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Anne Bonny y Mary Read: la historia de las piratas más temidas del siglo XVIII
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Anne Bonny y Mary Read: la historia de las piratas más temidas del siglo XVIII

En noviembre de 1720, dos mujeres llamadas Anne Bonny y Mary Read fueron a juicio en la localidad jamaicana de Spanish Town, acusadas de piratería. Dos de sus víctimas sobrevivientes habían relatado ataques desgarradores de aquellas piratas

Foto: Fuente: Wikipedia
Fuente: Wikipedia

La historia silenciada de tantas mujeres no es, a veces, un simple silencio, sino una suma de ruidos ficticios que han supuesto una forma de conciencia colectiva que no puede dejar de relacionar, por ejemplo, el mundo pirata como propiamente masculino. Sin embargo, ellas también han estado siempre entre las olas, al acecho. Ni sirenas ni criaturas celestiales, manos feroces que trataban de sobrevivir a puñetazos: desde la reina persa Artemisia I de Halicarnaso, que se enfrentó a los griegos en el 480 a. C. hasta Cheng I Sao, pirata china que dirigió una flota 60 veces más grande que la del infame Blackbeard y puso de rodillas al gobierno chino a principios del siglo XIX.

También Jeanne de Clisson, quien en el siglo XIV se hizo con barcos franceses y se asentó en el mar después de que el rey ejecutara a su marido, o la pirata estadounidense Rachel Wall, que saqueó decenas de barcos junto a su marido a finales del siglo XVIII. Como explica Sarah Durn en 'Atlas Obscura', estas mujeres “hacían casi todo lo que hacían los piratas masculinos, desde luchar hasta limpiar las cubiertas y, a veces, lo hacían mejor”.

En noviembre de 1720, dos mujeres llamadas Anne Bonny y Mary Read fueron a juicio en la localidad jamaicana de Spanish Town, acusadas de piratería. Dos de sus víctimas sobrevivientes, Dorothy Thomas y Thomas Spenlow, había relatado ataques desgarradores en los que aquellas piratas les dispararon, golpearon, maldijeron e incluso lucharon con la camisa abierta, dejando al descubierto sus pechos.

placeholder Representación de un asalto de Mary Read. Fuente: Wikipedia
Representación de un asalto de Mary Read. Fuente: Wikipedia

En el Caribe, el contexto pirata estuvo enmarcado entre 1650 y 1730. La construcción del mundo moderno despuntaba del fuego de las hogueras donde miles de mujeres eran asesinadas, acusadas de una existencia no dictaminada. Mientras unas eran obligadas a mostrar sus pechos antes de morir, algunas los mostraban para no morir, y otras para reiterar la fortaleza que les venía arrebatada. Un gesto ante el desafío del control sobre sus cuerpos.

Sirvientas, prostitutas, marineras o piratas

"La mayoría de las mujeres se convirtieron en piratas como medio de supervivencia. Si podías hacer otra cosa, normalmente no te convertías en pirata. Pero una parte de la sociedad siempre ha prescrito estrictamente lo que las mujeres pueden y no pueden ser. Y si sus opciones entonces eran vender su cuerpo como prostituta o navegar el mar como pirata, muchas de estas mujeres eligieron la piratería porque al menos tenían el control de sus propios cuerpos y podían ganarse la vida de esa manera", explica a 'Atlas Obscura' Laura Sook Duncombe, autora de 'Pirate Women: The Princesses, Prostitutes, and Privateers Who Ruled the Seven Seas'.

Las tripulaciones piratas, asegura Sook, se integraron racialmente antes que las armadas: "Eran mucho más tolerantes que la sociedad en general porque ya estaban infringiendo la ley con solo existir". No obstante, aquella línea disuasoria que situaba a las comunidades piratas fuera de las normas no era más que una línea: muchas tripulaciones no permitían que las mujeres pudieran acceder a ellas porque, entre otras cuestiones, seguían creyendo que el cuerpo femenino era un mal augurio.

placeholder Fuente: Wikipedia
Fuente: Wikipedia

Pese a las trabas, sostiene Karen Abott en 'Smithsonian', un sorprendente número de mujeres se aventuró al mar: como sirvientas, prostitutas, lavanderas, cocineras y, aunque con menor frecuencia, como marineras, oficiales navales, comerciantes balleneras o piratas. "La propia Anne probablemente se inspiró en una mujer irlandesa del siglo XVI llamada Grace O'Malley, cuyo rostro feroz (afirmó que tenía cicatrices en la cara después del ataque de un águila) se hizo famoso en la costa de la Isla Esmeralda".

