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Por qué los problemas del corazón continúan siendo la primera causa de muerte en España
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ENCUENTRO EL CONFIDENCIAL - VITHAS

Por qué los problemas del corazón continúan siendo la primera causa de muerte en España

Se estima que suponen entre un 10 y un 30% de la morbimortalidad; por ello, es fundamental no solo trabajar en su prevención, sino promover un abordaje de calidad, multidisciplinar e innovador

En nuestro país hay más de 10 millones de personas con enfermedades y patologías relacionadas con el corazón. Y diferentes estudios estiman que entre un 10 y un 30% de la morbimortalidad (mortalidad causada por una enfermedad) en España se produce como consecuencia directa o indirecta de alguna de estas patologías, siendo las principal causa de muerte.

La magnitud de estos datos parece contradecirse con el buen momento que vive la cardiología, una especialidad médica en constante avance y en la que no dejan de sucederse mejoras que facilitan tanto los diagnósticos como las intervenciones. Siendo esto así, ¿por qué no se logran reducir las cifras de enfermedad y de fallecimientos? ¿Está fallando la prevención? ¿Hacia dónde camina la cardiología del futuro?

De todas estas cuestiones hemos debatido en el transcurso de una mesa redonda, organizada por El Confidencial en colaboración con Vithas, bajo el título 'La importancia de la enfermedad cardiovascular en España'. En ella han participado Julián Pérez-Villacastín Domínguez, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y cordinador del Instituto Cardiovascular Vithas; Román Freixa Pamias, jefe del Servicio de Cardiología del Complex Hospitalari Moisès Broggi y presidente de la Asociación de Cardiología Clínica de la SEC; Covadonga Fernandez-Golfín, jefa de la Sección de Imagen Cardiovascular en el Hospital Ramón y Cajal y coordinadora del Grupo de Trabajo de RMYTC de la SEC, y David Baulenas Parellada, director corporativo Asistencial de Calidad e Innovación del Grupo Vithas.

placeholder Román Freixa Pamias, jefe del Servicio de Cardiología del Complex Hospitalari Moisès Broggi.
Román Freixa Pamias, jefe del Servicio de Cardiología del Complex Hospitalari Moisès Broggi.

Con todos ellos hemos tratado de dar respuesta a la pregunta que surge una y otra vez cuando se habla de enfermedad cardiovascular: ¿por qué, pese a los avances científicos y asistenciales, no conseguimos reducir el impacto de estas patologías? El doctor Julián Pérez-Villacastín apunta, sin dudarlo, “al estilo de vida de las sociedades más desarrolladas. Nos alimentamos peor, nos hemos hecho más sedentarios y mantenemos hábitos tóxicos, como el tabaquismo”.

A la hora de la prevención, somos nosotros nuestros principales enemigos. Como ha indicado el doctor Román Freixa, “detrás de que cada año mueran en Europa 700.000 personas menores de 65 años como consecuencia de la enfermedad cardiovascular encontramos esos hábitos que está en nuestra mano cambiar: la obesidad, el consumo de azúcar…”. A todo ello se suma que, además, se trata de una patología silente, que va dañando nuestras arterias sin que lleguemos a tener síntomas o percibirlos, “de forma que, muchas veces, cuando aparece la primera señal ya estamos enfermos”.

El impacto en la mujer

Hay otro aspecto, del que pocas veces se habla, que también está muy presente en la prevención, diagnóstico y tratamiento. Se trata del impacto que tienen las enfermedades cardiovasculares en la mujer. “La mujer es la gran olvidada en este campo -ha advertido la doctora Covadonga Fernández-Golfín-. Ha sido así por esa idea de que su estado hormonal la protege, al menos hasta la llegada de la menopausia. Pero, cuando miras las cifras, ves que mueren más mujeres que hombres por enfermedad cardiovascular, y que el porcentaje de estas patologías es mayor en ellas”.

