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¿Por qué han vuelto los antiguos rituales de belleza?
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¿Por qué han vuelto los antiguos rituales de belleza?

Algunos de los productos de moda más exóticos tienen más de 2.000 años. Las razones por las que volvemos a usarlos son más complejas de lo que podría parecer

Foto: Una mujer le aplica maquillaje a otra en una casa de baños de Turquía. (iStock)
Una mujer le aplica maquillaje a otra en una casa de baños de Turquía. (iStock)

Dicen que todo es cíclico, y tal vez es verdad. No solo en lo referente a los sucesos históricos y los errores que cometemos los seres humanos, también (y especialmente) en todo lo relacionado con la moda. Una vez más, hay que echar mano de la famosa frase atribuida a Oscar Wilde, aunque quizá jamás salió algo así de sus labios: la moda es tan fea que hay que alterarla cada seis meses. Por eso vuelven cosas que jamás pensamos que echaríamos de menos en nuestro fondo de armario: hombreras, pantalones de campana, toreras y otras aberraciones.

Aunque los seres humanos antiguos nos parezcan lejanos e impenetrables, sus monumentos, cosas de extraterrestres y sus guerras problemas de mundos diferentes, probablemente lo que más llama nuestra atención son sus tradiciones y rituales. Los museos arqueológicos están plagados de peines, espejos o pinzas de depilar, igual que de juguetes para los niños, y justamente esos objetos que a día de hoy seguimos utilizando los humanos contemporáneos son los que nos acercan un poco a los que nos precedieron. Nos muestran que no fueron, al fin y al cabo, tan diferentes, pese a que en Japón durante el siglo X se puso de moda ennegrecerse los dientes con una mezcla de limadura de hierro y vinagre, o una de las características más típicas de Cleopatra parece que era esa de bañarse con leche de burra.

Foto:  'Ennegrecido de dientes' de Utagawa Kunisada.

Aunque lo de los dientes negros no parece que vaya a repetirse por ahora, sí que están volviendo muchos rituales de belleza y gastronómicos que parecían perdidos en el puro paso del tiempo. Un ejemplo de ello es la kombucha: la bebida de moda (seguro que has oído hablar de ella), hecha a base de té fermentado, lleva tomándose por Asia desde hace nada más y nada menos que 2.000 años.

placeholder Kombucha, la bebida de moda con más de 2.000 años.
Kombucha, la bebida de moda con más de 2.000 años.

El aceite de rosa, con una larga historia en Medio Oriente, tiene también más de 2.000 años y se utiliza hoy debido a sus vitaminas, minerales y antioxidantes que hidratan la piel, además sirve como antiinflamatorio y se utiliza para calmar la piel irritada. Y la cúrcuma, que también ha visto florecer su fama en los últimos tiempos, tiene un origen que se remonta a 4.500 años atrás y en la India, las novias y los novios se aplican cúrcuma en las manos y la cara antes de la boda, como símbolo de purificación y como bendición, según informa un reciente artículo publicado en 'BBC'. Mientras tanto, en Marruecos las mujeres cosechan el preciado aceite de argán, que los occidentales consumen y ven anunciado en todas partes.

"Cada vez tenemos más ingredientes sostenibles. Muchos pioneros de la belleza natural y orgánica querían desarrollar productos que fueran mejores para la salud y el medio ambiente"

¿Por qué? Por supuesto, una de las causas es la globalización. El virus nos ha hecho conscientes de lo que es vivir en un mundo completamente globalizado, y la guerra de Ucrania nos ha estallado en la cara mientras nos demostraba que, por primera vez en la historia de la humanidad, podemos observar en redes sociales los bombardeos en otra parte del mundo en vivo y en directo. Quizá es terrorífico, y tendrá sus pros y contras, pero desde luego es una demostración del mundo hiperconectado en el que vivimos: independientemente de la ciudad del mundo en la que estés, podrás tomarte una Coca-Cola, un poco de kombucha o comprar aceite de argán.

