Es noticia
Detrás de 'Mujercitas': la infancia de Louisa May Alcott en una comuna vegetariana
  1. Alma, Corazón, Vida
'Fruitlands'

Detrás de 'Mujercitas': la infancia de Louisa May Alcott en una comuna vegetariana

Vivir en la naturaleza, alimentarse de vegetales y frutas, respetar la vida de los animales y alejarse de desarrollismo capitalista eran los principios de aquel colectivo

Foto: Fuente: Wikipedia. Elaboración propia.
Fuente: Wikipedia. Elaboración propia.

"Se publicó mi libro ('Flower Fables', diciembre de 1854) y la gente empezó a pensar que la trastornada Louisa valdría algo después de todo, ya que podía hacerlo bien tanto de empleada doméstica como de maestra, costurera y hasta de narradora. Quizás sí que pueda", escribió Louisa May Alcott en su diario algún día de abril de 1855. La autora de 'Mujercitas' tenía entonces 23 años y su nombre aún no había atravesado la historia del siglo y la sociedad en la que nació, pero ella ya trascendía la palabra y sabía que aquel contexto necesitaba otra narrativa.

Llevaba más de dos décadas creciendo como una chica en la Nueva Inglaterra del siglo XIX cuando salía de casa, y en un espacio crítico con aquel entorno que la oprimía cuando volvía al hogar. Nacida en Germantown, Pensilvania, en 1832, era hija de la trabajadora social, activista y sufragista Abby May y del pedagogo, escritor y filósofo miembro del movimiento de los trascendentalistas Amos Bronson Alcott. Louisa May Scott y a sus tres hermanas se criaron así bajo el cobijo de un ambiente librepensador y progresista que les mostraban el ejemplo de la lucha revolucionaria como búsqueda de un futuro más libre.

Foto: Fuente: Wikipedia

La idea de "civilización" había quedado anclada al imaginario social como un desarrollo de antojos que, para hacerse posible, se desprendía de la tierra y de lo común. A la sociedad se le había enseñado a creer en ello a partir de la narrativa del miedo y la ilusión que huye de él. Detener aquel modelo y devolver a los seres humanos el acercamiento a la naturaleza en busca de lo que podríamos calificar como una "vida más pura" constituyó una parte importante de la cultura y de la literatura estadounidense del siglo XIX.

El ideal de 'Fruitlands'

Muchos son los ejemplos: Walden de Thoreau, pero pocos sabrán que May y Scott son apellidos fuertemente vinculados a aquella resistencia. La primera organización vegetariana estadounidense, la American Vegetarian Society (AVS), fue fundada en 1850 por William A. Alcott, un médico pariente de la escritora, escribe Lisa Bramen en la revista 'Smithsonian', pero eso no es todo: En 1834, su padre creó una escuela bajo la premisa controvertida en la época del alumnado y profesorado mixto. La propuesta pronto se desintegró porque sus métodos de enseñanza se distanciaban de los normativos y por su visión crítica hacia la religión. El cierre definitivo sucedió después de que Bronson se nagara a echar del centro a un estudiante negro mientras los padres blancos protestaban alegando todos los motivos racistas que sostenían el país. Al final, muchos retiraron a sus hijos, y sin apenas alumnos, tuvo que dejar el proyecto.

placeholder Entrada a 'Fruitlands'. Fuente: Wikipedia
Entrada a 'Fruitlands'. Fuente: Wikipedia

La pequeña Louisa no solo contemplaba el espejo que resultaban su madre y su padre, sino que formó siempre parte de los esquemas reformadores, iconoclastas y trascendentalistas. Aprendió de ellos pero también de Ralph Waldo Emerson y de Henry David Thoreau, amigos de la familia. Una suerte de comprensión librepensadora, con ideales democráticos y valores progresistas defensora de la lucha de las mujeres, en contra de la esclavitud y del consumismo cada vez más acelerado como forma de vida fácil.

En 1843, cuando Louisa tenía 11 años, su padre puso en práctica otro experimento social en favor de lo comunitario, un espacio en el que fuera posible llevar adelante aquellos ideales trascendentalistas que compartía con Thoreau o Emerson: vivir en la naturaleza, alimentarse de vegetales y frutas, respetar la vida de los animales y alejarse de desarrollismo capitalista. Una granja en Harvard a la que llamaron 'Fruitlands' fue el lugar de asentamiento de estos, sus familias y unas pocas decenas de personas que compartían aquellos principios acudieron a convivir en grupo antes de que los llamados contraculturales y los A Listers comenzaran a difundir el vegetarianismo por Estados Unidos.

placeholder Retrato de los padres de Louisa. Fuente: Wikipedia
Retrato de los padres de Louisa. Fuente: Wikipedia

La infancia en una comuna

Según apunta Joan Acocella en 'The New Yorker', practicaban el vegetarianismo de una forma curiosa, ya que solo comían verduras que crecían hacia arriba, nunca las que crecían hacia abajo, es decir, tubérculos como las patatas o las zanahorias. Por otra parte, asegura Acocella que "vestían solo de lino y usaban zapatos de lona, porque el algodón era el resultado del trabajo esclavo, la lana pertenecía a las ovejas y el cuero a la vaca".

