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Tu mente te juega una mala pasada: los efectos más curiosos que todos experimentamos
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Tu mente te juega una mala pasada: los efectos más curiosos que todos experimentamos

Mandela no murió en la cárcel, tus amigos no tienen más amigos que tú y hay un motivo por el que las marionetas te dan tanto miedo

Foto: Fuente: iStock.
Fuente: iStock.

La mente es poderosa, eso nadie lo duda, y al final los seres humanos tenemos más cosas en común de lo que pensamos. Quizá por ello muchos de nosotros creemos en el tarot o el horóscopo, pensamos que la historia de Ricky Martín y la niña de la mermelada fue cierta o sufrimos déjà vus de vez en cuando, creyendo que este irrepetible momento lo vivimos en otra ocasión o quizá incluso otra vida.

Son muchos los efectos curiosos a los que nos somete nuestra mente, que a veces nos juega malas pasadas. Algunos de ellos quizá no los conocías, pero probablemente los has experimentado todos.

Efecto Mandela

El efecto Mandela es un término acuñado por la bloguera y pseudocientífica Fiona Broome y viene a señalar a esos falsos recuerdos que, sin embargo, todo un grupo de la sociedad comparte. El cerebro por algún motivo nos juega una mala pasada y recordamos aquello que nunca sucedió. En otras palabras, nos inventamos cosas que damos por sucedidas, aunque nunca hayan pasado, y a nivel colectivo.

placeholder ¿Pero cuántas veces se murió este hombre?
¿Pero cuántas veces se murió este hombre?

No hay consenso, pero algunos expertos explican que los recuerdos se construyen periódicamente a lo largo de la vida de una persona, pero son modificados por estímulos externos o internos; por lo tanto, se producen cambios a lo largo de nuestra vida de los recuerdos originales y la propia experiencia, y quizá por ello algunos creen recordar cómo Mandela murió en la cárcel en los años 70 en lugar de en 2013. Y no es el único: el joven de la manifestación de Tiananmén no fue arrollado, ni viste a Tejero entrar en el Congreso en directo en la televisión, ni nadie dice 'tócala otra vez, Sam' en Casablanca, por poner algunos ejemplos.

Efecto Forer

¿Crees en el horóscopo? ¿Fuiste alguna vez a un adivino y acertó toda tu vida? Para el psicólogo Betram Forer, esto se debía a que todo el mundo (o la mayoría de las personas) acepta como suyas esas descripciones de personalidad vagas y ambiguas. Para probarlo, en 1948 llevó a cabo un curioso experimento con un grupo de alumnos: un test de personalidad.

El único problema era que Forer no había hecho descripciones personalizadas sobre cada alumno, sino que había entregado la misma vaga descripción a toda la clase

A cada uno de ellos le entregó un papel en el que había escrito un grupo de afirmaciones sobre cada uno (ejemplo: "buscas que te admiren, pero también tiendes a ser muy crítico contigo mismo"). Los alumnos tenían que validar si estaban de acuerdo con las descripciones en una escala del 0 al 5. La nota promedio fue 4, pues en general todo el mundo estuvo bastante de acuerdo con las descripciones que se habían hecho. El único problema era que Forer no había hecho descripciones personalizadas sobre cada alumno, sino que había entregado la misma vaga descripción a toda la clase.

El fenómeno Baader-Meinhof

¿Has aprendido un nuevo término y de pronto ves que está en todas partes? A todos nos ha pasado alguna vez. Este fenómeno, conocido también como 'ilusión de frecuencia', sucede cuando una persona, después de haber aprendido algún hecho específico, ya sea una frase, una palabra, o la existencia de una cosa por primera vez, se la encuentra de nuevo, quizá muchas veces en un periodo corto después de haberlo aprendido. Acuñado por Terry Mullen en los 60, ocurre porque el cerebro humano tiene predilección por los patrones y cuando detecta que un elemento aparece más de una vez, lo utiliza para formar una secuencia posible. No es una coincidencia, simplemente que antes no estabas atento.

Kevin Bacon y los seis grados de separación

El actor Kevin Bacon tiene la suerte de tener su propio efecto o teoría. Según parece, cada persona, de una manera u otra, está relacionada con cualquier otro habitante del planeta a través de una cadena de cinco conocidos en común. Eso significa que todos, en mayor o menor medida, estamos separados por otras cinco personas de Kevin Bacon. Ahora con las redes sociales es mucho más fácil comprobar si esto es cierto.