Las piratas no vestían falda

La mayoría de registros que existen sobre mujeres piratas dicen que actuaban de la manera que lo hacían los hombres, con la ropa que vestían los hombres. Algunos historiadores e historiadoras consideran que podría tratarse de una forma de pasar desapercibidas, mientras que otros aseguran que no lo hacían porque se estuvieran escondiendo, sino porque simplemente hacían lo mismo que ellos. Esto es, la hipersexualización como silencio que sostiene Sook: "A menudo, si creen que las mujeres piratas existieron, piensan que fueron muy sexys y que usaban corpiño, que vivían y luchaban en tacones y maquilladas".

placeholder Anne Bonny representada en una edición de su historia en cómic. Fuente: Public Domain Super Heroes
Anne Bonny representada en una edición de su historia en cómic. Fuente: Public Domain Super Heroes

Este mismo ha sido el caso de Anne Bonny y Mary Read, dos piratas cuyas historias se suelen explicar en una. Para empezar, buena parte de sus existencias previas a sus vidas como piratas es un misterio. El único relato sobre el pasado de ambas se encuentra en el libro del capitán Charles Johnson 'A General History of the Robberies and Murders of the Most Notorious Pyrates', una colección de biografías de piratas publicada en 1724. Sin embargo, como señala Rebecca Simon, historiadora especializada en piratería moderna temprana, en el portal de 'History Extra', dicho libro es en gran parte ficción.

Mientras Johnson presenta similitudes en los orígenes de ambas, la documentación histórica sobreviviente ofrece información contradictoria. Así, cuando Johnson afirma que Mary se unió a la tripulación de John Rackham disfrazada de hombre, una proclamación emitida por Woodes Rogers, gobernador de las Bahamas, pide el arresto de Rackham junto con "dos mujeres, de nombre Ann Fulford alias Bonny y Mary Read". Esto significa que Anne pudo haber llegado a las Bahamas con un nombre falso, y que se sabía que Mary era una mujer cuando subió a bordo con la tripulación de Rackham.

Dos historias que se entrelazan

Mark Cartwright, recoge en el portal de 'World History Encyclopedia' fuentes que sitúan el nacimiento de Mary Read en Plymouth en la última década de 1600. También en la misma década habría nacido Anne Bonny. Mientras esta última nació fruto de una aventura entre el abogado William Cormac y la criada de la familia de este, Mary Brennan. Read nació en Plymouth, fruto de una relación en secreto que obligó a su madre a marcharse para criarla lejos.

Por su parte, para evitar el escándalo que suponía el nacimiento de su hija Anne, Cormac la vistió de niño y la presentó como hijo de un pariente confiado a su cuidado. Cuando se descubrió el verdadero género y la paternidad de Anne, William, Mary y su hijo emigraron a lo que ahora es Charleston, Carolina del Sur. Allí Anne vivió en soledad la muerte de su madre en 1711. Poco después, unos informes de la época detallan su "temperamento feroz". Había matado a golpes a un hombre que intentó violarla.

placeholder Litografía de Anne Bonny publicada en 1888. Fuente: Wikipedia
Litografía de Anne Bonny publicada en 1888. Fuente: Wikipedia

Ambas estuvieron previamente casadas y pasaron por el ejército antes de conocerse. Dos historias que se entrelazan por separado en el misterio para culminar en la unión, literalmente, de ambas.

"Nadie luchó más que ellas"

"A pesar de la confusión que rodea los orígenes de las mujeres, sus posteriores carreras como piratas son bien conocidas gracias a la publicación de un libro de 1721, 'The Tryals of Captain John Rackam and other Pirates'. Según el relato, Rackham y su tripulación navegaron desde finales de agosto hasta finales de octubre de 1720 a bordo de un barco capturado al que llamó Revenge, y su primer ataque tuvo lugar el 3 de septiembre, cuando capturaron siete barcos de pesca frente a la costa de Harbour Island en las Bahamas. Golpearon con fuerza bruta, pero ninguno luchó más duro que Anne y Mary, y se llevaron artículos de pesca por valor de 10 libras esterlinas en moneda jamaicana", indica Simón.