No es un asunto baladí, han destacado los ponentes, ya que los profesionales a menudo continúan con la percepción errónea de que las mujeres tienen un riesgo menor y esto, sumado a que los síntomas del infarto son diferentes con respecto a los de los hombres, “hace que se les hagan menos pruebas diagnósticas, menos procedimientos invasivos y, en definitiva, se las estudie menos -ha continuado Fernández-Golfín-. El resultado es que se las atiende más tarde y aumenta la probabilidad de que vaya peor la evolución”.

"Mueren más mujeres que hombres por enfermedad cardiovascular y el porcentaje de estas patologías es mayor en ellas” (Fernández-Golfín)

En donde hombres y mujeres se igualan cada vez más es en la adopción de esos malos hábitos que nos ponen en el disparadero de la enfermedad cardiovascular. Pero cambiar el estilo de vida, ha señalado David Baulenas, “es sumamente difícil, y también lo es conseguir que los pacientes mantengan la adherencia al tratamiento. Tenemos un arsenal terapéutico muy potente, pero los pacientes terminan cansándose. Si a eso le sumamos el factor de envejecimiento de la población, con una muy larga esperanza de vida, ya tenemos las claves de por qué seguimos con esas cifras de morbimortalidad”.

En la misma línea, Fernández-Golfín ha insistido en que “llegamos tarde a la prevención y, una vez que se ha producido el evento coronario, no es sencillo que el paciente acepte vivir de una manera más saludable; lo puedes conseguir los primeros años, pero mantenerlo a largo plazo es realmente difícil”. Es cierto que los mensajes preventivos, han coincidido los expertos, se están lanzando continuamente: alimentación, ejercicio físico, eliminación de sustancias tóxicas… “Pero lo ideal sería que se fueran grabando en la conciencia desde la infancia y que haya una cooperación entre familias, colegios y administraciones”.

placeholder Covadonga Fernandez-Golfín, jefa de la Sección de Imagen Cardiovascular en el Hospital Ramón y Cajal.
Covadonga Fernandez-Golfín, jefa de la Sección de Imagen Cardiovascular en el Hospital Ramón y Cajal.

Sumándole un factor más, la longevidad de nuestra sociedad, aun siendo una excelente noticia, supone también un enorme desafío. A él se ha referido el doctor Freixa al advertir que “vamos a tener una enorme cantidad de pacientes coronarios. Hay que pensar que los avances han permitido que mejore un 50% el pronóstico de las personas que han sufrido un infarto; si a eso se suma que los factores de riesgo no dejan de aumentar, y que la población vive cada vez más años, el futuro asistencial puede complicarse”. Desde esta perspectiva, el experto propone “intentar un abordaje más territorial y holístico, en el que haya una mayor sincronización entre todos los agentes. La idea es fomentar la coordinación, que no haya una atención fragmentada y se pueda atender al paciente con una medicina homogénea y estandarizada”.

"Si una persona se especializa en un campo muy difícil, los resultados serán mejores que los de aquellos más generalistas” (Pérez-Villacastín)

Esos nuevos abordajes y diferentes modelos de gestión se han puesto sobre la mesa. Y, frente a la base de la pirámide -en la que se encuentran todas las personas con algún tipo de problema cardiovascular-, ha surgido la figura del paciente complejo y del cardiólogo ‘superespecializado’. En este sentido, el doctor Pérez-Villacastín ha explicado que, en la actualidad, sabemos que “si una persona se especializa en un campo muy difícil, los resultados serán mejores que los de alguien que se dedica de forma general a todo”.

Surgiría así el concepto de trabajo en redes, necesarias para transmitir el conocimiento. De esa forma, en la base habrá un gran nivel, y en la punta esa superespecialización, “que debe estar al alcance de cualquier persona, para que haya equidad”, ha subrayado el presidente de la SEC.

La tecnología, la gran aliada

Tanto en la superespecialización como en todos y cada uno de los campos de trabajo de la cardiología, los avances tecnológicos están suponiendo un antes y un después. “Ha sido un cambio radical, sobre todo en los últimos 20 años”, corrobora la doctora Fernández-Golfín. Como especialista en el campo del diagnóstico por imagen, recuerda que, hasta no hace tanto, “solo contábamos con una técnica de imagen no invasiva, el ecocardiograma; hoy tenemos otras modalidades, como la resonancia magnética o la tomografía computerizada. Asimismo, ahora somos capaces de ofrecer diagnósticos muchísimo más precisos, de forma que podemos incluso adelantarnos a la enfermedad”. Eso no debe significar, advierten los expertos, que haga falta “ofrecer todas las técnicas a todos los enfermos. Se trata de decidir qué hacer a quién, de identificar quién se va a beneficiar de un procedimiento o de otro”.