La estancia de la familia Alcott-May en aquella comuna solo duró unos siete meses que quedaron para siempre reflejados en el diario de la pequeña Louisa que recuperó, 30 años después, en su obra 'Avena salvaje trascendental: un capítulo de un romance no escrito', un relato en el que narraba su experiencia ofreciendo su visión sobre los errores y los aciertos de 'Fruitlands'. De aquellos meses, Louisa heredó además una fascinación por las manzanas, y siempre estaba comiendo alguna mientras escribía en su habitación.

placeholder Fotografía de Louisa May Alcott. Fuente: Wikipedia
Fotografía de Louisa May Alcott. Fuente: Wikipedia

El mismo año en que cofundó Fruitlands, su padre fue arrestado por negarse a pagar el impuesto de capitación que apoyaba la guerra civil estadounidense y una nación que aceptaba la esclavitud. No fue a la cárcel, pero "el impacto de la acción de Alcott en Concord, Massachusetts, en la primera mitad del siglo XIX se ha sentido en todo el mundo y hasta el día de hoy. Porque esto sucedió tres años antes de que Thoreau, que era 18 años menor que Alcott, fuera a la cárcel por su desobediencia civil".

El cobijo de las mujeres

No obstante, en casa de Louisa fueron su madre y sus hermanas quienes sostuvieron económicamente a la familia. "Debido a la incapacidad del padre para mantener un trabajo fijo la familia Alcott vivió siempre en unas condiciones económicas inestables y de continuas mudanzas. Por ello, Louisa May empezó a trabajar muy joven, ya fuera como maestra, costurera, institutriz, criada o escritora", señalan en la web 'Louisa May Alcott's Orchard House'.

Ocasionalmente, el hombre organizaba conversaciones socrática, o sesiones de preguntas y respuestas con una audiencia interesada en aquello que exponía, y ocasionalmente se le pagaba por ello, pero en realidad casi siempre salían adelante gracias a Abba y a las cuatro hijas.

En esas circunstancias, Louisa se propuso vender muchos libros, alcanzar el sueño de una escritora exitosa para ayudar a su familia y valerse por sí misma. Mucho antes que 'Mujercitas' ocupara estantes en las librerías y bibliotecas, la escritura de Louisa May Scott ya poseía un carácter en los márgenes del cánon femenino de la época, cuyo halo ha cubierto su figura en el relato popular hasta la actualidad. "No es la mujercita que ustedes creían que era y su vida no fue un libro para niños", afirmó Harriet Reisen cuando escribió el guion de la película biográfica 'Louisa May Alcott: The Woman Behind 'Little Women', emitida por 'American Masters' en 2009.

placeholder Fuente: Wikipedia
Fuente: Wikipedia

Detrás de A. M. Barnard: el suspense

Al otro lado de las páginas que cuentan la vida de Jo, Beth, Amy, Meg y Margaret March hubo una narradora comprometida que prefería el ángulo "espeluznante" de la ficción: "los villanos, los fantasmas, los bandidos y las reinas desdeñosas", como dijo ella misma. Aquellos personajes que ya le atrapaban desde pequeña, cuando como las hermanas March, jugaba junto a sus hermanas a interpretar historias que inventaban.

Alcott comenzó siendo otra mujer detrás del pseudónimo:, y eligió A. M. Barnard. Con aquel nombre encaró una doble vida literaria que no fue descubierta hasta la década de 1940. Escribió una treintena de novelas de suspense que durante décadas no le fueron atribuidas. Sus personajes antes de la novela que hizo popularmente conocida abarcan desde asesinos y revolucionarios hasta travestis y adictos al opio, nada de contextos familiares y travesuras adolescentes.

'Mujercitas' llegó después y por encargo. En 1868, su editor le pidió una historia para jóvenes, el punto de partida ideal para una autobiografía de su pasado desde la conciencia del valor en el aprendizaje que posee la lectura. May Scott supo que debía contarse, como chica, como mujer de un siglo en el limbo, y contar las formas que había encontrado para sobrepasarlo. Así surgieron las historias sobre la vida de las hermanas March, que no tardaron en convertirse en un éxito de ventas.

placeholder Fuente: Wikipedia
Fuente: Wikipedia

A través de la escritura

Escrito en solo dos meses, durante los cuales la autora pasaba más de diez horas al día escribiendo a mano en su modesta casa de Nueva Inglaterra, la obra introduce a las generaciones más jóvenes el valor de la educación para las mujeres, la necesidad de la igualdad y la libertad de las personas. En las páginas de su diario escritas en mayo de 1868, Louisa contó que encaraba la novela a pedido de su editor, quien le encargó que escribiera una historia para niñas.

En 1854 había publicado una colección de cuentos de hadas, 'Flower Fables', pero también había escrito historias contra la esclavitud y un sinfín de textos feministas que preceden a 'Little Women', incluidos 'Moods' (1864) y 'Hospital Sketches' (1863), donde trasladó su experiencia como enfermera durante la Guerra Civil estadounidense. Louisa May Scott fue, además, la primera mujer en registrarse para votar en Concord, Connecticut.

placeholder Primeras páginas de la edición de 1868. Fuente: Wikipedia
Primeras páginas de la edición de 1868. Fuente: Wikipedia

Después del éxito siguió contando, estableciendo frase a frase un futuro resistente para personas como ellas, como Jo, como cualquiera que no encajara en la norma. Siguió luchando, por la sociedad y por los animales.

"Se publicó mi libro ('Flower Fables', diciembre de 1854) y la gente empezó a pensar que la trastornada Louisa valdría algo después de todo, ya que podía hacerlo bien tanto de empleada doméstica como de maestra, costurera y hasta de narradora. Quizás sí que pueda", escribió Louisa May Alcott en su diario algún día de abril de 1855. La autora de 'Mujercitas' tenía entonces 23 años y su nombre aún no había atravesado la historia del siglo y la sociedad en la que nació, pero ella ya trascendía la palabra y sabía que aquel contexto necesitaba otra narrativa.

Historia Literatura Mujeres influyentes Estilo de vida Estados Unidos (EEUU) Social
El redactor recomienda