Según las distintas versiones de la historia, Read se unió a la tripulación de Rackham tras la captura del barco en el que navegaba, y fue después de meses a bordo cuando conoció a Bonny. Según otros relatos, Read y Bonny se conocieron antes, en la isla de Providence.

placeholder Litografía de Mary Read publicada en 1888. Fuente: Wikipedia
Litografía de Mary Read publicada en 1888. Fuente: Wikipedia

Según la Historia General, Bonny intentó seducir a Read. Defoe/Johnson expresa con claridad que ambas mujeres se vestían como hombres todo el tiempo y que Bonny pensaba que Read era un chico guapo. En algún momento, Read le revela a Bonny que es mujer y, para evitar los celos de Rackman por la "amistad" de las dos mujeres, también se lo reveló a él. El resto de la tripulación, aunque de forma bastante improbable, no conocía el sexo de sus dos compañeras.

Amigas y amantes

Sin embargo, la mayor parte del tiempo Anne vivió como una mujer, actuando como la amante y ayudante de Rackam, pero durante los compromisos con otros barcos vestía el atuendo de un hombre: túnica holgada y pantalones anchos y cortos; una espada enganchada a su costado y un par de pistolas metidas en una faja; una pequeña gorra sobre una mata de pelo oscuro.

"El hecho de que ambas estuvieran en el mismo barco las ha convertido en amantes. Lo primero que la mentalidad social piensa cuando ve a dos mujeres juntas es: 'Claro, eran lesbianas sexys'"

La idea de que ambas llegaran a mantener una relación en mitad de un contexto tan masculinizado podría tener varias lecturas en el relato posterior en torno a ellas. Partiendo de que se desconoce si fue así, como indica Sook, "el hecho de que ambas estuvieran en el mismo barco las ha convertido en amantes. Lo primero que la mentalidad social piensa cuando ve a dos mujeres juntas es: "Claro, eran lesbianas sexys'". "No quiere decir que no lo fueran, quizás sí", pero la historia debe ir más allá de la mirada masculina que la ha escrito.

Novias o amigas, amigas o novias, su relación no duró demasiado: El gobernador de Jamaica, Nicholas Lawes, había oído hablar de las hazañas del grupo y encargó al famoso cazador de piratas, Jonathan Barnet, que atacara y capturara aquel barco. Barnet, un corsario de la Guerra de Sucesión española, conocía los lugares predilectos de muchos piratas en el área y logró obtener información de Dorothy Thomas, la mujer a la que Read y Bonny habían asaltado, sobre su paradero.

Un final trágico

Los alcanzó frente a la costa de Negril Bay (ahora conocida como Bloody Bay) y los esperó hasta que oscureció. Mientras tanto, Rackham y el resto de la tripulación celebraban su botín bebiendo todo el vino robado. Solo Anne y Mary advirtieron a los hombres que estuvieran atentos. Cuando llegaron al barco, todos los hombres trataron de huir, mientras Anne y Mary permanecieron a sabiendas de su destino.

placeholder Recreación de un asalto de Anne Bonny. Fuente: Wikipedia
Recreación de un asalto de Anne Bonny. Fuente: Wikipedia

Las sentencias no se llevaron a cabo porque ambas estaban embarazadas en ese momento y las leyes prohibían matar a un niño por nacer. Finalmente, Mary murió en una prisión de Jamaica, pero se desconoce el destino de Anne, aunque algunas pruebas apuntan a su posible matrimonio con un comisionado de Jamaica, con quien tuvo ocho hijos.

A lo largo de los últimos siglos, las piratas siguen siendo personajes secundarios, su existencia aún se mantiene tras el relato masculino. Una novela titulada ‘Fanny Campbell, la capitana pirata’ fue un éxito en Estados Unidos a mediados del siglo XIX, tanto que a veces se supone que es una pirata histórica real. A pesar de ello, a pesar del cine, la literatura y la historia misma, descubrir el pasado de las capitanas sigue siendo una lucha pendiente.

La historia silenciada de tantas mujeres no es, a veces, un simple silencio, sino una suma de ruidos ficticios que han supuesto una forma de conciencia colectiva que no puede dejar de relacionar, por ejemplo, el mundo pirata como propiamente masculino. Sin embargo, ellas también han estado siempre entre las olas, al acecho. Ni sirenas ni criaturas celestiales, manos feroces que trataban de sobrevivir a puñetazos: desde la reina persa Artemisia I de Halicarnaso, que se enfrentó a los griegos en el 480 a. C. hasta Cheng I Sao, pirata china que dirigió una flota 60 veces más grande que la del infame Blackbeard y puso de rodillas al gobierno chino a principios del siglo XIX.

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