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¿Por qué los médicos usan batas blancas? Para explicarlo hay que hablar del color negro
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El color más sufrido

¿Por qué los médicos usan batas blancas? Para explicarlo hay que hablar del color negro

El negro tenía más sentido que otros colores, tanto por razones figurativas como literales, hasta que entendieron que para la ciencia no era así

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Pensar en un médico es pensar en una bata blanca. Como si esta prenda fuera una articulación más de la persona al llegar a ser profesional de la salud, parece imposible que el resto (pacientes) despeguemos esa idea de la imagen que logran. Más allá, incluso, de cualquier utensilio, la bata, y el blanco de sus batas son los elementos más característicos, una carta de presentación que no necesita más que la especialización, aunque sea cual sea esta nos referiremos a la persona como “doctor” o “doctora” al tiempo que nuestra mente le infunde el traje.

Sin embargo, las chaquetas blancas no siempre fueron la norma común en la profesión. Así lo demuestran las películas ambientadas en un marco temporal previo al siglo XX. Si has visto alguna, es posible que de aparecer un médico en ella lo hiciese vestido con un elegante traje negro. En general, la ciencia solía vestirse de negro porque se llevaba a cabo en espacios donde tan importante era la misma como lo eran los códigos de vestimenta propios de un regio sistema de normas sociales dirigidas a la diferenciación: los templos del saber, del pensamiento, la invención y el futuro, debían regirse por la seriedad y la disciplina, que no podían representarse de otro modo.

Foto: Florence Nightingale.

El negro tenía más sentido que otros colores tanto por razones figurativas como literales, es decir, la vestimenta negra se consideraba formal y sobria, lo mismo valía para un roto que para un descosido, para las reuniones donde se perseguía la eternidad humana como para un entierro. Y en el camino entre ello, tratar la enfermedad suponía esa misma noción.

Un lenguaje contra los gérmenes

No obstante, no solo por cuestiones de etiqueta abundaba el negro entre los médicos, sino también porque era mucho más fácil disimular manchas en una prenda oscura que en una clara, como explica Ellen Gutoskey en 'Mental Floss'. Precisamente fue esta noción la que se reconfiguró cuando los médicos y científicos comenzaron a darse cuenta de la importancia de mantener sus instalaciones de trabajo lo más limpias posible para evitar el crecimiento de bacterias y con ellas la propagación de enfermedades infecciosas.

Del mismo modo que se había entendido el negro, a finales del siglo XIX se entendió el blanco, con una gran diferencia: en lugar disimular y esconder manchas, lo mejor era poder detectarlas cuanto antes para limpiarlas cuanto antes, aunque mientras esto se hace pueda resultar de lo más antihigiénico.

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En esa duda se sostiene el color blanco, y si se dice de él que es "el más sufrido", igualmente connota limpieza. Es por ello que en los hospitales abunda y fue entonces cuando comenzaron a introducirlo, cambiando las sábanas por sábanas blancas y, en general, ropa que siguiera el mismo patrón blanco como si de un lenguaje mismo se tratara: un lenguaje contra los gérmenes.

El blanco es verdad

Lo explicó en 2007 el doctor Mark S. Hochberg en un artículo publicado en la Revista de ética de la Asociación Médica Estadounidense, cuando señaló que el color blanco también representaba algo más que pulcritud: verdad y transparencia. "La palabra 'candor', que significa 'franqueza' y 'libertad de prejuicios mentales', deriva del verbo latino 'candere', que se traduce como 'ser blanco y brillante'", dice Gutoskey.

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Poco a poco, fuera y dentro de la pantalla, las batas blancas se hicieron la imagen hasta nuestros días. Tanto es así que, en la actualidad, existe un rechazo a las mismas, una especie de patología entre las fobias que proviene de esa asociación que de manera instantánea hacemos al pensar en médicos, hospitales, centros de salud, y todo aquello que, en el fondo, nos asusta.

Algunas personas llegan a experimentar aumento de la presión arterial que cuando ponen un pie en uno de esos lugares, y es lo que se conoce como el "síndrome de la bata blanca" o "hipertensión de la bata blanca". Por suerte, algunos médicos, especialmente los pediatras, se saltan el abrigo a veces para ayudar a que sus pacientes se sientan cómodos.

Pensar en un médico es pensar en una bata blanca. Como si esta prenda fuera una articulación más de la persona al llegar a ser profesional de la salud, parece imposible que el resto (pacientes) despeguemos esa idea de la imagen que logran. Más allá, incluso, de cualquier utensilio, la bata, y el blanco de sus batas son los elementos más característicos, una carta de presentación que no necesita más que la especialización, aunque sea cual sea esta nos referiremos a la persona como “doctor” o “doctora” al tiempo que nuestra mente le infunde el traje.

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