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Por qué siempre terminamos desayunando lo mismo (y no, no es por placer)
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Por qué siempre terminamos desayunando lo mismo (y no, no es por placer)

Un nuevo estudio analiza los factores biológicos y psicológicos sobre por qué siempre acabamos repitiendo nuestro menú en la primera comida del día

Foto: ¿Un desayuno tan completo como este? (iStock)
¿Un desayuno tan completo como este? (iStock)

Dicen de él que es la comida más importante del día pero, sin embargo, también suele ser la más socorrida. ¿Acaso te levantas por la mañana sin saber qué es lo que desayunarás al día siguiente? Algunos tendrán la suerte de poder hacerlo con la tranquilidad de no tener que acudir a sus puestos de trabajo, ya sea porque tengan un horario vespertino, y entonces podrán disfrutar con mayor tranquilidad de la primera comida del día. Pero, en general, nuestras decisiones sobre lo que desayunamos suelen ser automáticas, basadas más en la utilidad que en la improvisación.

Así lo reconoce un nuevo estudio publicado en la revista 'Appetite' realizado en ciudadanos estadounidenses y franceses, el cual demostró que la mayoría de las personas se decantan por alimentos que despierten al cerebro (como la cafeína) y al cuerpo (ricos en calorías) tras una noche de descanso. Además, tanto el cuerpo como la mente parecen acostumbrarse, pues en cuanto damos con uno que nos sacia y nos gusta, tendemos a mantenerlo de manera indefinida. Esto contrasta con las sensaciones antes de comer o cenar, donde sí solemos comernos más la cabeza a la hora de decidir qué llevarnos a la boca.

A la hora de elegir qué comer, lo hacemos por un sentido utilitario, como cuando seguimos una dieta, y por otro, uno hedónico, por placer

¿A qué se debe esta rutina alimenticia compulsiva en nuestros desayunos? Los autores del estudio sugieren que tenemos una serie de impulsores psicológicos, biológicos y culturales que influyen en esta clase de decisiones y que, junto a la cantidad de hambre que sintamos, van marcando nuestras necesidades alimenticias diarias. Y ello redunda en nuestro ritmo circadiano, el cual rige nuestras necesidades de alimento, descanso y actividad.

Variedad en todo (menos en el desayuno)

"Soy francés, y como tal, busco la variedad en mis comidas", asegura Romain Cadairo, profesor de la Universidad Erasmo de Rotterdam, ubicada en los Países Bajos, y principal autor del estudio. Por ello, se preguntó por qué en el desayuno siempre optaba por una taza de café y una tostada. Él y su equipo de investigación asociaba que nuestros horarios de alimentación así como lo que comemos influían de forma determinante en el tamaño y la variedad de los alimentos que ingeríamos, pero en este nuevo estudio añadieron el factor psicológico. ¿Por qué tendemos siempre a desayunar lo mismo o parecido?

El factor que más se asocia a esta redundancia constante del desayuno es a las prisas por tener que ir a trabajar

A la hora de realizar el estudio, se basaron en estudios previos que dividían en dos objetivos la elección de nuestras comidas. Por un lado, hay un sentido utilitario, como por ejemplo cuando comemos sin hambre o bajo un propósito claro como seguir una dieta, y por otro, el hedónico, en el cual nos dejamos llevar por el placer para dar rienda suelta a nuestro apetito. Luego, los autores encuestaron a 1.275 estadounidenses y 2.624 franceses para recoger qué es lo que solían ingerir en las distintas comidas del día, según recogió 'Live Science'.

De este modo, descubrieron que el 68% de los participantes de Estados Unidos desayunaban lo mismo al menos dos veces por semana, y los franceses, por su parte, lo hacían con una frecuencia mucho mayor: un 73%. En comparación con otras comidas, como la cena, el porcentaje era mucho más bajo: solo un 9% de los encuestados repetían una cena a lo largo de una semana.

Foto: Errores que es mejor evitar en el desayuno para adelgazar a partir de los 50 (Fuente: iStock)

El factor que más asocian a esta redundancia constante del desayuno es, principalmente, a las prisas por tener que ir a trabajar. "Las prácticas laborales capitalistas suelen dar mucho menos tiempo para seleccionar, preparar y consumir el desayuno en detrimento de sus comidas o cenas", concluyeron los investigadores. ¿Acaso alguien se imagina levantarse y bajar al supermercado sin llevarse todavía un solo bocado a la boca o un sorbo a su taza de café?

Algunas conclusiones

Por otro lado, también hay factores biológicos y de rutina: las personas tienden a estar en un estado más de alerta al comienzo del día, por lo que "quedan satisfechas con una elección alimenticia en la que no tienen que pensar demasiado". Pero más tarde, "cuando esos niveles de energía decaen, pueden desear una comida más estimulante para el almuerzo o la cena". Y, por supuesto, el aspecto psicológico de decantarse por lo más útil: "somos más propensos en ese momento del día a tener un objetivo y tomar decisiones prácticas".

Aquí habría que hacer una puntualización: los fines de semana. Cuando no hay que acudir a tu puesto de trabajo, el desayuno se percibe como más placentero y generalmente se introduce más variedad en el menú, algo que pudieron comprobar los investigadores en el estudio. ¿La recomendación final? Aunque día a día te dé más pereza pensar en qué quieres desayunar, sí que puedes incluir pequeñas variaciones, como decantarte por una pieza de fruta distinta cada día o por una mermelada diferente en la tostada. Esto, aunque parezca una tontería, puede hacerte más placentero ese momento breve y, con ello, empezar mejor el día.

Dicen de él que es la comida más importante del día pero, sin embargo, también suele ser la más socorrida. ¿Acaso te levantas por la mañana sin saber qué es lo que desayunarás al día siguiente? Algunos tendrán la suerte de poder hacerlo con la tranquilidad de no tener que acudir a sus puestos de trabajo, ya sea porque tengan un horario vespertino, y entonces podrán disfrutar con mayor tranquilidad de la primera comida del día. Pero, en general, nuestras decisiones sobre lo que desayunamos suelen ser automáticas, basadas más en la utilidad que en la improvisación.

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