Pero hay algo más allá de la famosa globalización. Según explicaba Armarjit Sahota, presidente y fundador de Ecovia Intelligence en 2021 a 'Cosmetics Design Europe': "Cada vez tenemos más ingredientes sostenibles. Muchos pioneros de la belleza natural y orgánica querían desarrollar productos que fueran mejores para la salud y el medio ambiente. Al principio se hacían a base de plantas, pero dado que la sostenibilidad se ha convertido en una parte importante de la industria, han surgido nuevas iniciativas. Ya no se trata solo de lo natural y orgánico, sino también de cuestiones ecológicas".

Algunas de estas prácticas "son anteriores al Antropoceno, cuando el impacto de los humanos en la Tierra superó a la naturaleza"

También indica que esto no ha surgido de pronto, sino que el COVID-19 y la aceleración de las crisis climáticas son algunas cosas que han marcado los puntos de inflexión: "Es hora de que los humanos reconozcan que debemos existir en simbiosis con el planeta". Desenterrar y explorar antiguas costumbres que se inspiraron en su día en la naturaleza y los ingredientes naturales como un medio para restablecer el equilibrio y conectarse con lo que importa en el mundo es la máxima, y por ello se están poniendo de moda tantas prácticas relacionadas con el cuidado del cuerpo de una manera 'exótica'.

Por ejemplo, la aromaterapia, o el cuidado de la piel con aceites esenciales de palmarosa, jazmín o incienso, basado en parte en la Ayurveda india (medicina pseudocientífica tradicional del país, que se practica extensamente también en Nepal). Según explica Katerhyn Bishop a 'BBC', algunas de estas prácticas "son anteriores al Antropoceno, cuando el impacto de los humanos en la Tierra superó a la naturaleza".

¿Pijadas o verdadera conciencia climática? A nivel antropológico y un poco más complejo, la nostalgia por tiempos pasados en momentos de crisis también puede tener mucho que ver con estas prácticas antiguas, en un mundo como el actual en el que, más que nunca, se opina aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Rutinas simples como el gua sha chino (técnica de masaje facial) se encuentran actualmente en auge en Occidente. La práctica consistía tradicionalmente en usar una piedra de bordes lisos del tamaño de una mano, generalmente hecha de cuarzo o jade, para mejorar la circulación de la sangre y aliviar dolencias musculares. La industria de la belleza occidental se ha limitado a adoptarlo.

No solo la globalización y la sostenibilidad explican los cambios. La nostalgia por tiempos pasados en momentos de crisis también puede tener mucho que ver con estas prácticas antiguas

Y, por supuesto, parece que está derrumbándose esa percepción antigua de que los que nos precedieron eran, forzosamente, más estúpidos que nosotros. La ciencia moderna ha demostrado que los aztecas tenían razón cuando, al menos 700 años antes de que llegaran los colonizadores españoles, utilizaban los llamados temazcal: un ritual ancestral basado en un baño de vapor que se realizaba en cabañas volcánicas; eran algo así como estructuras abovedadas hechas de roca volcánica que ayudaban a mejorar las vías respiratorias o incluso el aparato digestivo. Las saunas hoy en día cosechan beneficios similares.

placeholder Gua sha: luchar contra el tiempo a golpe de piedra (pómez).
Gua sha: luchar contra el tiempo a golpe de piedra (pómez).

En definitiva, no se puede hablar de una única respuesta, sino que se trata más bien de una mezcla de distintas situaciones y problemas muy actuales que, paradójicamente, han llevado a confiar ciegamente en aquello que funcionó en el pasado. Quizá, porque no somos tan distintos, y ya desde los tiempos de Gilgamesh todos buscamos lo mismo: retrasar el paso de tiempo para poder seguir vagando errantes por esta Tierra, a la que tendremos que cuidar obligatoriamente para poder hacerlo.

Dicen que todo es cíclico, y tal vez es verdad. No solo en lo referente a los sucesos históricos y los errores que cometemos los seres humanos, también (y especialmente) en todo lo relacionado con la moda. Una vez más, hay que echar mano de la famosa frase atribuida a Oscar Wilde, aunque quizá jamás salió algo así de sus labios: la moda es tan fea que hay que alterarla cada seis meses. Por eso vuelven cosas que jamás pensamos que echaríamos de menos en nuestro fondo de armario: hombreras, pantalones de campana, toreras y otras aberraciones.

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