Pero, en el campo de la innovación, David Baulenas ha introducido una nueva variante: “No creo que haya que limitarse a la tecnología. Hemos hablado de los distintos problemas que favorecen la enfermedad cardiovascular, y la solución a estos problemas pasa por la innovación organizativa y de procesos”. Sin dudar de la importancia de la tecnología, subraya, “se trata de dar respuesta a una medicina fragmentada, a una disrupción de especialidades”.

placeholder David Baulenas, director corporativo Asistencial de Calidad e Innovación del Grupo Vithas.
David Baulenas, director corporativo Asistencial de Calidad e Innovación del Grupo Vithas.

Es aquí donde, una vez más, hay que mirar a la pirámide del paciente cardiovascular. El gran volumen es atendido por el cardiólogo clínico; de ahí surgen patologías que las atenderá el electrofisiólogo o el hemodinamista; habrá después otros, menos, que acaben en cirugía. “Se trata de que el sistema no esté fragmentado, de que no se vea al paciente desde cada uno de los escalones, sino de tener una mirada global”. En relación con este mismo aspecto, el doctor Pérez-Villacastín ha coincidido en que “una buena gestión organizativa es fundamental para la mejora de la sanidad y de la asistencia sanitaria. La mala cultura organizativa es probablemente lo que más influye en la asistencia, pero también lo más difícil de cambiar”.

La tendencia, no obstante, es favorable. Se va apostando por la integración en redes y, como ha destacado el doctor Freixa, “por la búsqueda de alianzas con profesionales, médicos de familia, atención primaria… Hemos de poner al paciente en el centro de forma que los grupos, tanto públicos como privados, compartan información”.

Entre los objetivos, la simplificación de la asistencia. Evitar el rosario de visitas y, siempre que se pueda, “ofrecer una visión de conjunto -ha propuesto David Baulenas-. De un comité clínico, englobado por cardiólogos, hemodinamistas, cirujanos, especialistas en imagen…, surgen decisiones compartidas. Esta es la apuesta del Instituto Cardiovascular Vithas, un modelo asistencial que aporta al paciente el valor del equipo, además de la investigación traslacional y la docencia".

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Julián Pérez-Villacastín, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

Investigar y formar

En el debate ha surgido también el papel de la investigación y la formación. Todos queremos que nuestro cardiólogo esté al día de los últimos avances, y si, además, participa en proyectos de investigación, mejor que mejor. El problema es el tiempo, han expuesto los participantes en el encuentro. “Hay tanta patología y demanda asistencial que las agendas están pensadas para atender un número determinado de pacientes -se ha lamentado el doctor Freixa-. El tiempo que le dedicamos a los pacientes es incompatible con el que necesitamos para crecer, ver ideas, poner en marcha estudios y procesos”.

Por ello, la doctora Fernández-Golfín ha insistido en la importancia de la profesionalización. “Todo lo que mejoremos en los procesos organizativos redundará en una mejor gestión del proceso del paciente y en que se pueda dedicar este tiempo a docencia e investigación”.

Finalmente, se ha apuntado que se ha roto la inercia de que la investigación solo se llevaba a cabo en el sector público. Ahora, ha concluido Baulenas, las privadas han entrado con muchas ganas. Vithas, por ejemplo, ha abierto tres unidades de ensayos clínicos. Se están fomentando las colaboraciones públicas y privadas, lo que anima al sector”.

En nuestro país hay más de 10 millones de personas con enfermedades y patologías relacionadas con el corazón. Y diferentes estudios estiman que entre un 10 y un 30% de la morbimortalidad (mortalidad causada por una enfermedad) en España se produce como consecuencia directa o indirecta de alguna de estas patologías, siendo las principal causa de muerte.

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