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Cómo aumentar tu autocontrol y tu paciencia en los momentos más difíciles
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Cómo aumentar tu autocontrol y tu paciencia en los momentos más difíciles

Un psicólogo aporta las claves para no dejarnos comer por los nervios o la incertidumbre cuando estamos esperando algo que nunca llega

Foto: Foto: iStock.
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De vez en cuando, se presentan esa clase de preguntas que asolan a uno sobre su futuro a largo plazo o sobre una decisión que tiene que tomar en un tiempo no muy lejano. La preocupación por no saber cómo responder a determinados eventos en nuestra vida que están por llegar nos lleva a hacernos un manojo de nervios. O todo lo contrario: reflexionar sobre un porvenir incierto nos pone en la tesitura de tener que trazar un plan.

En estos casos es cuando debemos actuar con cabeza y responsabilidad para no caer en trampas. Y, para ello, hace falta tener la paciencia suficiente como para no entrar en crisis y decantarnos por la primera opción que se nos presente. Así lo cree Arash Emamzadeh, psicólogo y profesor de la Universidad de la Columbia Británica en Canadá, quien ha publicado un interesante artículo en 'Psychology Today' en el que ofrece consejos para tener paciencia y no dejarse llevar por lo primero que venga sin pensarlo dos veces.

"Tener fuerza de voluntad y autocontrol se asocia a gozar de una buena salud y a mejores relaciones interpersonales"

Por ejemplo, si llevas tiempo esperando una llamada de una empresa para un puesto al que te estás postulando y estás nervioso, lo mejor es que te distraigas con lo que sea. Es difícil dejar la mente en blanco en situaciones así, pero si optas por llamar tú mismo o preguntar si finalmente han contratado a otro, es muy posible que sientan rechazo ante semejante presión por decidir quién será el nuevo empleado.

La espera y la incertidumbre

Durante todo ese tiempo, lo mejor que puedes hacer es "aumentar tu nivel de certeza y confianza", como aconseja el psicólogo. Algo que es muy fácil pensar, pero difícil de conseguir, pues si estás nervioso seguramente te dejes llevar por las peores suposiciones sobre qué pasará a continuación. "A medida que la espera aumenta, la incertidumbre también crece", recalca Emamzadeh. Por ello, respira hondo e intenta repetirte mentalmente que todo va a salir como esperas. Aunque por tu cabeza aparezcan pensamientos negativos, intenta pensar en un hipotético 'yo del futuro' que ha conseguido aquello que tanto esperas en el momento presente.

"Para aumentar tu capacidad de paciencia deberás analizar la situación y reflexionar sobre aquello que te impide tener el control"

Por otro lado, el psicólogo aconseja ver todas las opciones con perspectiva, de tal forma que si una no te sale bien, siempre haya una especie de Plan B. En este sentido, no hay que centrarse solo en una posibilidad, teniendo varias a mano. A no ser que sea algo que llevas mucho tiempo deseando y luchando para que se convierta en realidad, tienes que tener en cuenta que nosotros somos quienes otorgan valor a nuestros sueños y aspiraciones, no los demás, por lo que deberías tener la apertura de miras necesaria como para saber que aquello que a simple vista te haría tan feliz a otros no, y por tanto, no es tan importante.

"Tener fuerza de voluntad y autocontrol se asocia a gozar de una buena salud, mejores relaciones interpersonales y una mayor probabilidad de éxito en la consecución de metas", asegura el psicólogo. "Por lo general, es difícil ser paciente si la razón por la que estamos tan nerviosos es muy valiosa. Independientemente de las opciones entre las que tengas que elegir, para aumentar tu capacidad de paciencia y espera deberás analizar la situación y reflexionar sobre aquello que te impide tener el control".

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Del mismo modo, si de verdad deseas que algo suceda, el tiempo que pases esperándolo también puede ser gozoso. Lo contrario sería lo preocupante: si no tienes ningún proyecto o ninguna ilusión, es más probable que caigas en la abulia o la desgana. Como decía una bonita balada: "Pa' caminar, valen los sueños, y no me quedan más, llévame a hombros". En definitiva, soñar es gratis y reconfortante; mucho más que el hecho de sentir que ya has cumplido aquello que querías y ya no sabes qué esperar del destino o de ti mismo.

De vez en cuando, se presentan esa clase de preguntas que asolan a uno sobre su futuro a largo plazo o sobre una decisión que tiene que tomar en un tiempo no muy lejano. La preocupación por no saber cómo responder a determinados eventos en nuestra vida que están por llegar nos lleva a hacernos un manojo de nervios. O todo lo contrario: reflexionar sobre un porvenir incierto nos pone en la tesitura de tener que trazar un plan.

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