El efecto del valle inquietante

También conocido como 'uncanny valley', se trata de un fenómeno que nos da irremediablemente repelús: cuando observamos un objeto que tiene apariencia humana pero no del todo, nos produce una forzosa sensación de inquietud. Es una reacción inconsciente que no podemos evitar, y sucede con los robots humanoides muy bien conseguidos, las marionetas e incluso los payasos. La teoría apunta que de alguna manera nos recuerdan a los cadáveres (tienen caras humanas, pero no se comportan como nosotros), y eso nos hace, instintivamente, evitarlos, pues podrían ser potenciales fuentes de peligros, infecciones o enfermedades.

La paradoja de la amistad

¿Alguna vez has tenido la horrible sensación de que tus amigos tenían muchos planes y que tú, en cambio, estabas más bien solo y aburrido? Pues es más normal de lo que crees. De hecho, lo es tanto que hasta el sociólogo Scott Feld le dio un nombre en 1991: la paradoja de la amistad. Feld aseguraba que el número de amistades que tiene la gente se distribuye siguiendo una ley potencial y no una relación lineal normal: la mayoría de las personas tiene pocos amigos, y solamente un pequeño porcentaje tiene, de media, redes de amistad muy amplias (que son los que producen la paradoja). En promedio, el número de amigos que tienen tus amigos es mayor al número de amigos que tú tienes.

No estás solo: Efectivamente, tus amigos son más guapos, felices y ricos que tú, y tienen más amigos. ¿O no?

Pero hay una trampa y la clave está justo en la palabra 'promedio': no todos tus amigos tienen más amigos que tú. Algunos tienen menos. Pero las llamadas mariposas sociales si los tienen, y significativamente más, y sus círculos sociales son los que dan un impulso al número promedio de amigos de su propio grupo. La paradoja de la amistad no solamente se refiere a los amigos con tales, sino que los estudios al respecto han descubierto que tenemos esa sensación con la riqueza o la felicidad. Efectivamente, nuestros amigos son más guapos, felices y ricos que nosotros. La vida es injusta.

El efecto Streisand

¿Cuántas veces siendo un niño te dijeron que te tapases los ojos en los momentos de miedo de las películas, lo que sirvió para que desobedecieras? Es algo muy humano, y tiene nombre. Se trata de un fenómeno (de internet especialmente) en el que un intento de censura o encubrimiento de información (generalmente fotos, archivos o páginas web) fracasa estrepitosamente, hasta el punto de que dicha información acaba siendo ampliamente divulgada y reconocida, de manera que recibe mucho mayor reconocimiento que si no se hubiese pretendido acallar.

Desde Ciudadano Kane a algunas caricaturas en 'El Jueves', pasando por el pastor de Éfeso, Eróstrato, se ha repetido en multitud de ocasiones en la historia

Le debemos el nombre de este singular efecto a Barbara Streisand porque en 2003 denunció al fotógrafo Kenneth Adelman, asegurando que había violado su privacidad con una fotografía en la que se veía su mansión en California. Streisand no solo perdió la denuncia y un juez estimó que debía cubrir los costes legales del fotógrafo, sino que la fotografía se hizo viral y su mansión dio la vuelta al mundo. Desde Ciudadano Kane a algunas caricaturas en 'El Jueves', pasando por el pastor de Éfeso, Eróstrato, se ha repetido en multitud de ocasiones en la historia.

La paradoja de la identidad

'Cómo conocí a vuestra madre' nos acuñó aquello del 'efecto animadora': cuando un grupo de chicas parecen atractivas porque no te fijas en ellas individualmente, sino como grupo. En realidad, podría estar basado en la paradoja de la identidad: los grupos a los que no pertenecemos nos parecen todos iguales. Ya sea una banda de kpop o los miembros de otra raza, los vemos increíblemente similares. Y no se trata de racismo, simplemente un antiguo instinto que nos servía para distinguir a los que eran iguales que nosotros de los que no lo eran.

La mente es poderosa, eso nadie lo duda, y al final los seres humanos tenemos más cosas en común de lo que pensamos. Quizá por ello muchos de nosotros creemos en el tarot o el horóscopo, pensamos que la historia de Ricky Martín y la niña de la mermelada fue cierta o sufrimos déjà vus de vez en cuando, creyendo que este irrepetible momento lo vivimos en otra ocasión o quizá incluso otra vida.

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