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Por si hay alguien ahí fuera: la historia de los mensajes que hemos ido enviando al espacio
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¿vendrán en son de paz?

Por si hay alguien ahí fuera: la historia de los mensajes que hemos ido enviando al espacio

Sin saber si son peligrosos o no, nos lanzamos a la aventura hace años y llevamos tiempo enviando mensajes a hipotéticos aliens, con la idea de que nos descubran

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¿Dónde están? Esa fue la pregunta que irremediablemente surgió durante una comida de colegas en el Laboratorio Nacional de los Álamos, en los años 50. Según parece, Enrico Fermi realizó una serie de cálculos para estimar la prevalencia de tecnología similar a la humana en el Universo. Basándose en estos cálculos, llegó a la conclusión de que la Tierra ya debería haber sido visitada por extraterrestres. Algo que reafirmó Frank Drake (presidente del instituto SETI) unos años después, con la ecuación que lleva su nombre, intentando estimar la cantidad de civilizaciones en la Via Láctea susceptibles de poseer emisiones de radio detectables.

Desde que alzamos la cabeza al cielo por primera vez, los seres humanos nos preguntamos si había algo ahí arriba observándonos. Fue una pregunta lógica para cualquier civilización con cierto conocimiento astronómico, y podría contestar la cuestión más relevante para nosotros: por qué estamos aquí. ¿Hay más seres vivos y presumiblemente inteligentes que podrían ayudarnos a comprender mejor nuestro papel en el Universo? Por un lado, en lo infinito del mismo, parece bastante fácil asumir que tiene que haber otros como nosotros. Sin embargo, en la práctica, la paradoja de Fermi intenta responder a la cuestión más importante de nuestra vida al no haber conseguido, por el momento, contactar con nadie.

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Algunas de las soluciones potenciales a la paradoja son que quizá nos observan sin que lo sepamos, que estamos demasiado lejos para que puedan escucharnos, que somos los primeros (o no coincidimos en el tiempo con ellos) o la peor de todas: no son amigables sino increíblemente peligrosos y tratar de contactar con ellos es un absoluto error. Lo que no quita que sigamos intentándolo. Con suerte les parecemos irrelevantes.

Aunque tan solo llevamos unos 100 años hemos enviado cosas suficientemente interesantes para que se hagan una idea de cómo somos

Porque, aunque tan solo llevamos unos 100 años y quizá aún es pronto para que nos contesten, hemos enviado cosas suficientemente interesantes para que, por lo menos, se hagan una idea de cómo somos.

La placa de la Pioneer

Las sondas Pioneer 10 y 11, lanzada en 1972 y 1973 respectivamente, fueron las primeras en llegar a Júpiter (su principal objetivo), y su intención es que si alguien fuera de nuestro mundo pudiese acceder a su contenido se haría una imagen bastante precisa sobre nosotros. Es un mensaje visual colocado en un par de planchas metálicas. En ellas aparecen dos dibujos de un hombre y una mujer basados en las obras de Leonardo da Vinci y otras esculturas griegas, un haz de líneas que parten de un mismo punto que hace referencia al Sol, las líneas por su parte indican la dirección de los dos púlsares más significativos cercanos a nuestro sistema solar, y en cada uno, en sistema de numeración binario, su secuencia de pulso. Es una manera de explicar nuestra dirección que una civilización solo tecnológicamente avanzada podría interpretar.

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El esquema situado en la parte superior izquierda de la placa (por cuestiones de edición aquí no se ve) representa una inversión en la dirección de spin del electrón, en un átomo de hidrógeno. En la parte inferior se representa un esquema del sistema solar, con los planetas ordenados según su distancia al Sol y con una indicación de la ruta inicial de las sondas Pioneer.

Surgieron algunas polémicas: ¿de qué raza son los dibujos? ¿Por qué se le dio al hombre el 'privilegio' de salir saludando a los aliens? ¿Debían representarse los genitales o no?

Sorprendentemente, se produjeron algunas polémicas con las dos figuras: ¿cómo podían representarse para hacer una imagen fiel de las distintas razas? ¿Por qué se le dio al hombre el 'privilegio' de salir saludando? ¿Debían representarse los genitales o no? Cuestiones que, quizá, a los aliens les importen un poco menos que a nosotros.

