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Las mascotas en la Edad Media: de la meteorología de los gatos a la medicina de los perros
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Las mascotas en la Edad Media: de la meteorología de los gatos a la medicina de los perros

Durante años, en la Edad Media, las ideas europeas acerca de tener mascota se conformaron con particularidades que se han ido repensando después

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Durante años, en la Edad Media, las ideas europeas acerca de tener mascota se conformaron con particularidades que se han ido repensando después. Aunque algunas de estas siguen presente en la mentalidad colectiva con respecto a la relación humana con otros animales, especialmente los que se han pasado a denominar "domésticos", otras nos parecen hoy tan extrañas como poco éticas.

Es bien sabido que desde mucho antes, los perros y los gatos, especialmente, ya eran apreciados y venerados por diferentes civilizaciones, así que llegados a este punto de la historia de la humanidad, estos animales ya formaban parte de la vida de las personas de una forma más o menos normalizada. No obstante, lo normalizado entonces no tenía por supuesto el mismo significado que en la actualidad.

Foto: Foto: Wikipedia/EC.

Desde la división de espacios entre lo privado y el exterior hasta entenderlos como remedios caseros para la salud. Estos son algunos consejos que se extendieron a lo largo de los siglos que transcurrió la época medieval:

Considera a tu perro tu "hermano" o "amigo"

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En el siglo XIV, Gaston Phébus, el Conde de Foix, escribió un libro sobre caza en el que apuntaba al refuerzo positivo entre humanos y perros a la hora de lanzarse a ello. Así, cuando se trataba de entrenar a estos animales, creía que todo cazador debía dirigirse a su compañero canino como hermano o amigo. De esta forma, si el perro no seguía las órdenes, el culpable de la falta de comunicación era su adiestrador.

La comida, en horas concretas

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La compañía animal aún no se contemplaba mucho más allá de la caza, por lo que muchas de las pautas tenían que ver con ello. Por ejemplo, en cuanto a la alimentación, se aseguraba que los perros solo debían alimentarse al atardecer en invierno. Esto se decía debido a que el momento de salir a cazar siempre era a primera hora de la mañana, así que para entonces debían estar más que reposados. Eso sí, en los meses más cálidos, serían pequeñas raciones a lo largo del día.

Usa a tu gato para saber el tiempo

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Los Evangelios de las ruecas, una serie de escritos publicados en 1480 que recogen las palabras de seis 'sabias doctoras' del pueblo de Brujas que se dirigen a un grupo de mujeres reunidas para disertar sobre mil y un aspectos de la vida, aconsejaban a las personas que usaran a sus gatos para saber el tiempo que iba a hacer. Vamos, como auténticos meteorólogos caseros. Según un relato documentado en el manuscrito, si un gato está sentado en la ventana lamiéndose el trasero y frotándose la oreja, eso significa que se acerca la lluvia.

Un cachorro como remedio

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La sociedad había canalizado que los perros pequeños, relacionados a menudo con las mujeres, no eran buenos para la caza o cualquier tipo de trabajo. ¿Qué podrían hacer entonces? Un consejo médico medieval sugirió entonces emplear al animal como almohadilla térmica, colocándolo sobre la zona dolorida y, si era necesario, presionándolo un poco contra el cuerpo para lidiar con la molestia.

Cómo evitar ladridos

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Otro consejo que ofrecen los Evangelios de la rueca dice que para evitar que un perro ladre, hay que alimentarlo con un buen trozo de queso asado mientras pronuncia la frase "In camo et freno, etcétera", una versión abreviada de un salmo bíblico que, en su traducción, dice algo así como "ata las quijadas de los que no se acercan a ti".

Solo para mujeres y clérigos

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En la Edad Media, las mascotas fueron particularmente comunes entre las damas aristocráticas: las mujeres ricas tenían de todo, desde pequeños perritos blancos que llevaban con ellas a todas partes hasta pájaros exóticos, monos e incluso ardillas. El propósito principal que las personas atribuyeron a estos animales fue el de entretenerles y brindarles compañía. Por lo general, estos animales apenas salían al exterior, territorio único de los perros que acompañaban a cazadores. Así pues, todo lo que quedara de puertas para adentro debía entenderse como asunto de mujeres o de clérigos.

Incluso los hombres deberían apreciar a los gatos

De la misma forma que a los animales entendidos de compañía se les ubicaba en el interior de los palacios y casas, se consideraba que quien tenía el control del mudo exterior, es decir, los hombres, no debían tener mascotas en este sentido. No se consideraba muy varonil tener, por ejemplo, un gato. Sin embargo, se aconsejaba incluso a los hombres que apreciaran a los felinos. Según The Distaff Gospels, "los hombres jóvenes no deben odiar a los gatos porque son la causa de una gran felicidad y pueden ayudarlos a lograr el éxito en asuntos de amor con damas jóvenes y encantadoras".

Durante años, en la Edad Media, las ideas europeas acerca de tener mascota se conformaron con particularidades que se han ido repensando después. Aunque algunas de estas siguen presente en la mentalidad colectiva con respecto a la relación humana con otros animales, especialmente los que se han pasado a denominar "domésticos", otras nos parecen hoy tan extrañas como poco éticas.

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