remedio que verse obligada a desplazarse o morir"

"Cuando te preguntan de manera directa tienes que decir la verdad", aconseja Harriet Shugarman, educadora climática de Reino Unido, en un reciente artículo de la 'BBC' donde se aborda el tema. "Pero, a su vez, debemos fortalecer su sentido de agencia, haciéndoles creer que tienen poder para cambiar las cosas y que puedan desarrollarlo conforme vayan ganando en edad. Con los más pequeños es importante crear una sensación de asombro y curiosidad por la naturaleza en ellos. Una vez tengan de 10 a 13 años ya seguramente estén al tanto de la alarma climática por parte de sus compañeros y maestros. De los 14 a los 16 ya se acercan a la edad en la que pueden votar, por lo que los representantes políticos deben escucharles para ver lo que tienen que decir".

Lo peor, según argumentan los expertos, es que la ansiedad climática les conduzca a una especie de parálisis en la cual el miedo y la preocupación sean tan intensos que piensen que ya no hay nada por hacer y estamos condenados. Esto es lo que hay que evitar, pues al fin y al cabo sucede lo mismo que en otras esferas de nuestra vida por las que estamos muy preocupados o nos sentimos ansiosos: si la emoción, en este caso negativa al ser de miedo o inquietud, prevalece sobre la razón, la cual siempre guarda cierta esperanza de que mediante decisiones personales y colectivas la situación mejore, la acción es imposible.

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No es difícil que esta ansiedad climática dé paso a la parálisis, pues los efectos del cambio climático se irán agravando con el paso de los años, con lo que muchos caerán en el erro de pensar que, hagan lo que hagan, estamos condenados y la situación es irreversible. "Estamos ante una importante reconfiguración de las líneas costeras de todo el mundo", avisa Ilan Kelman, profesor del Instituto para la Reducción de Riesgos y Desastres del University College de Londres. "El aumento del calor y la humedad provocará tasas de mortalidad muy altas y mucha gente no va a tener más remedio que verse obligada a desplazarse o morir".

La hora de pasar a la acción

Una de las acciones que más repercusión ha tenido recientemente es la avalancha de demandas judiciales que muchos activistas han interpuesto a gobiernos y empresas para que respeten los acuerdos del cambio climático. Por no hablar de acciones concretas cada vez más notorias como la del grupo Scientist Rebellion en el Congreso de los Diputados, la cual tiñó la fachada de rojo el pasado 6 de abril. Es evidente que el tema cada vez está más candente y el tono de las protestas se está elevando, lo que sin duda puede influir en una mayor ansiedad climática en los niños y adolescentes.

Foto: Barceloneta durante el segundo día en que se permitía la actividad deportiva tras el confinamiento (EFE)

Para que eso no ocurra, y los niños y adolescentes se tomen en serio el problema sin tampoco caer en el pánico o la alarma excesiva, uno de los consejos que más ofrecen distintas webs como 'We Forum', muy vinculadas a la causa, es, por ejemplo, hacerles ver el poder de regeneración de la naturaleza con, por ejemplo, plantando un árbol o cualquier planta en el jardín o terraza familiar. Así, los pequeños conocerán a fondo este poder innato e intrínseco en cada una de sus acciones para hacer este planeta un poco más verde. Del mismo modo, inculcarles en tendencias de movilidad sanas y responsables con el planeta, como por ejemplo ir en bici a los sitios con ellos en vez de coger el coche, puede ser también una manera de calmar su ansiedad ambiental, así como hacer excursiones al campo cada cierto tiempo.

Y, sobre todo y en definitiva, ver el futuro con optimismo, algo que es realmente difícil en el mundo de los adultos, tan acostumbrados como estamos a pensar en apocalipsis y deleitarnos con ficciones distópicas. En ellos y en nosotros está la tarea de hacer de este mundo un lugar mejor y más habitable, más respetuoso con el medio ambiente y que afronte los grandes retos y amenazas que se planteen de aquí en adelante con la serenidad y la resistencia que hagan falta.

Sin duda, es un hecho positivo que cada vez haya más conciencia medioambiental entre las jóvenes generaciones. El futuro del planeta y de sus especies depende de ellos, pues son quienes recogerán el testigo para afrontar los cambios decisivos y necesarios con el objetivo de frenar el cambio climático. Sin embargo, esto también conlleva cargarles de una responsabilidad de la que ya se han hecho cargo y que a su vez redunda en una presión, tal vez excesiva, por pedir un cambio en el modelo productivo y extractivo de materias primas o en los hábitos de consumo.

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