El disco de oro de las Voyager

'The Sound of Earth'. El disco de oro de las Voyager es lo que promete: dos discos fonográficos de cobre bañado en oro que acompañan en esta ocasión a las sondas espaciales Voyager, lanzadas en 1977. El único inconveniente es que nosotros no podremos conocer si reciben respuesta, pues tardarán 40.000 años en alcanzar las proximidades de la estrella más cercana a nuestro sistema solar.

Nosotros no podremos conocer si reciben respuesta, pues tardarán 40.000 años en alcanzar las proximidades de la estrella más cercana a nuestro sistema solar

Los discos contienen sonidos e imágenes que retratan la diversidad y la cultura de la Tierra, diseñados con el objetivo de dar a conocer la existencia de vida en nuestro planeta para una civilización extraterrestre inteligente que tenga la capacidad de descifrarnos. Hay muchísimos saludos en diferentes lenguas (está hasta el acadio), en español concretamente dicen: "Hola, saludos a todos" (en otros idiomas se lo han currado un poco más). También hay música diferente, desde Bach a Mozart, pasando por Louis Armstrong, por si los extraterrestres son melómanos.

El contenido fue seleccionado por la NASA y por un comité presidido por Carl Sagan (que también participó en las placas de Pioneer) de la Universidad Cornell. En 2008 se llevó a cabo un experimento parecido, como el de la sonda Phoenix que se posó en Marte aquel año y que dejaba un mensaje de ánimo para futuros colonizadores humanos del planeta: "No sé por qué estáis ahí, pero me alegra mucho y me gustaría poder estar ahí también con vosotros".

Mensaje de Arecibo

Se trata de un mensaje de radio enviado al espacio desde el radiotelescopio de Arecibo, en 1974, hacia un cúmulo de estrellas. Contiene información sobre la situación del sistema solar, la Tierra y los seres humanos (fue diseñado por Frank Drake y Carl Sagan). También tiene que desentrañarse. Tardará más de 25 milenios en llegar a su destino y una hipotética respuesta tardaría lo mismo, así que es más una demostración de logros técnicos que un verdadero intento de entablar conversación con extraterrestres.

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Curiosamente, en 2001 apareció en un campo de trigo contiguo al radiotelescopio de Chilbolton (en Reino Unido) un círculo compuesto a manera de contestación al mensaje. Los ufólogos creen que habría sido escrito por extraterrestres, pero el consenso general es que fue producido por artistas anónimos (posiblemente personal científico que trabaja en el radiotelescopio).

Tardará más de 25 milenios en llegar a su destino y una hipotética respuesta tardaría lo mismo

Son los más famosos, pero no los únicos. En 2018, por ejemplo, METI envió un mensaje a la estrella GJ 273, a 12 años luz de nuestro planeta, con información sobre matemáticas, aritmética, geometría, trigonometría, un tutorial sobre relojes (para saber si tienen un concepto sobre el tiempo parecido al nuestro) y 33 piezas de música. El año pasado, la NASA señaló que su nave Lucy llevaría un saludo a Júpiter para los humanos que en el futuro viajaran al planeta.

Lo de lanzar mensajes a diestro y siniestro por el espacio sigue siendo causa de polémica, pues hemos visto demasiadas películas para creer que todas las civilizaciones extraterrestres pueden venir en son de paz, teniendo en cuenta que en nuestro propio planeta la colonización de tierras ha sido algo bastante frecuente. Podríamos extrapolar eso al Universo, y pensar que nos encontramos en un océano lleno de tiburones en el que no somos más que peces pequeñitos, dispuestos a que nos devoren. Sea como fuere, siendo muy optimistas todavía quedan miles de años para que algún extraterrestre capte nuestros mensajes, por lo que serán los que vengan después de nosotros los que tengan que preocuparse por las posibles invasiones.

¿Dónde están? Esa fue la pregunta que irremediablemente surgió durante una comida de colegas en el Laboratorio Nacional de los Álamos, en los años 50. Según parece, Enrico Fermi realizó una serie de cálculos para estimar la prevalencia de tecnología similar a la humana en el Universo. Basándose en estos cálculos, llegó a la conclusión de que la Tierra ya debería haber sido visitada por extraterrestres. Algo que reafirmó Frank Drake (presidente del instituto SETI) unos años después, con la ecuación que lleva su nombre, intentando estimar la cantidad de civilizaciones en la Via Láctea susceptibles de poseer emisiones de radio detectables.

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